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Google AI

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Europa amenaza la dictadura del algoritmo con la que Google somete al periodismo digital

La forma de escribir, buscar y consumir noticias se transforma mientras las tecnologías generativas asumen un poder tan alto que desplazan al periodismo a un segundo plano

La investigación que la Comisión Europea ha abierto contra Google por el uso de contenidos para alimentar sus sistemas de inteligencia artificial (IA) no sólo pone contra las cuerdas a un gigante tecnológico. También muestra la transformación de la manera en que se escriben y se buscan noticias en internet. Un cambio que, durante casi tres décadas, ha estado condicionado por las reglas invisibles que Google imponía al ecosistema informativo y que ahora se reconfigura bajo el dominio de las IA generativas.

Un golpe al corazón del modelo Google

La Comisión Europea sospecha que la compañía estadounidense podría haber usado contenidos de webs y creadores —incluidos vídeos de YouTube— para entrenar sus modelos de IA, sin ofrecer compensaciones ni permitir una negativa. La investigación se centra en dos nuevas funciones del buscador. Por un lado, AI Overviews, que genera resúmenes automáticos colocados por encima de los resultados tradicionales, y por otro, AI Mode, un modo conversacional que responde como un asistente integrado en el buscador.

Bruselas quiere saber si Google ha utilizado ese poder estructural para imponer condiciones «injustas»

Ambas herramientas operan sobre la dependencia de editores y creadores de Google para obtener tráfico. Si los contenidos acaban absorbidos por la IA y reducidos a una síntesis que evita el clic, el modelo económico que ha sostenido la prensa digital durante más de 20 años se resquebraja. Bruselas quiere saber si Google ha utilizado ese poder estructural para imponer condiciones «injustas», limitar la competencia y priorizar sus propios productos de IA.

De la dictadura del SEO a la dictadura del prompt

La investigación coincide con la transformación del lenguaje periodístico en la era digital. Durante años, los medios han escrito condicionados por el SEO, una gramática artificial impulsada por Google que dictaba titulares, sintaxis y estructuras. Millones de piezas han sido moldeadas para agradar al algoritmo, no (necesariamente) al lector.

La investigación coincide la transformación silenciosa del lenguaje periodístico en la era digital

El titular dejó de ser una promesa informativa para convertirse en una llave de acceso al buscador. Ahora, como advierten analistas del Laboratorio de Periodismo, el titular ya no responde, más bien ejecuta una orden. Deja de ser un cierre y se vuelve un prompt, una instrucción para que la IA del buscador genere un resultado convincente que, en muchos casos, ni siquiera requerirá visitar el medio original.

La tiranía del clic se convierte así en tiranía del contexto porque cuánto más estructurado, anticipable y «entrenable» sea el contenido de un medio, más fácilmente podrá ser absorbido por una IA que replica, resume o reordena información ajena. El periodismo deja de competir por la atención y empieza a competir por la existencia dentro de un flujo automatizado que lo reduce a materia prima.

El ecosistema que Google construyó… y que ahora replica la IA

La supuesta «dictadura» de Google no sólo se expresó en cómo se buscaba información, sino en cómo se producía. El diseño de redacciones orientadas al SEO, la obsesión por el rendimiento en buscadores y la dependencia del tráfico orgánico generaron un ecosistema donde los medios acabaron trabajando para Google tanto como para sus lectores.

La supuesta «dictadura» de Google no sólo se expresó en cómo se buscaba información, sino en cómo se producía

Las nuevas IA generativas, incluidas las del propio Google, toman ese modelo y lo llevan un paso más allá porque dejan de ser intermediarias para convertirse en intermediarias absolutas. No sólo muestran contenidos, también los recrean. No sólo indexan, también reinterpretan.

Para los medios, esto plantea un escenario complicado. Allí donde Google imponía reglas, las IA pueden imponer opacidad. Ya no se sabe qué se usa, cómo se usa ni qué parte del valor informativo se transfiere al generador de respuestas o chatbot.

Un periodismo relegado a un segundo plano

La investigación europea es un síntoma de un problema mayor como es el riesgo de que el periodismo se convierta en un eslabón de la cadena informativa digital. Los textos de calidad, fruto de la verificación y del trabajo profesional, alimentan sistemas que ofrecen respuestas inmediatas sin citar fuentes o sin derivar tráfico suficiente para sostener el modelo periodístico.

Sin medios sólidos, no hay fiscalización del poder ni relato verificado del presente

Si Google o cualquier otra gran IA resume, reescribe o proporciona directamente la información que antes se ofrecía en un artículo, ¿qué lugar queda para el medio original? ¿Qué incentivo tiene un lector para acudir a una noticia si la máquina ya produce un relato útil y gratuito?

La Comisión Europea abre así un debate que ataca a la sostenibilidad del propio ecosistema democrático. Sin medios sólidos, no hay fiscalización del poder ni relato verificado del presente.

Una oportunidad para reinventar el lenguaje informativo

Paradójicamente, este momento crítico también obliga a replantear el oficio. El periodismo digital ya no puede escribirse sólo para algoritmos. Debe ofrecer aquello que ninguna IA puede reproducir como es contexto, intención, criterio, experiencia.

El periodismo digital ya no puede escribirse sólo para algoritmos

Lo que está en juego no es sólo la compensación económica por el uso de contenidos, sino el papel que la información profesional ocupará en un mundo donde buscar deja de ser buscar y leer deja de ser leer.

La investigación a Google abre una grieta en un sistema que parecía inamovible. Y en ese hueco, quizá, pueda renacer una escritura periodística menos subordinada al algoritmo y más vinculada a sus lectores. Porque si antes Google dictaba cómo había que escribir, ahora las IA amenazan con dictar qué es relevante.

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