Fundado en 1910

21 de mayo de 2024

Puede haber diferencia de 2-3 grados entre el centro y la periferia, suficientes como para descansar mejor

Puede haber una diferencia de varios grados entre el centro y la periferia de las ciudadesPaula Andrade

Así funciona el efecto «isla de calor» que nos impide dormir en verano

La temperatura puede amentar el mercurio de los núcleos urbanos entre uno y tres grados más que en la periferia

Podemos darnos cuenta al pasar de un pueblo a una ciudad, aunque estén a muy pocos kilómetros, o incluso al salir de un parque. Se trata del efecto «isla de calor», un incómodo fenómeno que dispara las temperaturas en las áreas urbanas, especialmente por las noches.
Es un fenómeno que se caracteriza por una mayor temperatura en las zonas donde hay más actividad humana. Es debido a la acumulación de estructuras urbanas –como edificios, acera o asfalto– que absorben más calor y lo liberan más lentamente.
A esto se le suma la contaminación generada por el tráfico y la industria, que también aumenta la temperatura, agravando las consecuencias del cambio climático en las ciudades y disminuyendo la calidad de vida de sus habitantes.
La temperatura puede amentar el mercurio de los núcleos urbanos entre uno y tres grados más que en la periferia, pudiéndose disparar hasta los 10 grados de diferencia por las noches.
Hay varios motivos por los que se produce este fenómeno. Las superficies oscuras y con alta conductividad térmica, como el asfalto, hacen que las ciudades absorban mayor radiación solar que las zonas rurales. Tampoco ayuda la escasez de vegetación, ya que la evaporación de agua de las plantas provoca una bajada de la temperatura.
Los grandes edificios también absorben mayor calor y bloquean el paso del viento, evitando que las corrientes refresquen las ciudades. Por último, hay que destacar el efecto de la contaminación atmosférica, que atrapa la radiación solar evitando que se disipe el calor.
Esto provoca un importante impacto sobre la salud, ya que provoca problemas respiratorios, cansancio, riesgo de insolación e incluso de muertes por olas de calor. Además, implica un empeoramiento de la calidad del aire debido al uso de combustibles fósiles para refrescar los edificios.
También se nota en el bolsillo, ya que se produce un aumento de la demanda de energía para el aire acondicionado, aumentando al precio de la electricidad.
Los expertos sugieren apostar por desarrollos urbanos sostenibles como arquitectura bioclimática, que apuesten por el uso de renovables; «ecobarrios»; o la creación de corredores verdes, que conecten áreas naturales de la ciudad con extensas franjas de vegetación.

Temas

Comentarios
tracking