Omar Montes, desmayado en 'Planeta Calleja'
Planeta Calleja
Calleja 'tortura' a Omar Montes
El trapero de Pan Bendito pierde el conocimiento en un coche de 'rallies' y duerme en un hotel a diez grados bajo cero
La excursión empezó en Gammelstad, al norte de Suecia. Y acabó en el Círculo Polar Ártico. Omar Montes, protagonista, pasó frío y miedo como pocos invitados de Calleja, quizá ninguno
La infancia
El trapero de Pan Bendito habló de su infancia. «Mi padre es árabe y mi madre es española. Me tuvo muy jovencita, con 18 o 19 años».
El progenitor es iraquí pero, cuando la guerra, se fue a vivir a Marruecos. Y ahí sigue. Tiene relación con él, igual que con su madre, aunque a él lo crio su abuela, por la que siente adoración: «Doy mi vida por mi abuela».
Su infancia fue dura. «He pasado hambre». En el cole lo pasó mal: «Sufrí 'bullying'. Era moro y encima gordo». No guarda rencor a aquellos niños malos: «Les invito a mis conciertos».
Antes del triunfo
Conducía un «taxi de la droga» con 14 años. A los 23 tuvo un hijo y no tenía trabajo. Así que robó pañales y comida.
Probó en el boxeo. Triunfo, pero ese deporte hace años que no da dinero en España: «Gané varios campeonatos de España, welter, 69 kilos. No me daba para comer».
Encontró su camino con la música, en la que empezó por casualidad, «con 14 ó 15 años». Fue cuando un colega encontró un ordenador tirado en la calle. Lo rescataron del contenedor y le pusieron el 'autotune'. Así empezaron a componer.
El triunfo
El programa emitido anoche se grabó en octubre 2020. Ese año, Omar Montes fue el artista español más escuchado en Spotify, un dato que dejó pasmado a Calleja, que solo lo conocía como ex de una hija de la Pantoja y como ganador de Supervivientes.
La música le ha proporcionado muchos discos de platino y, sobre todo, montañas de dinero. Dejó caer que solo una canción le ha dado un millón de euros.
Una parte de lo ganado se lo gastó en un coche de lujo: «Siempre me han gustado mucho los coches y las joyas. Tenía un Ferrari». Lo vendió porque era incómodo para llevar a su abuela al cine: «La teníamos que sacar entre tres».
Sigue viviendo en la casa de siempre, aunque tiene más propiedades. «Por más dinero que uno gane, no debe olvidar de donde viene. Me gusta mi barrio».
No se conforma. Hoy, este madrileño de 33 años tiene un objetivo ambicioso: «Quiero ser el número 1 del mundo. Como Julio Iglesias».
Sobre dioses
«Creo mucho en las energías, y creo mucho en Dios. Y cuando eres buena persona, y haces cosas buenas por la gente. Dios te lo da a ti por otro lado», contó el cantante al aventurero.
–Calleja: ¿Lo achacas a una divinidad?
–Montes: Sí, yo creo mucho en Dios, y creo que todos estamos aquí, en esta vida, por algo, por un cometido. Y mi cometido es hacer mover el esqueleto a la gente y que se lo pasen bien.
Después, juntos, conocieron la cultura del pueblo sami (no le gusta que les llamen lapones), que forman 80.000 personas. Su religión rinde culto a 30 dioses, la mayoría mujeres.
Jesús Calleja y Omar Montes hablan en el hotel helado
La sufrida excursión
No fue una excursión bucólica para Omar.
Tiene miedo a los perros, y ya para empezar lo pusieron al mando de un vehículo tirado por canes. «De pequeño iba al pueblo con mi bisabuela. Tenía 10 o 12 años, la mordió uno en el culo y no veas el moratón que la dejó. Y desde entonces me dio un poquito el respetín. Y cuando veo uno no juego con él como debería», recordó.
Estaban en tierra de 'rallies', así que se fueron a un lugar donde entrenan los especialistas. Omar quiso dárselas de conductor arriesgado, pero el que forzó la máquina fue Calleja. Su conducción le revolvió el estómago. No solo eso: «Creo que me voy a desmayar», anunció el madrileño, pero Calleja siguió a lo suyo. Y el artista se desmayó.
Después se fueron a un hotel helado. La estancia en la que durmió Omar, dentro de un saco, estaba a diez bajo cero. Al día siguiente se despertó de buen humor porque «podría haber muerto»
Pero aún había un par de sorpresas más. La primera, dar de comer a un grupo de renos. «Con la noche que me pasado solo me faltaba que me saquen ahora los ojos. Yo si eso me voy… Con el coche casi me sacas de la carretera… Me haces dormir en un glaciar de hielo… Y ahora me dices que me van a sacar los ojos…». No se los sacaron. Ni tuvieron ocasión, porque se mantuvo bien alejado de ellos.
Para rematar, ascendieron a una cumbre nevada. Una vez arriba, el cantante apenas disfrutó de la vista. Quiso bajar pronto, por aquello de la falta de oxígeno. Así acabó la peculiar tortura helada de Calleja a Omar Montes.