Astronauta en una caminata espacial atada sobre la Tierra
Ciencia
La NASA alerta sobre cómo envejecen de nuestras células en el espacio: «Es la prueba de estrés definitiva»
Un nuevo estudio publicado en la revista Cell Stem Cell revelaría cómo el estrés de viajar al espacio envejece mucho más rápido las células del ser humano
Desde 1998, año en el que comenzó a construirse la Estación Espacial Internacional (EEI), la presencia de astronautas en esta obra de la ingeniera humana se ha venido repitiendo en las últimas décadas. En el año 2000, la Expedición 1 –compuesta por los astronautas rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov y el astronauta estadounidense William Shepherd–, se acopló a la estación en una nave Soyuz, dando el pistoletazo de salida a la llegada de astronautas a esta estación situada a unos 400 kilómetros de nuestro planeta.
Desde entonces, cerca de 300 personas de más de una veintena de países han visitado la Estación Espacial Internacional. Las más conocidas de los últimos años han sido aquellas realizadas por la empresa SpaceX, que ha transportado a más de 60 astronautas –en tan solo cinco años– gracias a la nave Crew Dragon. La duración de estas misiones, las cuáles suelen oscilar entre los cinco y los siete meses, conllevan una serie de efectos secundarios para los astronautas, dadas las extremas condiciones que tienen que soportar durante un tiempo prolongado.
En este contexto, un nuevo estudio publicado en la revista Cell Stem Cell revelaría cómo el estrés de viajar al espacio envejece mucho más rápido las células del ser humano. La investigación, elaborada por la NASA, se basó en los cambios de las células madre durante cuatro misiones espaciales. Una de las conclusiones del estudio se centra en la nula capacidad de las células enviadas al espacio de producir nuevas células sanas.
«El espacio es la prueba de estrés definitiva para el cuerpo humano. Estos resultados son de vital importancia porque demuestran que los factores estresantes del espacio, como la microgravedad y la radiación cósmica galáctica, pueden acelerar el envejecimiento molecular de las células madre sanguíneas», afirma Catriona Jamieson, directora del Instituto Sanford, en un comunicado.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron células madre y progenitoras hematopoyéticas (HSPC), responsables de la producción de células sanguíneas. Según el estudio, las células comenzaron a perder su capacidad de producir nuevas células en torno al primer mes en el espacio.
Posteriormente, una vez que las células fueron transportadas de vuelta a nuestro planeta, los investigadores observaron cómo algunos daños comenzaron a revertirse. Esto pone de relieve la precaria situación que viven los astronautas de la EEI, motivo por el que serían necesarias medidas para proteger su salud.
Los astronautas Barry «Butch» Wilmore y Sunita «Suni» Williams, en la EEI
«Comprender estos cambios no sólo nos ayudará a proteger a los astronautas en misiones de larga duración, sino también a modelizar el envejecimiento humano y enfermedades como el cáncer en la Tierra. Se trata de un conocimiento esencial a medida que nos adentramos en una nueva era de viajes espaciales comerciales e investigación en órbita terrestre baja», concluye Jamieson.
Desde estrés a síntomas depresivos
El cambio en las células no es el único efecto derivado de los viajes espaciales. Un estudio publicado en el IEEE Open Journal of Engineering in Medicine and Biology, el oftalmólogo de la Universidad de Montreal Santiago Costantino descubrió que al menos el 70 % de los astronautas de la ISS han sido afectados por el síndrome neuroocular asociado a los vuelos espaciales.
Asimismo, distintos estudios señalan como la microgravedad puede generar pérdida de densidad ósea y masa muscular. Este efecto en el cuerpo humano es similar al propio envejecimiento. Tras seis meses en el espacio, los astronautas experimentan una pérdida de densidad ósea de un 1 % mensual y una atrofia muscular del 20 %.
De igual manera, el sistema cardiovascular es otro punto de atención. La exposición prolongada al espacio puede derivar en rigidez arterial y mayor riesgo cardíaco. Otro campo clave es la adaptación sensoriomotriz. Los astronautas suelen sentir desorientación tras cambios gravitacionales.
Finalmente, la falta de gravedad puede provocar problemas relacionados con el sueño, así como estrés, lo que puede generar situaciones de ansiedad, depresión o cambios de personalidad en los astronautas.