
Imagen de Crassula helmsii en una masa de agua
La nueva planta invasora presente en España que daña lagos y embalses: «Su erradicación es prácticamente imposible»
Entre los perjuicios que genera está la formación de masas densas, lo que afecta a la biodiversidad de las zonas que invade, desplazan a la flora nativa y causan inundaciones
La globalización ha traído múltiples beneficios a nuestra vida cotidiana, como la posibilidad de viajar con mayor facilidad, el fomento del comercio internacional o la posibilidad de entrar en contacto con distintas culturas. No obstante, este fenómeno también ha generado impactos negativos. Si nos centramos en sus efectos ambientales, uno de los más preocupantes es la aparición de especies originarias de un determinado territorio en ecosistemas ajenos, donde pueden convertirse en especies invasoras, representando una seria amenaza para la biodiversidad local.
El concepto de especies invasoras hace referencia a aquellas que, al ser introducidas o establecerse en un ecosistema que no les es propio, alteran su equilibrio natural. Según la legislación española, estas especies suponen un riesgo para la biodiversidad autóctona debido a su comportamiento disruptivo o al peligro de contaminación genética que conllevan. Según el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, en este momento hay 199 especies y subespecies que constituyen o pueden llegar a constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, la agronomía, o para los recursos económicos asociados al uso del patrimonio natural.
Entre ellas podemos encontrar desde animales como el visón americano o la avispa asiática a especies vegetales como el jacinto de agua o la planta trepadora Kudzu. Pero en las últimas semanas se ha registrado una nueva que no se había notificado hasta ahora en la Península Ibérica. Se trata de Crassula helmsii, una planta acuática de Nueva Zelanda que se ha registrado en el embalse de Cecebre, en La Coruña.
Investigadores de la Universidad de La Coruña (UDC) han descubierto esta planta utilizada en acuariología y que ya es un problema grave en regiones como las Islas Británicas y los Países Bajos debido a que provoca daños en lagos y embalses. Esta especie afecta a la calidad del agua y puede ser perjudicial para la flora y la fauna nativas, así como a los ecosistemas naturales en general.
Los investigadores han encontrado una correlación entre la presencia de esta planta y el nitrógeno del suelo, así como con la riqueza de especies nativas. «La hipótesis de una relación directa entre otra especie invasora, el cangrejo americano, y la planta descubierta no se demostró, pero podría existir un beneficio mutuo para las dos especies que agrave el problema en el embalse», explica la UDC.
Numerosos perjuicios
Según explican desde el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), esta especie ya se ha establecido en toda Europa occidental y en el sureste de Estados Unidos, y también está presente en Rusia. La vía de entrada principal es la introducción intencionada como planta ornamental para acuarios y estanques, principalmente para oxigenar estos últimos. Desde estos lugares de liberación intencionada se transfieren las plantas al medio natural a través de distintas actividades humana.
Asimismo, destacan que, entre los perjuicios que genera está la formación de masas densas, lo que afecta a la biodiversidad de las zonas que invade, desplazan a la flora nativa, causan inundaciones, obstruyen el flujo de agua y reducen el valor de los lagos o estanques. También reduce significativamente la germinación de las plantas nativas y puede causar disminución en invertebrados, ranas, tritones y peces.
Ante esta situación, los científicos recomiendan una vigilancia más estricta para detectar la entrada de nuevas especies invasoras en las primeras etapas de invasión. Esta medida es crucial para limitar su expansión y mitigar los posibles daños ambientales, sociales y económicos futuros.
El Miteco, por su parte, recomienda la eliminación de la especie de los estanques y acuarios y su sustitución por especies nativas. «Una vez establecida, su erradicación es prácticamente imposible, salvo que sea factible desecar o sombrear el estanque», subrayan. Se puede igualmente contener su expansión poniendo redes río abajo o en puntos de entrada para impedir que lleguen los tallos desprendidos.
Es importante actuar rápido, ya que el control es más efectivo en los primeros estados de la invasión. Una vez eliminada, el Miteco recomienda realizar un seguimiento cada 3-6 meses durante los cinco años siguientes a la eliminación de C. helmsii de un lugar.