Una manta térmica con un cartel de huelga durante una concentración frente al Congreso de los Diputados
Pilotos de emergencias reclaman mejoras laborales: «Cuando España no echa humo, seguimos teniendo familias»
La protesta también evidenció un problema de fondo: la falta de relevo generacional en el sector
Decenas de trabajadores de helicópteros dedicados a misiones de rescate, emergencias sanitarias, extinción de incendios y salvamento marítimo, empleados por las empresas Avincis y Pegasus, se manifestaron este miércoles ante el Congreso de los Diputados en demanda de mejoras laborales y el reconocimiento efectivo de sus derechos. Bajo pancartas con lemas como «Se quedan con tus impuestos y nuestros salarios» o «Desde el aire combatimos las llamas... en tierra Pegasus nos consume», expresaron su malestar por la precariedad que, aseguran, define sus condiciones de trabajo.
El secretario general del Sindicato Libre de Trabajadores Aéreos (SLTA), Esteban Sánchez, denunció la situación ante los medios, señalando que, una vez que la atención mediática cesa tras los grandes incendios o emergencias, sus problemas persisten: «Cuando el país ya no echa humo y desaparecemos de los telediarios, seguimos teniendo familia y derechos», subrayó.
Entre las principales quejas, Sánchez indicó que los trabajadores no conocen con antelación los ocho días de descanso mensuales a los que tienen derecho, lo que impide organizar su vida personal y familiar. A ello se suma que las horas dedicadas a formación obligatoria, así como las guardias activas en las que deben estar disponibles para despegar en 15 minutos, no se contabilizan como tiempo de trabajo efectivo.
El dirigente sindical también denunció la ausencia de derecho a la desconexión digital y reclamó que parte de los beneficios que las empresas reciben de las administraciones públicas –a través de contratos financiados con dinero de los contribuyentes– se traduzcan en condiciones laborales justas para quienes prestan estos servicios esenciales. «Trabajamos 23 días seguidos al mes fuera de casa en turnos de 12 horas, y los días de traslado al puesto de trabajo o de vuelta a casa se computan como tiempo de descanso», señaló Sánchez, remarcando que ese sistema les arrebata tiempo valioso con sus familias.
A pesar de este escenario, reconoció que se han abierto algunos cauces de diálogo. «Parece que Avincis quiere negociar», afirmó, mencionando que se están manteniendo reuniones con la empresa, con Aviación Civil, con la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y con representantes de las administraciones públicas, que, como contratantes de los servicios, tienen responsabilidad sobre las condiciones que se exigen en los pliegos de licitación. «Las administraciones no deben fijarse solo en el precio, sino también en que se garanticen condiciones laborales dignas», reclamó.
La protesta también evidenció un problema de fondo: la falta de relevo generacional en el sector. Según Sánchez, la profesión se ha vuelto poco atractiva para los jóvenes debido a los altos costes de formación –hasta 135.000 euros– y la precariedad laboral durante años. «Un joven de 20 años tarda hasta diez años en alcanzar unas condiciones dignas de cobro», lamentó.
Junto a Esteban Sánchez, también intervino el responsable del área de lucha contra incendios del SLTA, José Moya, quien explicó que la huelga iniciada por los trabajadores de Pegasus se transformará en indefinida. Moya recalcó que la empresa no reconoce derechos básicos como contar la formación obligatoria como jornada laboral, y que tampoco facilita con antelación los calendarios de libranza. «Quiero saber cuándo puedo organizar la comunión de mi hijo el año que viene», expresó, denunciando la total incertidumbre con la que deben planificar sus vidas personales.
Moya indicó además que, aunque han mantenido contactos con Vox, el BNG y Bildu, el resto de partidos no ha mostrado interés en su situación. En paralelo, denunció la paradoja de que Avincis y Pegasus perciban importantes sumas de dinero público mientras los salarios de sus empleados «llevan congelados 15 años».
A la concentración también acudieron familiares de los trabajadores, que quisieron mostrar su apoyo. Rosario, esposa de uno de los profesionales, denunció que la conciliación familiar se ha vuelto prácticamente inviable. «Plantearse tener hijos u organizar unas vacaciones es imposible. Volvemos atrás», declaró. Magda, madre de otro trabajador, lamentó que su hijo tenga que enfrentarse a jornadas maratonianas sin que todo ese tiempo se reconozca como labor efectiva. «Va a tener una niña, y aquí en Cantabria la situación es muy difícil. Va a estar trabajando 24 horas para que le cuenten ocho», protestó.
Los manifestantes reclamaron, en suma, que su labor –esencial para la seguridad y la protección civil– se reconozca no solo en situaciones de emergencia, sino también en su día a día, con condiciones justas, salarios dignos y derechos laborales plenos.