Una enfermera experimenta con un conejo en una imagen de archivo
Reino Unido buscará eliminar los ensayos médicos en animales a partir de 2026
Así lo anunció el Ministerio británico de Ciencia, Innovación y Tecnología en un comunicado, en el que detalló que las primeras pruebas que dejarán de realizarse son aquellas orientadas a hallar terapias para afecciones en la piel y los ojos
El Gobierno del Reino Unido presentó este martes una hoja de ruta orientada a la eliminación progresiva de la experimentación médica con animales, una iniciativa que comenzará con la supresión de ciertas pruebas en ratones, aplicadas a tratamientos dérmicos, a partir de finales de 2026. Además, se ha fijado como objetivo reducir en un 35 % el uso de perros y primates en ensayos científicos antes del año 2030.
Así lo anunció el Ministerio británico de Ciencia, Innovación y Tecnología en un comunicado, en el que detalló que las primeras pruebas que dejarán de realizarse son aquellas orientadas a hallar terapias para afecciones en la piel y los ojos. Esta medida inicial forma parte de un plan más amplio cuyo desarrollo responde al compromiso electoral adquirido por el Partido Laborista, actualmente en el poder, de promover una colaboración más estrecha entre el Ejecutivo y la comunidad científica para lograr una eliminación gradual de la experimentación con animales en los ámbitos médico y farmacéutico.
El uso de animales en investigaciones científicas alcanzó su máximo en el Reino Unido en el año 2015, cuando se contabilizaron más de cuatro millones de ejemplares empleados en estas prácticas. Ese incremento estuvo motivado principalmente por el auge de los ensayos relacionados con modificaciones genéticas, en especial en ratones y peces. Sin embargo, para 2020, el número descendió hasta los 2,88 millones, una disminución atribuida al avance de métodos alternativos. Desde entonces, no obstante, esa tendencia descendente se ha estancado.
En esta línea, el Ministerio de Innovación subrayó que el nuevo plan no solo contempla la reducción de ensayos con animales, sino también el respaldo activo a la comunidad investigadora para que adopte nuevas técnicas sustitutivas. Estas alternativas buscan garantizar la seguridad de productos como vacunas y evaluar los efectos potenciales de diversas sustancias químicas en la salud humana y el medio ambiente.
Durante la presentación de la estrategia, Patrick Vallance, secretario de Estado de Ciencia, manifestó que en el Reino Unido «nadie quiere presenciar el sufrimiento animal». A lo que añadió: «Nuestro plan respaldará las iniciativas para poner fin a la experimentación con animales siempre que sea posible e implementar alternativas tan pronto como sea seguro y eficaz hacerlo». También remarcó que esta propuesta servirá como «una hoja de ruta que garantizará que el gobierno, las empresas y las organizaciones de bienestar animal puedan colaborar para encontrar alternativas a la experimentación con animales de forma más rápida y eficaz».
Para llevar a cabo esta transformación, el Ejecutivo ha aprobado una financiación de sesenta millones de libras esterlinas (67 millones de euros). Dichos fondos se destinarán a la creación de un centro nacional que centralice datos, tecnologías y conocimientos especializados, con el fin de fomentar sinergias entre investigadores e instituciones involucradas.
Esta iniciativa marca un cambio de rumbo en la política científica del Reino Unido, alineándose con las crecientes demandas sociales en defensa del bienestar animal y en favor de una ciencia innovadora que no dependa del uso de seres vivos para avanzar. Queda por ver si este plan servirá de modelo para otros países y si será suficiente para revertir la estabilización del descenso en los ensayos con animales observada en los últimos años.