Fotografía de archivo de un oso pardo joven cazando un salmón en un río de Shiretoko, en la isla nororiental japonesa de Hokkaido
Los ataques de osos en Japón alcanzan un récord en cinco años con 196 heridos y 13 muertos
En respuesta al agravamiento de la situación, el Ejecutivo nipón anunció el pasado viernes una batería de medidas orientadas a prevenir y controlar los ataques de estos animales
Los ataques de osos en Japón han alcanzado niveles sin precedentes entre abril y octubre de este año fiscal, con un total de 196 personas heridas y 13 fallecimientos, según datos difundidos este lunes por el Ministerio de Medio Ambiente del país. Estas cifras, que corresponden a los primeros siete meses del ejercicio fiscal japonés, suponen el mayor número registrado en un periodo equivalente durante los últimos cinco años.
De acuerdo con el informe oficial, octubre fue el mes más crítico, con 88 personas heridas por ataques de osos, lo que representa el doble respecto al mes anterior. Las prefecturas de Akita, Iwate y Fukushima concentraron aproximadamente el 60 % de los heridos, lo que las convierte en las zonas más afectadas por esta oleada de incidentes.
El número de víctimas mortales también ha marcado un récord preocupante. Desde abril, se han contabilizado 13 muertes provocadas por osos, más del doble del máximo anterior, registrado en 2023, cuando se reportaron seis fallecimientos por causas similares.
Pese a que el actual año fiscal aún no ha concluido –lo hará en marzo de 2026–, el ejercicio 2023 sigue siendo hasta la fecha el que registró más personas heridas por este tipo de ataques, con un total de 218 casos. Sin embargo, de mantenerse la tendencia actual, es probable que las cifras del presente año fiscal superen ese umbral.
En respuesta al agravamiento de la situación, el Ejecutivo japonés anunció el pasado viernes una batería de medidas orientadas a prevenir y controlar los ataques de osos. Entre ellas figuran incentivos para obtener licencias de caza y la instalación de vallas eléctricas como barrera disuasoria. Además, el gobierno ha introducido cambios normativos que permiten a los agentes de Policía emplear rifles para abatir osos en circunstancias de peligro.
Asimismo, se ha recurrido al despliegue de efectivos de las Fuerzas de Autodefensa (el Ejército japonés) en algunas zonas especialmente afectadas. No obstante, su intervención se limita a la colocación de trampas y labores de apoyo, ya que no están autorizados a utilizar armamento en estas operaciones.
La proliferación de encuentros peligrosos entre osos y personas no es un fenómeno nuevo, pero ha ido en aumento durante los últimos años. Diversos expertos atribuyen esta tendencia a factores demográficos y medioambientales, como el despoblamiento y el envejecimiento de las comunidades rurales, donde extensas zonas agrícolas han quedado sin vigilancia, lo que facilita el acceso de los osos en busca de alimento.
A ello se suma, según las autoridades medioambientales, una deficiente cosecha de bellotas –una de las principales fuentes de alimento para estos animales en su hábitat natural–, lo que estaría empujándolos a acercarse a áreas habitadas en busca de sustento.
La escalada de ataques ha encendido las alarmas entre las autoridades locales y nacionales, que temen que la combinación de factores naturales y sociales agrave aún más un problema que afecta de manera creciente a la seguridad en entornos rurales. Queda por ver si las medidas adoptadas serán suficientes para contener la situación en los próximos meses.