
Matrona atendiendo a una paciente
Las matronas denuncian su exclusión de los equipos de Atención Primaria: «Nos consideran solo un apoyo»
A esta disparidad se suma una preocupante escasez de profesionales. Según datos del CGE, en España hay 12,4 matronas por cada 1.000 nacimientos, mientras que la media en los países de la OCDE se sitúa en 25
Las matronas son unas grandes desconocidas dentro de la Enfermería, pero llevan a cabo una labor esencial, ya que cuentan con formación especializada en salud sexual, reproductiva, embarazo, parto, posparto y atención al recién nacido. Su trabajo va mucho más allá de acompañar el momento del parto: también educan, previenen enfermedades, asesoran sobre anticoncepción, menopausia y lactancia, y realizan seguimientos durante todo el ciclo vital femenino. Sin embargo, a pesar de su papel esencial, su integración en el sistema sanitario español presenta serias carencias.
Las matronas denuncian ahora su exclusión sistemática de los equipos básicos de Atención Primaria en la mayoría de comunidades autónomas. Esta situación, según explica la vicetesorera y vocal matrona del Consejo General de Enfermería (CGE), Montserrat Angulo, supone un problema tanto para las profesionales como para las pacientes, ya que obliga a otros profesionales a asumir funciones que corresponden exclusivamente a la especialidad obstétrico-ginecológica.
«Las matronas sí trabajamos en Atención Primaria, pero no formamos parte del equipo estructurado como lo hacen el médico de familia y el enfermero de Familiar y Comunitaria. Nos consideran un recurso de apoyo, por eso no estamos presentes todos los días en los centros de salud», ha señalado Angulo en una reunión celebrada en la sede del CGE, donde se abordaron los principales retos que enfrenta la profesión.
Durante el encuentro, matronas de diversos colegios de Enfermería pusieron sobre la mesa cuestiones urgentes como la necesidad de crear más plazas de especialista, la revisión del actual programa formativo, la falta de integración en los servicios de salud y el creciente intrusismo profesional que compromete la calidad de la atención sanitaria.
Uno de los problemas más señalados es la falta de un criterio unificado entre las comunidades autónomas sobre las funciones de las matronas. Aunque el programa formativo establece competencias amplias y específicas para esta especialidad, cada consejería de salud define su propia cartera de servicios, lo que genera grandes diferencias territoriales.
«Tenemos ahora mismo entre 18 y 19 carteras de servicios diferentes. Cataluña es, actualmente, la comunidad que permite a las matronas desarrollar el 100 % de sus competencias. En otras regiones, las funciones asignadas son parciales, e incluso varían entre áreas de salud dentro de una misma comunidad. Esto impide que la población nos identifique como profesionales de referencia», lamentó Angulo.
A esta disparidad se suma una preocupante escasez de profesionales. Según datos del CGE, en España hay 12,4 matronas por cada 1.000 nacimientos, mientras que la media en los países de la OCDE se sitúa en 25. Para alcanzar niveles óptimos, el sistema sanitario español debería contar con el doble de matronas de las que tiene actualmente.
El problema se agrava con las previsiones de jubilación. «Hay más matronas mayores de 60 años que profesionales en formación o recién tituladas. Esto significa que, si no se actúa con rapidez, el déficit será aún mayor en los próximos años», advirtió Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
En cuanto al programa formativo, las matronas coinciden en que urge una revisión. Consideran desfasado el requisito de asistir a un mínimo de 80 partos para obtener el título, cuando en otros países europeos basta con 40, en línea con la directiva comunitaria. «Esto lo hemos trasladado al Ministerio de Sanidad desde hace años. Es momento de actualizar el plan, vigente desde 2009», insistió Angulo.
Como parte de las medidas acordadas, las representantes del colectivo anunciaron que se reunirán nuevamente tras el verano para elaborar un mapa de competencias a nivel nacional. El objetivo es identificar las diferencias entre comunidades autónomas y elaborar un libro blanco que defina unas líneas de actuación comunes. Este documento también servirá para abordar los conflictos de competencias existentes con otras especialidades de enfermería y profesiones sanitarias, y para exigir una mayor integración y reconocimiento profesional dentro del sistema sanitario.