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Remolino de polvo marciano cerca del borde del cráter Jezero

Remolino de polvo marciano cerca del borde del cráter Jezero, en MarteNASA/JPL-Caltech/SSI

Ciencia

Chispas eléctricas en remolinos de Marte: el último hallazgo que ha sorprendido a la NASA

Los remolinos de polvo, también conocidos como tolvaneras, son habituales en la superficie marciana y se forman cuando el aire caliente cercano al suelo asciende y comienza a girar, levantando con ello partículas de polvo

El róver Perseverance de la NASA ha captado por primera vez los sonidos de chispas eléctricas y miniexplosiones sónicas generadas por remolinos de polvo en Marte, confirmando una teoría largamente sostenida por la comunidad científica. Esta observación, publicada el 26 de noviembre en la revista Nature, se logró mediante el micrófono SuperCam, un instrumento diseñado principalmente para analizar el impacto de láseres sobre rocas marcianas, pero que ha permitido detectar también señales acústicas y perturbaciones electromagnéticas en la atmósfera del planeta.

Los remolinos de polvo, también conocidos como tolvaneras, son habituales en la superficie marciana y se forman cuando el aire caliente cercano al suelo asciende y comienza a girar, levantando con ello partículas de polvo. En total, SuperCam ha registrado 55 eventos eléctricos, 16 de los cuales ocurrieron mientras un remolino pasaba directamente sobre el vehículo.

Décadas antes del aterrizaje de Perseverance, se había sugerido que los granos de polvo en Marte podían generar cargas eléctricas por fricción (un fenómeno conocido como efecto triboeléctrico) y producir descargas similares a las chispas que se generan al caminar con calcetines sobre una alfombra y tocar un objeto metálico. En la Tierra, este fenómeno rara vez causa una descarga visible debido a la densidad atmosférica, pero en Marte, donde la atmósfera es mucho más tenue, tales descargas resultan más probables.

«La carga triboeléctrica de partículas de arena y nieve está bien documentada en la Tierra, especialmente en regiones desérticas, pero rara vez resulta en descargas eléctricas reales», explicó Baptiste Chide, miembro del equipo científico del róver.

Uno de los registros más reveladores se obtuvo en el día marciano 215. En esa grabación se escuchan claramente tanto el paso del remolino como las chispas eléctricas y el impacto de partículas en el micrófono. Otro ejemplo significativo fue el del sol 1296, donde se volvió a captar el paso de un remolino acompañado por sonidos eléctricos.

Además de estos casos, otras 35 descargas fueron detectadas durante tormentas de polvo regionales, concretamente cuando pasaban frentes convectivos. La intensa turbulencia en estos frentes favorece la acumulación y separación de cargas eléctricas, proceso esencial para la aparición de descargas.

Contrario a lo esperado, los investigadores no encontraron una correlación directa entre la frecuencia de las descargas y las estaciones marcianas con mayor presencia de polvo atmosférico. Esto sugiere que las descargas dependen más del levantamiento turbulento de polvo que de la cantidad total de polvo presente en la atmósfera.

El hallazgo tiene profundas implicaciones científicas. Por un lado, las chispas pueden desencadenar reacciones químicas que generen compuestos altamente oxidantes como cloratos y percloratos, los cuales podrían destruir moléculas orgánicas y modificar la composición química de la atmósfera. Esto podría, además, arrojar luz sobre la rápida desaparición del metano marciano, una cuestión aún sin resolver.

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