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Recreación de un asteroide acercándose a la Tierra

Recreación de un asteroide acercándose a la TierraFlickr

Entrevista

El astrofísico Josep Maria Trigo advierte de los posibles riesgos del asteroide '2024 YR4'

El mundo sigue pendiente de la dirección que tome el asteroide 2024 YR4. Este objeto celeste, detectado el pasado 27 de diciembre de 2024 por uno de los telescopios de la red ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), ha monopolizado la atención de las principales agencias espaciales. Prevista su llegada para finales de 2032, la roca espacial tendría un 2,2 % de posibilidades de impactar contra la Tierra según las últimas estimaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Ante esta situación, la ONU puso en marcha hace escasos días su 'Protocolo de Seguridad Planetaria', que suponía la activación del Grupo Consultivo de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG) y de la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN). En este contexto, está previsto que las agencias valoren en mayo los nuevos detalles que arroje el asteroide, con el objetivo de poner en marcha posibles soluciones en el caso de que fuera necesario.

Esta imagen proporcionada por la NASA el 31 de enero de 2025 muestra el asteroide 2024 YR4 observado por el telescopio Magdalena Ridge

Esta imagen proporcionada por la NASA el 31 de enero de 2025 muestra el asteroide 2024 YR4 observado por el telescopio Magdalena RidgeAFP

Para responder a estas dudas sobre '2025 YR4', así como analizar sus características y posibles consecuencias, El Debate ha charlado con el astrofísico Josep Maria Trigo, quien es Investigador Científico del CSIC e Investigador Principal del Grupo de Asteroides, Cometas y Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC/IEEC).

–En primer lugar, ¿de dónde procede el asteroide 2024 YR4?

–Se trata de un asteroide rocoso próximo a la Tierra que sigue una órbita tipo Apolo y que procede de la fragmentación de un asteroide mayor, por tanto, originado en ese gran almacén de pequeños cuerpos que es el cinturón de asteroides. Allí siguen órbitas estables durante millones de años hasta que algunos de ellos «caen» en las llamadas resonancias planetarias que, por la acción gravitatoria de los planetas, los impulsan a la región próxima a la Tierra.

–¿Qué sabemos de él? ¿Cómo de peligroso es?

–Por el momento sabemos que su tamaño ronda entre 40 y 90 metros. Los espectros obtenidos en el Gran Telescopio Canarias por un equipo del IAC liderado por Julia de León revelan que debe poseer una composición probablemente condrítica, rica en silicatos y con algunos metales en sus minerales formativos.

–Está previsto que en el año 2032 sea la fecha en la que habría posibilidades (mínimas) de que llegue...

–En base a la órbita calculada en este momento sabemos que la probabilidad de impacto es baja (hoy en torno a un 2 %) el 22 de diciembre de 2032.

–¿Quién está haciendo el seguimiento de este astro?

–Quienes nos dedicamos a estos estudios, toda la comunidad astronómica con acceso a gran instrumentación. Desde nuestros centros de investigación y empleando el Telescopio Joan Oró del Observatorio del Montsec contribuimos a observaciones para el IAWN.

La probabilidad de impacto con un asteroide de tamaño kilométrico es de alrededor de diez millones de añosJosep Maria TrigoInvestigador Principal del Grupo de Asteroides, Cometas y Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC/IEEC)

La NASA está a cargo de la IAWN, que representa a la comunidad de investigadores centrados en el estudio de asteroides, mientras que la ESA está a cargo de la SMPAG, que incluye a otras agencias espaciales. La IAWN notificó a SMPAG sobre 2024 YR4 cuando su probabilidad alcanzó el 1 %.

El astrofísico Josep María Trigo

El astrofísico Josep María TrigoEFE

–Dado que solo hay un mínimo porcentaje de posibilidades de que impacte, ¿a qué se debe el protocolo de la ONU?

–De momento establece un procedimiento para establecer diversos grados de alerta. El requisito para activarlo está en una predicción de un encuentro cercano con una probabilidad de impacto superior al 1 % (tal y como sugirieron responsables de emergencias) para todo asteroide que posea más de 10 metros de diámetro.

–En el caso de que ese escenario pudiera darse, ¿qué consecuencias tendría? ¿podría acabar con grandes núcleos de población?

–Ciertamente, recordemos que el 30 de junio de 1908 un asteroide de unos 50 m de diámetro devastó 2.200 km2 de taiga. Si cayese sobre una zona poblada podría producir víctimas, no necesariamente por el impacto directo sino por la onda de choque, radiación luminosa y otra fenomenología asociada. Esto lo explico en mi último libro La Tierra en peligro: el impacto de asteroides y cometas.

Intentar destruir un asteroide fragmentándolo, lo que haría sería incrementar el área de devastaciónJosep María TrigoInvestigador Principal del Grupo de Asteroides, Cometas y Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC/IEEC)

–En el caso de que ese porcentaje aumentara, ¿cuál debería ser el protocolo a seguir por las agencias espaciales?

–Debemos seguir observándolo todo el tiempo que sea posible y en su retorno de 2028, una vez mejorada su órbita y disponiendo de datos más precisos sobre su encuentro con la Tierra en 2032, habrá que tomar una decisión. Si la probabilidad disminuye dejarlo pasar y, en caso contrario, plantearnos algún método paliativo, quizás un impactador cinético como DART.

–Como es normal, en este tipo de casos se nos viene a la mente películas como Armagedón. ¿Podría ser realmente viable una operación similar o es pura ciencia ficción?

–No, esa película es mera ciencia ficción. De hecho, intentar destruir un asteroide fragmentándolo, lo que haría sería incrementar el área de devastación en el impacto de sus múltiples bloques. Además la mayoría de asteroides son pilas de escombros: miríadas de rocas apiladas tras colosales impactos, como ejemplificó nuestro experimento en Dimorphos. En ese asteroide del sistema binario Didymos probamos el método del impactador cinético con la sonda DART de la NASA.

Si cayese sobre una zona poblada podría producir víctimas, no necesariamente por el impacto directo sino por la onda de choqueJosep Maria TrigoInvestigador Principal del Grupo de Asteroides, Cometas y Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC/IEEC)

–¿Hay algún tipo de antecedente con un astro similar que haya podido caer en la Tierra? De ser así, ¿tuvo alguna consecuencia?

–Hay múltiples impactos de asteroides contra la Tierra, tanto mayores cuanto más atrás vayamos en el tiempo. Han dejado excavados grandes cráteres de impacto, conocemos 190 en nuestro planeta. Afortunadamente, la probabilidad de impacto con un asteroide de tamaño kilométrico es de alrededor de diez millones de años, con consecuencias sobre la biosfera a escala global. Obviamente, como hay más asteroides pequeños, es mucho más probable que impacten y produzcan daños locales.

–Está previsto que también, en 2029, el asteroide Apophis aparezca en nuestro umbral, ¿cómo es este asteroide?

Apofis es un asteroide rocoso con órbita tipo Atenas con un tamaño de 335 metros que, cuando fue descubierto en 2004, estuvo entre los de mayor probabilidad de impacto. Hoy en día la mejora de su órbita ha permitido descartar su impacto a corto y medio plazo.

–¿Hay algún astro del que tengamos que estar pendientes en las próximas décadas?

– Por el momento los que seguiremos son los de la lista SENTRY y estaremos muy pendientes a otros que se vayan descubriendo.

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