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05 de mayo de 2024

La falta de olfato prolongada uno de los síntomas más comunes de la covid persistente

La falta de olfato prolongada uno de los síntomas más comunes de la covid persistenteGTRES

Coronavirus

Logran devolver el olfato a un grupo de pacientes con covid persistente con una simple inyección

Un equipo de investigadores ha conseguido restaurar por primera vez el sentido del olfato a un grupo reducido de pacientes mediante un procedimiento «mínimamente invasivo» de diez minutos guiado por imagen

Vivir sin olfato. Este era uno de los síntomas más comunes entre aquellos que sufrían o todavía sufren covid persistente. Un porcentaje de enfermos que pasaron la enfermedad seguía experimentando anosmia y augesia –la pérdida respectiva de olfato y gusto– seis meses después. Algunos seguían arrastrando dicha secuela sin que esta bajase de intensidad.
Ahora, un equipo de investigadores ha conseguido restaurar por primera vez el sentido del olfato a un grupo reducido de pacientes mediante un procedimiento «mínimamente invasivo» de diez minutos guiado por imagen.
El nuevo método, que incluye una inyección, se presentará la próxima semana en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA).

En menos de diez minutos

Este procedimiento es mínimamente invasivo y dura menos de 10 minutos y además, no requiere sedación ni analgesia. Anteriormente ya se había utilizado con mayor o menor éxito para tratar diversas afecciones, como cefaleas en racimo, dolor de miembro fantasma, síndromes de Raynaud y Meniere, angina de pecho y arritmia cardiaca.
«La parosmia se ha descrito anteriormente como un trastorno poco frecuente que se produce tras traumatismos cerebrales, cirugía cerebral, ictus, síndromes víricos y con algunos tumores de cabeza y cuello», dijo Adam C. Zoga, profesor en el Jefferson Health de Filadelfia (Pensilvania). «No estábamos totalmente seguros de que el procedimiento funcionara para la parosmia».
El estudio reclutó a 54 pacientes con parosmia postcovid en los que habían fracasado todas las terapias disponibles, e hizo un seguimiento a 37 de ellos. «La parosmia poscovid es frecuente y cada vez más reconocida». «Los pacientes pueden desarrollar aversión por alimentos y bebidas que antes disfrutaban», explica el autor principal del estudio
Mediante una tomografía computarizada, los científicos colocaron una aguja espinal en la base del cuello para la inyección en el ganglio estrellado y añadieron una pequeña dosis de corticosteroide al anestésico.
«El paciente inicial tuvo un resultado tremendamente positivo, casi de inmediato, con una mejoría continuada hasta el punto de la resolución de los síntomas a las cuatro semanas», afirmó Zoga.
Tras la inyección, se hizo el seguimiento de 37 pacientes(65 %); de ellos, 22 mejoraron los síntomas en menos de una semana y de estos 22, 18 informaron de una mejoría progresiva significativa un mes después.
A los tres meses, se produjo una mejora media de los síntomas del 49% (rango del 10 % al 100 %) entre los 22 pacientes.
26 pacientes volvieron para una segunda inyección administrada en el otro lado (contralateral) del cuello, unas seis semanas después.

Ganglios estrellados

Además, tener el sentido del olfato alterado puede afectar a la percepción de los olores, y algunos pacientes pueden sufrir fantosmia, una «alucinación olfativa» que hace que las personas detecten olores que no existen.

​Para evaluar un posible tratamiento, el equipo estudió los beneficios de bloquear a los ganglios estrellados.

​Estos ganglios, que son parte del sistema nervioso autónomo que regula procesos involuntarios como la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la respiración y la digestión, son nervios situados a ambos lados del cuello que envían determinadas señales a la cabeza, cuello, brazos y una parte del tórax.

​El equipo bloqueó el ganglio estrellado inyectando un anestésico directamente en un lado del cuello para estimular el sistema nervioso autónomo regional.

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