Este jueves, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo anunciaba nuevas medidas para fomentar la natalidad y proteger la vida, en las que las embarazadas «que lo requieran» podrán escuchar el latido del bebé y recibir una ecografía 4D antes de la interrupción.
Las reacciones del Gobierno central y otros sectores de la izquierda no se han hecho esperar, calificando la medida de «intimidatoria» para las mujeres. Ahora, quien ha hecho una valoración ha sido la propia Consejería de Sanidad, en manos del Partido Popular.
Fuentes de dicha Consejería han afirmado a Cadena Ser que no habrá cambios en los protocolos de atención a las embarazadas. Desautorizan así al vicepresidente de Vox y concluyen que la atención psicológica sólo se ofrecerá cuando la matrona considera que hay un problema real de este tipo, como se ha venido haciendo hasta ahora.
Por su parte, las ecografías 4D se realizarán en hospitales públicos, bajo criterio médico y solamente si existen riesgos de malformación, enfermedad congénita o patología cardíaca, pero nunca para mostrar los rasgos del feto. La prueba del latido fetal se ofrecerá a partir de la semana 12, pero no antes, tal y como anunció García-Gallardo este jueves.
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