Cajas de tomates en un mercado de la Comunidad de Madrid

Cajas de tomates en un mercado de la Comunidad de MadridEuropa Press

¿Cómo identificar realmente el origen de nuestros alimentos?

El pasado 4 de octubre se hacía pública una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el etiquetado de melones y tomates originarios del Sáhara Occidental

¿Sabemos de verdad de dónde viene lo que comemos? En un supermercado cualquiera, los pasillos están llenos de etiquetas, logotipos y nombres de marcas que prometen proximidad, tradición y calidad. «Origen nacional», «elaborado en España» o «producto europeo» son algunas de las fórmulas más habituales. Pero, ¿indican lo que parecen? La realidad es que trazar el verdadero origen de un alimento es más complejo de lo que sugiere el envase.

A medida que crece la preocupación por el consumo responsable y la sostenibilidad, también lo hace la demanda de información clara sobre el origen geográfico y la trazabilidad de los productos alimentarios. Sin embargo, entre la normativa ambigua, los procesos de transformación industrial y el etiquetado estratégico, el consumidor se enfrenta a una tarea difícil: saber qué está comprando realmente.

El origen de los alimentos, una preocupación creciente

Uno de los ejemplos más recientes y polémicos sobre la opacidad del origen real de los alimentos es el de los tomates cherry cultivados en el Sáhara Occidental y vendidos como marroquíes en Carrefour. La denuncia, presentada en julio de 2025 por la Federación de Consumidores (CECU) y la organización agraria COAG, alerta de un posible fraude en el etiquetado de productos que, según una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, deben especificar claramente «Sáhara Occidental» como país de origen, y no Marruecos.

La empresa señalada, Azura, cuenta con más de 400 hectáreas de invernaderos en ese territorio no autónomo, cuya soberanía no está reconocida por la ONU ni por la Unión Europea como parte del Reino de Marruecos. A pesar de ello, los tomates se estarían comercializando sistemáticamente bajo el etiquetado «Origen: Marruecos», lo que limita la capacidad de elección informada del consumidor y supone una forma de competencia desleal frente a la producción agrícola nacional.

Cómo interpretar el etiquetado

Pero más allá de casos fraudulentos como este, para identificar el origen de los alimentos es crucial prestar atención a su etiquetado y diferenciar entre:

País de origen. Indica dónde se cultivó o produjo el alimento. Lugar de procedencia. Puede ser una región, provincia o incluso una finca específica dentro de un país. Ingrediente primario. Si el alimento contiene un ingrediente principal de otro origen, esto también debe indicarse en la etiqueta. Datos del responsable de la puesta en el mercado/productor. Es la información sobre la empresa que produce o distribuye el alimento. Datos del envasador. Indica dónde se envasó el producto.

Identificar el origen real de los alimentos no debería ser un acto de investigación privada, sino un derecho garantizado por la normativa y respetado por los operadores del mercado. En un contexto de creciente sensibilidad hacia el consumo responsable, la sostenibilidad y la defensa del producto local, la transparencia en el etiquetado se convierte en una herramienta esencial para que el consumidor pueda tomar decisiones informadas. Casos como el de los tomates cherry del Sáhara Occidental demuestran que aún queda camino por recorrer. Mientras tanto, leer con atención las etiquetas, conocer los términos clave y exigir trazabilidad no es solo una opción, sino una forma activa de ejercer nuestros derechos como consumidores.

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