Una gaviota se posa en el tejado de la Capilla Sixtina

Una gaviota se posa en el tejado de la Capilla SixtinaEuropa Press

Por qué siempre hay una gaviota junto a la chimenea de la Capilla Sixtina

La escena evidencia un problema denunciado recurrentemente por los habitantes de la Ciudad Eterna

la chimenea de la Capilla Sixtina se ha convertido en el punto del mundo al que más miradas se dirigen. Medios de comunicación de todo el globo retransmiten en directo e ininterrumpidamente la salida de humos que informará sobre la resolución del cónclave para elegir al nuevo Papa. Entre fumata y fumata, las cámaras han captado a un invitado habitual en el tejado del emblemático edificio.

La imagen de una gaviota junto a la chimenea no ha pasado desapercibida. La prensa italiana ha bautizado al ave como 'La gaviota del cónclave' y, después de días de guardia en el lugar, el diario transalpino La Stampa ha resuelto por qué siempre hay una gaviota junto a la chimenea que anunciará el nombramiento del 267º Papa de la Iglesia católica.

«La llamaban 'La gaviota del cónclave', pero en realidad las gaviotas eran una pareja y el motivo por el que estaban junto a la chimenea de la Capilla Sixtina era claro: los dos pájaros blancos, protagonistas alternativamente de las tomas de las televisiones de todo el mundo, son los padres de un polluelo que empieza a dar sus primeros pasos pero aún no está preparado para volar», apunta el periódico italiano, que acompaña la información de una imagen de las dos aves adultas junto a su cría.

Dos gaviota sobrevuelan la chimenea de la Capilla Sixtina

Dos gaviota sobrevuelan la chimenea de la Capilla SixtinaEuropa Press

La gaviota argentea (Larus argentatus) permanece junto a sus pequeños hasta que estos aprenden a volar generalmente entre 35 y 40 días después de la eclosión. Las especias adultas cuidan de sus crías durante ese tiempo hasta que los polluelos tienen capacidad para abandonar el nido y ser autosuficientes.

Más allá de la mística de la gaviota que ejerce como guardiana de la trascendental decisión, la escena evidencia un problema denunciado recurrentemente por los romanos.

El hábitat de estas aves suele ser marino pero, aunque la costa se encuentre a unos 40 kilómetros de Roma, han volado tierra adentro para dominar entre la fauna aérea de la capital italiana.

Las estimaciones apuntan a que Roma ha multiplicado por cuatro la población de gaviotas en los últimos años y su presencia se deja ver en la ciudad.

Su proliferación ha conllevado un aumento de los ataques, «más de 30 por la semana», según ha recogido en un informe del año pasado la asociación para la protección jurídica de la naturaleza 'Earth'.

El Ayuntamiento de Roma, consciente de este problema, ha preparado 4 millones de euros hasta 2026 para el control de las gaviotas.

Asimismo, antes de su periodo de reproducción, entre enero y febrero, aconseja a la población romana cerrar «sin es posible» espacios externos como balcones o terrazas con redes o plantas altas para crear «un efecto barrera» y disuasorio.

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