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Cangrejo de río americano

Cangrejo de río americanoJavier Pais - Flickr

Especies invasoras frente a autóctonas: la lucha silenciosa por el control del territorio vegetal

Las especies no nativas, en promedio, están expandiendo sus áreas de distribución mucho más rápido que las especies nativas

La globalización ha traído numerosos beneficios a nuestra vida cotidiana, como la posibilidad de viajar con mayor facilidad y conocer nuevas culturas y personas. No obstante, también ha provocado efectos negativos, especialmente en lo que respecta al medio ambiente. Uno de los impactos más significativos es la introducción de especies originarias de una región del planeta en ecosistemas ajenos, donde pueden convertirse en especies invasoras. Este fenómeno representa una seria amenaza para la biodiversidad local.

Las especies invasoras son aquellas que llegan, de forma accidental o intencionada, a un nuevo entorno y logran establecerse, alterando el equilibrio ecológico existente. De acuerdo con la legislación española, se consideran especies invasoras a las que, por su comportamiento o por el riesgo de contaminación genética que conllevan, suponen una amenaza para la diversidad biológica autóctona. Estas introducciones pueden tener consecuencias graves, como la desaparición de especies nativas, la modificación de hábitats y el deterioro de los servicios ecosistémicos.

Esta introducción genera una guerra silenciosa y constante que se libera a nuestro alrededor. Especies vegetales y animales luchan por mantener su espacio día a día con mayor o menor éxito. Y es que, según el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, en este momento hay 199 especies y subespecies que constituyen o pueden llegar a constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, la agronomía, o para los recursos económicos asociados al uso del patrimonio natural.

Un estudio, que se publica en la revista Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics y que cuenta con la participación de dos institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), concluye que las especies no nativas, en promedio, están expandiendo sus áreas de distribución mucho más rápido que las especies nativas. Esto refleja que los humanos contribuyen a la expansión de las especies invasoras favoreciendo introducciones repetidas dentro de su nueva área de distribución. Además, las especies invasoras podrían tener rasgos que les permiten una rápida propagación más rápida que las especies nativas.

11 grupos diferentes

El catálogo oficial de especies exóticas invasoras, disponible en la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), organiza las especies en once categorías: hongos, algas, flora, invertebrados no artrópodos, artrópodos no crustáceos, crustáceos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Desde el ministerio se hace un llamamiento a la ciudadanía para que, en caso de detectar la presencia de una especie exótica invasora –especialmente si figura en dicho catálogo–, se informe de inmediato a la autoridad ambiental de la comunidad autónoma correspondiente o directamente al Miteco. Esta colaboración es fundamental para controlar su expansión y proteger los ecosistemas nativos.

El daño que ocasionan estas especies se extiende a nivel económico y ambiental, generando modificación, pérdida y destrucción de los hábitats y ecosistemas nativos e intensificación de la erosión; reducción de la biodiversidad, competencia, desplazamiento, depredación y extinción de especies autóctonas; transmisión de enfermedades; aumento del peligro de extinción de las especies locales; e incremento del riesgo de incendios.

La Comisión Europea (CE) estima que controlar la invasión y reparar el daño provocado cuesta a las economías europeas unos 12.000 millones de euros al año. Sus responsables recuerdan que las islas apartadas, ricas en biodiversidad, son muy vulnerables y pueden sufrir un enorme impacto.

Cómo controlarlo

Además del medio ambiente, otros factores como la salud humana o la economía también están en riesgo por la introducción de estos agentes externos. Estos daños se podrían evitar o mitigar con una estrategia diversificada que incluya una legislación para prohibir las importaciones de especies exóticas, la detección y respuesta rápida para evitar que una especie introducida consiga establecerse o la erradicación de las especies invasoras que hayan logrado expandirse. No obstante, en los casos en los que no sea posible esa erradicación se debería implementar un control de plagas.

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