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Imagen de rayos X del objeto interestelar 3I/ATLAS, captada por el telescopio de imágenes de rayos X suaves Xtend, a bordo del Observatorio XRISM de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA)JAXA

Ciencia

Un satélite japonés consigue detectar por primera vez evidencias de rayos X en 3I/ATLAS

Este fenómeno se descubrió en 1996 y ha sido observado en múltiples objetos desde entonces. Sin embargo, en el caso de los cometas interestelares que atraviesan nuestra vecindad solar, no se ha logrado detectar con éxito dicha radiación

El cometa interestelar 3I/ATLAS, identificado por primera vez el 1 de julio de 2025, se ha revelado como un objeto extraordinariamente peculiar que proviene de fuera de nuestro sistema solar. Hasta ahora, solo se habían registrado dos cometas de este tipo: ʻOumuamua y 2I/Borisov. Los científicos han aprovechado estos raros encuentros para estudiar la materia interestelar en diferentes longitudes de onda con el objetivo de desentrañar las propiedades de materiales formados en otros entornos estelares.

En los confines del sistema solar, se sabe que los cometas comunes emiten rayos X. Este fenómeno se descubrió en 1996, a partir del estudio del cometa Hyakutake, y ha sido observado en múltiples objetos desde entonces. Sin embargo, en el caso de los cometas interestelares que atraviesan nuestra vecindad solar, no se ha logrado detectar con éxito dicha radiación.

Esto ha mantenido en el aire una incógnita clave: ¿se comportan estos cuerpos de forma similar a los cometas del sistema solar o muestran rasgos completamente distintos? En este contexto, 3I/ATLAS, caracterizado por su notable actividad, ofreció una oportunidad única para intentar capturar señales de rayos X.

Trayectoria del cometa proyectada en coordenadas galácticas y mapa de rayos XJAXA

Para ello, el satélite XRISM de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), especializado en rayos X, programó una observación denominada Objetivo de Oportunidad. Dado que sus instrumentos no pueden apuntar a regiones cercanas al Sol, fue necesario esperar a que el cometa se desplazara más allá de los 60 grados de separación solar requeridos.

En concreto, entre el 26 y el 28 de noviembre de 2025, el satélite realizó observaciones con una exposición efectiva de 17 horas, ajustando su orientación cada tres horas para seguir el movimiento del cometa por la constelación de Virgo. El seguimiento se hizo con el telescopio Xtend, que forma parte del instrumental de XRISM y permite registrar imágenes de rayos X de gran campo visual.

El análisis preliminar de las imágenes reconstruidas mostró un débil resplandor de rayos X que se extendía unos cinco minutos de arco (equivalente a una distancia aproximada de 400.000 kilómetros) en torno al núcleo del cometa. Esta característica sugiere la presencia de una nube difusa de gas que emitiría rayos X. Sin embargo, los responsables del estudio advierten que también podrían influir factores instrumentales como el viñeteo o el ruido del detector, por lo que aún no puede confirmarse que el brillo provenga exclusivamente del cometa.

La emisión de rayos X en los cometas suele originarse por un mecanismo llamado reacción de intercambio de carga. Este fenómeno se produce cuando los iones cargados del viento solar colisionan con los átomos neutros del gas que rodea al cometa, generando una emisión característica. En el espectro extraído por XRISM de la zona central del cometa se han identificado señales que podrían corresponder a elementos como carbono, nitrógeno y oxígeno, lo cual apuntaría precisamente a la existencia de este tipo de interacción.