Envases de plástico
Del azúcar al envase: crean un plástico natural que se degrada sin contaminar
Un estudio apunta que los desechos alimentarios pueden convertirse en una fuente valiosa para la producción de bioplásticos sostenibles con múltiples aplicaciones
Los envases de plástico están presentes en nuestro día a día. Pese a que las nuevas legislaciones tratan de reducir su uso, solo hace falta darse una vuelta por cualquier supermercado para observar cómo, además de los envases en sí, existen multitud de productos que vienen empaquetados en plástico, como la fruta.
A pesar de que han revolucionado la industria del envasado por su bajo coste, ligereza y versatilidad, estos no son biodegradables –tardan entre 100 y 1.000 años en desaparecer–, contaminan el mar y generan emisiones de gases de efecto invernadero. Por todo ello, los científicos se han puesto manos a la obra para encontrar una solución más sostenible con el medio ambiente.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, ha logrado un avance significativo en el campo de los materiales sostenibles al transformar los azúcares procedentes de los desechos alimentarios en películas plásticas naturales y compostables. Este innovador desarrollo podría reemplazar, en un futuro cercano, a los plásticos derivados del petróleo que actualmente dominan el mercado de los envases alimentarios, agrícolas y médicos, ofreciendo una alternativa ecológica y completamente biodegradable.
El proyecto, liderado por Edward Attenborough y la doctora Leonie van't Hag, tiene como objetivo crear bioplásticos inteligentes capaces de reducir la enorme cantidad de residuos generados por los productos de un solo uso. En un contexto mundial en el que la producción anual de plásticos supera las 400 millones de toneladas, la iniciativa representa una posible vía hacia un modelo de consumo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
El estudio destaca el potencial de los polihidroxialcanoatos (PHA), una familia de biopolímeros producidos naturalmente por bacterias cuando se les suministra una fuente adecuada de carbono, como los azúcares. Estos materiales poseen propiedades similares a las de los plásticos convencionales, pero con la gran ventaja de que son biodegradables y compostables. Para obtenerlos, los científicos seleccionaron distintas cepas bacterianas y combinaron sus polímeros con el fin de diseñar películas con características específicas, ajustando su flexibilidad, resistencia y punto de fusión.
Edward Attenborough y la Dra. Leonie van't Hag
En el laboratorio, el equipo alimentó a dos especies bacterianas comunes en el suelo con una «dieta» cuidadosamente equilibrada de azúcares, sales, nutrientes y oligoelementos. Estas bacterias, al consumir dicha mezcla, comenzaron a acumular plástico natural en su interior. Posteriormente, los investigadores extrajeron ese material mediante disolventes y lo moldearon en películas ultrafinas. Las pruebas realizadas demostraron que el nuevo bioplástico posee una notable elasticidad y resistencia, y puede adaptarse para formar envoltorios o incluso materiales más sólidos.
Los resultados del estudio revelan que los desechos alimentarios pueden convertirse en una fuente valiosa para la producción de bioplásticos sostenibles con múltiples aplicaciones. «La versatilidad de los PHA nos permite reinventar los materiales que usamos cotidianamente sin asumir el coste ambiental de los plásticos tradicionales», explicó Attenborough. Según el investigador, este tipo de materiales podría aplicarse tanto en el envasado de alimentos como en películas agrícolas y médicas, que después podrían compostarse junto con otros residuos orgánicos.
La basura orgánica puede convertirse en un recurso valioso
Uno de los aspectos más interesantes del trabajo es la posibilidad de ajustar las propiedades del bioplástico combinando materiales de ambas bacterias. Mientras una produce un plástico más rígido y cristalino, la otra genera una versión más suave y flexible. Al mezclar los polímeros de ambas, el equipo logró equilibrar la resistencia y la flexibilidad, modificando el comportamiento térmico y mecánico del material según la aplicación deseada.
El proyecto tiene el propósito de trasladar los resultados del laboratorio al ámbito industrial. El objetivo final es fabricar envases biodegradables y soluciones médicas sostenibles capaces de sustituir a los plásticos convencionales sin comprometer la funcionalidad ni la durabilidad.
Esta investigación no parte de cero. Se apoya en trabajos anteriores del mismo equipo que ya habían demostrado el potencial de los PHA como sistemas de liberación controlada de fármacos, lo que amplía aún más las posibles aplicaciones de estos biopolímeros. Con esta nueva línea de desarrollo, los investigadores buscan demostrar que la basura orgánica puede convertirse en un recurso valioso, capaz de impulsar una economía circular basada en materiales respetuosos con el planeta.
En definitiva, este avance ofrece una visión esperanzadora para el futuro del empaquetado sostenible, combinando ciencia, biotecnología y compromiso ambiental en la lucha contra la contaminación por plásticos.