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Luiz Inácio Lula da Silva, estrechando la mano con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

Luiz Inácio Lula da Silva, estrechando la mano con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der LeyenEFE

Críticas a Brasil por acoger la cumbre del clima mientras impulsa la explotación petrolera en la Amazonía

Su presidente, Lula da Silva, ha defendido las extracciones y alegando que su país no puede renunciar al este combustible «de un día para otro»

El inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) este 6 de noviembre en Belém (Brasil) centrará sus esfuerzos en la financiación climática y donde se discutirá sobre los esfuerzos necesarios para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C.

No obstante, no hay cumbre del clima sin polémica. Otros años se ha puesto el foco en la gran afluencia de jets privados de los mandatarios, que no predican con el ejemplo de acudir en medios de transporte sostenibles o, al menos, en utilizar vuelos comerciales. En la anterior edición, celebrada en Azerbaiyán, la controversia residió en que este país es altamente dependiente de los combustibles fósiles, precisamente aquellos que se intentan sustituir por fuentes renovables.

Y este año no podía ser menos. Son muchos los que critican que Brasil, país anfitrión en la COP30, haya concedido hace unas semanas los derechos de exploración de cinco bloques petroleros en aguas profundas, apenas dos días después de que la estatal Petrobras obtuviera autorización para realizar perforaciones marítimas cerca de la Amazonía. La decisión reafirma la apuesta del país presidido por Lula da Silva por la expansión petrolera, una política cuestionada por organizaciones ambientalistas.

Los bloques se ubican en el área del «presal», una región con enormes reservas de crudo en aguas ultraprofundas, cubiertas por una gruesa capa de sal. Las empresas ganadoras se comprometieron a destinar una parte de sus beneficios al Estado brasileño. Este ambicioso proyecto cuenta con el respaldo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque ha despertado fuertes críticas por parte de grupos ambientalistas.

Según Artur Watt, director general de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP), la exploración y producción de petróleo es «plenamente compatible con la transición energética», una visión que comparte el mandatario brasileño. El funcionario añadió que dicha transición «debe acelerarse desde el lado de la demanda», pero advirtió que «restringir voluntariamente el suministro» sería contraproducente, pues «otros países cubrirían rápidamente ese espacio en detrimento de los intereses nacionales».

La concesión de la licencia indignó a las ONG, que denunciaron un «sabotaje» a la COP30 y que supone un peligro para una región rica en biodiversidad frente a la costa de la mayor selva tropical del mundo. De hecho, organizaciones que representan a ambientalistas, pueblos indígenas, pescadores artesanales y comunidades afrobrasileñas presentaron una demanda «para pedir la anulación de la licencia», según informaron en un comunicado. También solicitan «una orden judicial que suspenda inmediatamente las actividades de perforación, bajo el riesgo de daños irreversibles al medio ambiente».

«Brasil no puede renunciar al petróleo»

Tras la polémica generada por esta concesión, el presidente izquierdista ha defendido la decisión y ha recalcado que su país no puede «renunciar al petróleo de un día para otro». El mandatario ha reiterado, además, que la licencia para iniciar investigaciones en una región ubicada a 500 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas, en el estado de Amapá, fue autorizada por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama).

Con los líderes mundiales ya en Brasil para la celebración de la COP30, Lula ha sostenido que el país debe avanzar hacia la transición energética con responsabilidad ambiental, pero «sin descuidar su capacidad productiva». «Debemos investigar la Margen Ecuatorial con el cuidado que el medio ambiente exige y con la responsabilidad de mostrar que Brasil puede ser un ejemplo mundial en transición energética», ha añadido.

Una decisión que, para los ecologistas, es innecesaria e hipócrita, ya que ven incompatible defender la transición energética y alojar una cumbre mundial del clima que pretende reducir el uso de combustibles fósiles mientras, a la vez, se está autorizando la extracción de más combustibles fósiles en un entorno de gran riqueza natural.

Fondo para conservar los bosques tropicales

De igual manera, el presidente brasileño destacó en su primera intervención la creación de un fondo internacional que busca transformar la conservación de los bosques tropicales en una estrategia financiera global. El Fondo de Bosques Tropicales por Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés) busca conservar más de mil millones de hectáreas de selvas, mediante la inversión de hasta 125.000 millones de dólares en mercados financieros, cuyos rendimientos se repartirán entre los países que las preserven.

Este fondo es una iniciativa «inédita» que hará que los países del Sur Global sean protagonistas en una agenda de bosques «por primera vez», dijo Lula, durante un almuerzo ofrecido a los representantes de las naciones que se han comprometido a invertir en este mecanismo, en el marco de la reunión de líderes de la conferencia climática COP30.

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