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Mapa de los efectos de La NiñaClimate Reanalyzer

El fenómeno La Niña será débil, pero reconfigurará el clima global este invierno

Los expertos explican que, al venir debilitada, su impacto directo será influido y amplificado por otros mecanismos atmosféricos relevantes

Los episodios de El Niño y La Niña ya no son desconocidos para casi nadie, ya que marcan el clima mundial. Mientras que El Niño se caracteriza por un calentamiento inusual de las aguas del Pacifico ecuatorial, La Niña empuja a que estas aguas superficiales del Pacífico ecuatorial sean más frías de lo normal. A modo de curiosidad, el nombre surgió cuando los pescadores de Hispanoamérica observaron la aparición de corrientes de agua anormalmente cálidas cerca de sus costas en torno a la fecha de Navidad, motivo por el que lo bautizaron así, en honor al Niño Jesús.

La alternancia entre los fenómenos climáticos de El Niño y La Niña constituye la principal fuente de variabilidad climática anual a nivel global. Este proceso a gran escala genera fluctuaciones en la temperatura de las regiones central y oriental del Pacífico ecuatorial, lo que a su vez desencadena importantes cambios en la atmósfera y sus dinámicas a nivel mundial.

Por ello, es importante analizar cuál será la tendencia para los próximos meses. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay un 55 % de probabilidades de que el fenómeno de La Niña impacte en el clima entre diciembre y febrero, aunque de forma debilitada. Matizan que, aunque La Niña suele ir asociada a una bajada temporal de las temperaturas medias globales, algunas regiones podrían seguir teniendo un tiempo más caluroso de lo normal.

A lo largo de 2026, la OMM prevé que el planeta transite hacia una fase neutral, sin la influencia de La Niña ni de El Niño, este último asociado a un incremento de las temperaturas. Según el boletín periódico de la agencia de la ONU sobre estos fenómenos, la probabilidad de que se den condiciones neutras aumentará hasta alcanzar el 75 % entre febrero y abril.

Valores térmicos superiores a la media

La Niña se manifiesta como un enfriamiento a gran escala de las aguas del Pacífico central y oriental y suele provocar efectos climáticos opuestos a los de El Niño, sobre todo en regiones tropicales. Sin embargo, la OMM subraya que estos fenómenos naturales ya no pueden analizarse de forma aislada, pues ocurren dentro del marco del cambio climático inducido por la actividad humana, que intensifica los eventos meteorológicos extremos y modifica los patrones estacionales de temperatura y precipitación en todo el mundo.

Pese a este enfriamiento temporal que caracteriza a La Niña, la OMM prevé que el planeta siga registrando valores térmicos superiores a la media, especialmente en la mayor parte del hemisferio norte y en amplias zonas del hemisferio sur. En cuanto a las lluvias, se espera que adopten patrones similares a los observados en episodios moderados de La Niña, con alteraciones en los regímenes de precipitación y en la circulación atmosférica tropical, lo que implica variaciones en vientos y presiones.

Según explica Mario Picazo en Eltiempo.es, al ser una Niña débil, su impacto directo será influido y amplificado por otros mecanismos atmosféricos relevantes. Este escenario incrementará la probabilidad de contrastes marcados y de episodios meteorológicos destacados.

Las regiones próximas al área donde se desarrolla La Niña suelen mostrar efectos más definidos, por lo que en Estados Unidos y Canadá el patrón asociado es bastante reconocible. En el norte, desde el Pacífico Noroeste hasta los Grandes Lagos y el valle del Ohio, suelen darse temperaturas por debajo de la media y precipitaciones superiores a lo habitual, con frecuentes nevadas y la llegada de rápidas borrascas conocidas como Alberta Clippers, que provocan descensos bruscos de temperatura.

En cambio, el sur del país –incluidos California, el suroeste, el sureste y la franja del Golfo– tiende a registrar inviernos más cálidos y secos, lo que agrava la sequía y eleva el riesgo de incendios. En la costa este la previsión es menos precisa, ya que factores como la NAO o la MJO pueden modificar por completo el patrón. En Europa la influencia es más indirecta, generando contrastes, y en Asia, Oceanía y Sudamérica se refuerzan los monzones y se alteran las precipitaciones.