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La plataforma de petróleo y gas reconvertida que actualmente se utiliza para almacenar carbono en el yacimiento de Nini West

Almacenamiento de CO₂ en el Mar del Norte: así funcionará el plan para descarbonizar Europa

La empresa espera que las operaciones iniciales comiencen con 400.000 toneladas de CO₂ almacenadas por año, aumentando hasta ocho millones de toneladas anuales para 2030

Europa pugna por ser la potencia más adelantada en lo que a descarbonización se refiere. Frente a competidores como China, el Viejo Continente busca llevar a cabo una transición energética compleja para ir dependiendo cada vez menos de los combustibles fósiles y reducir la huella de carbono tal y como figura en los objetivos comunitarios.

Además de apostar por las energías renovables, se busca también poder almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono y que, de esa manera, no termine en la atmósfera. A partir de 2040, la Comisión Europea estima que será necesario capturar y almacenar anualmente 250 millones de toneladas de CO₂ para cumplir los objetivos climáticos de la UE. La captura y almacenamiento de carbono (CAC), por ende, se considera una tecnología clave para alcanzar estos objetivos.

Por ello, los ojos están ahora puestos en los pozos petrolíferos, muchos de ellos agotados y abandonados, que podrían tener una segunda vida como cementerios de CO2. Es el caso del de Nini, situado en el mar del Norte, a 200 kilómetros de la ciudad danesa de Esbjerg.

Allí, la empresa INEOS, a través del proyecto Greensand, proporciona almacenamiento de CO₂ seguro y un eficaz en un depósito geológico adecuado a 1.800 metros por debajo del lecho marino. Algo que ya se ha probado con éxito después de capturar el dióxido de carbono generado en la planta de óxido de etileno que INEOS posee en Bélgica, licuarlo, transportarlo en barco por el mar del Norte y almacenarlo finalmente en el yacimiento de Nini.

Con esto, tal y como recoge Associated Press, el proyecto comenzará a operar plenamente el año que viene, momento en el que se convertirá en el primer emplazamiento de la Unión Europea en almacenar CO₂. Para apoyar este esfuerzo, INEOS está construyendo un centro temporal de almacenamiento de CO₂ en tierra en el puerto de Esbjerg y poniendo en servicio un buque de transporte exclusivo en los Países Bajos para transportar el CO₂ capturado al mar.

La empresa espera que las operaciones iniciales comiencen con 400.000 toneladas de CO₂ almacenadas por año, aumentando hasta ocho millones de toneladas anuales para 2030, según explican desde Carbon Herald. Desde el proyecto Greensand relatan que las instalaciones de almacenamiento en el Mar del Norte son «depósitos extremadamente estables desde una perspectiva geológica» que han retenido gas y petróleo durante más de 10 millones de años.

La gran apuesta de la UE

Por lo que parece, el de Dinamarca va a ser solo el primero de varios proyectos en esta senda, y es que la Unión Europea ha propuesto desarrollar al menos 227 millones de toneladas de almacenamiento de CO₂ al año para 2040, dentro de sus planes para alcanzar emisiones netas cero en 2050.

Al término del proyecto piloto de Greensand, en 2023, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó que se trataba de un momento «crucial» para la transición ecológica de Europa y para la industria de tecnologías limpias. «La primera cadena de valor completa para la captura y el almacenamiento de carbono en Europa. Están demostrando que es posible. En esto consiste la sostenibilidad competitiva de Europa», comentó.

Pese a su papel primordial en la descarbonización de Europa, la expansión de la captura y almacenamiento de carbono (CAC) sigue generando críticas por parte de grupos ambientalistas. Greenpeace argumenta que esta tecnología debería reservarse para sectores donde las emisiones son «realmente difíciles o imposibles de reducir», y advierte contra su uso como sustituto de recortes drásticos de emisiones.

A pesar de todo, esta se presenta como una solución factible para reducir las emisiones a la vez que se llevan a cabo otros esfuerzos. Además, los pozos petrolíferos gozarán de una segunda vida, esta vez en beneficio del planeta. Habrá que esperar a su pleno funcionamiento para ver cuáles son los resultados reales y si Europa y el resto del mundo pueden utilizarlo como vía posible para la descarbonización.