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18 de abril de 2024

Recreación de un asteroide acercándose a la Tierra

Recreación de un asteroide acercándose a la TierraPixabay

Un jefe de la NASA plantea que los asteroides podrían chocar contra la Tierra más a menudo de lo que se creía

La investigación que lidera sugiere que algunas ondas de choque grabadas en la corteza podrían haber quedado erosionadas por el paso del tiempo

¿Y si la probabilidad de que un asteroide impacte contra la Tierra sea más alta de lo que se pensaba hasta ahora? Una investigación liderada por James Garvin, científico jefe del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, y publicada este lunes en Science plantea esta posibilidad en base a un indicio: las ondas de choque podrían haber quedado ocultas a la vista debido al paso del tiempo.
Las proyecciones orientativas actuales estiman que el impacto de un asteroide de un kilómetro de ancho contra la Tierra –el que provocó la extinción de los dinosaurios era de 10– tiene lugar una vez cada 600.000 años. Sin embargo, con la hipótesis que maneja el equipo de Garvin (la cual ha causado cierto escepticismo en la comunidad científica y que tiene que ser sometida todavía a revisión), este lapso de tiempo quedaría sustancialmente reducido a solo 10.000.
Esto se debe, señala la investigación, a que los impactos que quedaron grabados en la corteza podrían haberse erosionado, dando lugar a interpretaciones erróneas sobre la frecuencia con la que estos fenómenos ocurren.
Para armar su estudio, el equipo se apoya en un catálogo de imágenes satelitales de alta resolución para observar los cráteres más grandes provocados por asteroides durante el último millón de años. Varios de ellos presentan anillos tenues que van más allá de lo que se consideran sus bordes exteriores, lo que podría indicar que el tamaño del meteorito era más grande de lo que se había supuesto en un primer momento.
La tesis, sin embargo, se encuentra todavía muy lejos de darse por buena –«no hemos probado nada», reconoce Garvin–, y los propios autores advierten de que estos anillos podrían no tratarse de ondas de impacto, sino de escombros expulsados por el choque y distribuidos en un patrón concéntrico.
A estas dudas se suma el escepcticismo de otros investigadores que, como Bill Bottke, dinamicista planetario del Southwest Research Institute en Boulder (EE.UU.), desconfían de los resultados porque, explican, desafían otras estimaciones de las tasas de impacto.

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