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Ejemplar de erizo de mar Diadema africanum

Ejemplar de erizo de mar Diadema africanumUniversidad de La Laguna

Los erizos de mar 'Diadema africanum', al borde de su extinción en Canarias

Episodios similares ya habían ocurrido a comienzos de 2008 y 2018, cuando una enfermedad acabó con alrededor del 93 % de los ejemplares

Un grupo de científicos de la Universidad de La Laguna y del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias ha constatado que un episodio de mortalidad masiva registrado entre 2022 y 2023 ha conducido a la práctica desaparición local del erizo de mar Diadema africanum.

Según informa la institución académica, este último brote ha tenido consecuencias más graves que los ocurridos en 2008 y 2018, ya que en esta ocasión la producción larvaria y el reclutamiento de ejemplares juveniles prácticamente se han detenido.

Aunque los patógenos responsables de la enfermedad aún no han sido identificados con certeza, se han documentado episodios de mortandad similares de erizos de mar de forma casi simultánea en regiones que abarcan desde el Caribe hasta el océano Índico occidental.

Los erizos de mar desempeñan un papel clave como ingenieros del ecosistema, comparables a los grandes herbívoros terrestres. Al alimentarse de algas y pastos marinos, regulan su crecimiento y favorecen la supervivencia de organismos de desarrollo lento, como los corales y determinadas algas calcificantes. Además, forman parte esencial de la cadena trófica, al servir de alimento a numerosos mamíferos marinos, peces, crustáceos y estrellas de mar.

No obstante, cuando sus poblaciones aumentan en exceso, o cuando sus depredadores naturales disminuyen debido a la sobrepesca o la caza intensiva, los erizos pueden degradar los hábitats marinos y dar lugar a los conocidos «desiertos de erizos».

Un estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science revela ahora que una pandemia no reconocida, activa en los últimos cuatro años y responsable de la desaparición de erizos de mar a escala global, también ha afectado gravemente a las islas Canarias. Sus efectos sobre los ecosistemas marinos aún no se conocen con exactitud, aunque los investigadores Carlos San Gil, José Carlos Hernández y Jacob Lorenzo advierten de que podrían ser profundos.

El género Diadema incluye ocho especies distribuidas en aguas tropicales y subtropicales de todo el mundo. Entre ellas se encuentra Diadema africanum, que históricamente prosperaba en arrecifes rocosos del África occidental y las Azores, a profundidades de entre cinco y veinte metros.

En Canarias, sus poblaciones comenzaron a aumentar desde mediados de la década de 1960, probablemente como consecuencia de la sobrepesca de sus depredadores y del calentamiento global. En algunas zonas del archipiélago, este crecimiento llegó a provocar en el pasado extensos «blanquizales» o «desiertos de erizos», lo que impulsó intentos de control biológico entre 2005 y 2019, sin resultados concluyentes.

En febrero de 2022, los investigadores detectaron los primeros episodios de mortandad masiva de Diadema africanum en La Palma y La Gomera. A medida que la enfermedad se propagó hacia el este del archipiélago durante ese año, los erizos afectados mostraron una reducción de la movilidad, pérdida de sensibilidad a los estímulos y, finalmente, la caída de las espinas antes de morir.

Episodios similares ya habían ocurrido a comienzos de 2008 y 2018, cuando una enfermedad acabó con alrededor del 93 % de los ejemplares de Diadema africanum en las costas de Tenerife y La Palma, y con el 90 % en el archipiélago vecino de Madeira. Sin embargo, el brote de 2022 presentó una diferencia clave: a diferencia de lo ocurrido tras el episodio de 2008, cuando muchas poblaciones lograron recuperarse con relativa rapidez, en esta ocasión la recuperación no se produjo.

Por el contrario, una segunda oleada de mortalidad masiva volvió a afectar a Canarias a lo largo de 2023, agravando aún más la situación.

Para cuantificar el impacto de estos eventos, los investigadores analizaron las poblaciones de Diadema africanum en 76 puntos de las siete islas principales entre el verano de 2022 y el de 2025, comparando los resultados con datos históricos. Los análisis indican que la abundancia actual de esta especie en Canarias ha alcanzado su nivel más bajo registrado, con numerosas poblaciones al borde de la extinción local.

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