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20 de abril de 2024

Trabajadores cargan con botellas en una planta de reciclaje de plásticos en China

Trabajadores cargan con botellas en una planta de reciclaje de plásticos en China©GTRESONLINE

Los microplásticos viajan por la sangre y se acumulan en nuestros órganos

Investigadores descubren que los restos de partículas procedentes de las botellas, envases y bolsas de plástico acaban en nuestro cuerpo

Científicos holandeses han encontrado partículas diminutas de plásticos en el torrente sanguíneo capaces de recorrer nuestro cuerpo y alojarse en nuestros órganos. Estos microplásticos dañan las células de nuestro cuerpo provocando la muerte prematura de millones de personas.
Hace unas semanas, un equipo de investigación encontró restos de microplásticos en los polos, el Monte Everest y otras regiones remotas de nuestro planeta. Estos «vuelan» siguiendo las masas de aire desperdigándose por todo el planeta.
Ahora, este equipo ha analizado la sangre de 22 donantes anónimos y han encontrado partículas de plástico en 17. La mitad de las muestras contenían restos polietileno tereftalato-poliéster, el conocido como PET que se usa frecuentemente en las botellas. También encontraron poliestireno, utilizado para envasar alimentos, y otros plásticos de bolsas de supermercado.
«Nuestro estudio es la primera indicación de que tenemos partículas de polímeros en la sangre», explica Dick Vethaak, ecotoxicólogo de la Universidad Libre de Ámsterdam. «Es razonable preocuparse, las partículas están ahí y son transportadas por todo el cuerpo».
Trabajos anteriores habían encontrado hasta diez veces más restos de microplásticos en las heces de bebés en comparación con los adultos por los biberones de plástico utilizados en su alimentación.
En la actual investigación, que les obligó a utilizar jeringas de acero y tubos de vidrio para evitar la contaminación, los expertos encontraron hasta tres tipos de plástico en su sangre. Estudios anteriores han demostrado que los microplásticos pueden adherirse a las membranas externas de los glóbulos rojos, limitando su capacidad para transportar oxígeno. También se han encontrado en placentas de mujeres embarazadas con el consiguiente riesgo de que se alojen en los órganos de los recién nacidos.
Los científicos están preocupados por el efecto cancerígeno que estos microplásticos puedan producir en las células humanas, especialmente ahora que la acumulación de compuestos sintéticos está afectando gravemente al medio ambiente.
Y es que un informe de la OCDE ha advertido que, de los 460 millones de toneladas de plástico producidos en 2019, 353 acabaron como deshechos, muchos de ellos abandonados en plena naturaleza. De hecho, se calcula que en los mares se acumulan ya unos 30 millones de toneladas, mientras que otros 109 millones están en los ríos.
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