Lanzamiento del cohete New Glenn con destino a Marte
Ciencia
Jeff Bezos lanza por primera vez una misión a Marte y desafía el dominio de Elon Musk en la carrera espacial
A bordo del New Glenn viajaban dos sondas científicas de la NASA, integradas en el marco del programa Escapade, destinado al estudio del planeta rojo
Blue Origin, la empresa aeroespacial fundada por Jeff Bezos, logró este jueves un nuevo hito al lanzar con éxito su cohete New Glenn con destino a Marte en una misión encomendada por la NASA. Además, por primera vez, la compañía recuperó el propulsor del vehículo espacial tras su regreso controlado sobre una plataforma marítima, un logro que hasta ahora solo había conseguido SpaceX.
El lanzamiento se realizó desde la base de Cabo Cañaveral, en Florida, a las 15:55 horas locales (21:55 hora peninsular), después de haber sido aplazado dos veces: primero por condiciones meteorológicas adversas en la Tierra y, posteriormente, por una tormenta solar. Sin embargo, la espera culminó en una jornada que fue calificada de histórica por los responsables de la empresa. «Este es un día histórico para Blue Origin», afirmó Ariane Cornell, vicepresidenta de la compañía, durante la retransmisión en directo del evento.
A bordo del New Glenn viajaban dos sondas científicas de la NASA, integradas en el marco del programa Escapade, destinado al estudio del planeta rojo. Pocos minutos después del despegue, el propulsor del cohete fue recuperado con éxito en el océano, entre vítores de los empleados presentes, consolidando un paso decisivo hacia la reutilización de vehículos espaciales.
Este avance se produce en un contexto de creciente rivalidad con SpaceX, la empresa liderada por Elon Musk. De hecho, algunos responsables vinculados a esta última no escatimaron en elogios. «Recuperar un cohete orbital es extremadamente difícil. ¡Bien hecho!», expresó Jon Edwards, jefe de lanzamientos de SpaceX, a través de la red X. Por su parte, el propio Musk también se pronunció: «¡Felicidades a Jeff Bezos y al equipo de Blue Origin!».
El New Glenn, de 98 metros de altura, ya había tenido un vuelo inaugural exitoso en enero, cuando alcanzó la órbita y completó las pruebas previstas, aunque su propulsor se perdió en aquella ocasión durante el descenso. Ahora, con esta operación redonda, Bezos podría acortar la distancia con su principal competidor y avanzar en el desarrollo de tecnologías clave para futuras misiones espaciales, reduciendo así los costes operativos.
Tanto Blue Origin como SpaceX fueron fundadas a comienzos de los años 2000, aunque la empresa de Musk ha llevado la delantera durante años gracias a una política más audaz en sus pruebas. Bezos, en cambio, ha optado por un enfoque más prudente. No obstante, este éxito refuerza su posición como contendiente serio en el emergente mercado de la exploración lunar y marciana.
La NASA ha manifestado su interés en diversificar sus alianzas para el programa Artemis, que tiene como meta el regreso de astronautas estadounidenses a la superficie lunar. Los recientes retrasos de SpaceX abrieron la posibilidad de que se contemple el módulo de alunizaje que desarrolla Blue Origin, previsto para misiones posteriores.
En este contexto, el cohete New Glenn protagoniza la misión Escapade, cuyo objetivo es profundizar en el conocimiento sobre Marte. George Nield, presidente de una empresa que impulsa la participación privada en el espacio, declaró antes del lanzamiento: «Si Blue Origin completa con éxito esta misión, infundirá confianza a la NASA».
Las dos sondas transportadas, denominadas Azul y Oro, permanecerán inicialmente en una órbita cercana a la Tierra hasta encontrar el momento óptimo para emprender el trayecto interplanetario. Se espera que lleguen a Marte en 2027, según explicó Joseph Westlake, científico de la NASA, durante la rueda de prensa posterior al lanzamiento.
El impulso a la carrera espacial estadounidense ha cobrado nuevo vigor con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, desde donde se ha ejercido presión para acelerar el calendario del programa Artemis, que acumula retrasos y complicaciones técnicas. Paralelamente, Washington observa con atención los avances de China, que ha fijado para 2030 su propio objetivo de alunizaje tripulado, evocando la competencia espacial de la Guerra Fría.
En este escenario de tensión y ambición, el avance de Blue Origin refuerza la apuesta por una presencia humana sostenida en la Luna, como paso previo a futuras misiones tripuladas hacia Marte. Las sondas lanzadas este jueves se perfilan como piezas clave en esa estrategia.