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26 de abril de 2024

Netflix anunció en octubre la subida de sus planes Estándar y Prémium

Netflix atraviesa una crisis en 2022

Televisión

Netflix y las seis razones de su estrepitosa caída

Analizamos las causas que han llevado a la plataforma a su peor momento desde 2011

Todo lo que sube, baja. Y como Netflix había subido tanto como para convertirse en el gigante de los contenidos en streaming, la bajada termina en caída. De las que hacen daño. Pero, ¿qué ha llevado a Netflix a experimentar la mayor crisis de su historia? Aquí van seis pistas...

Pérdida de suscriptores

Netflix manejaba, para el primer trimestre de 2022, unas previsiones optimistas. La compañía contaba con sumar dos millones y medios de suscriptores en los tres primeros meses del año. Sin embargo, lejos de ganar clientes, los ha perdido. Tantos como 200.000. Es la primera vez que Netflix presenta un saldo negativo de suscriptores desde octubre de 2011.
Para el segundo trimestre ya no hay rastro del optimismo inicial: a la cantidad anterior hay que añadir un cero para llegar hasta los dos millones de clientes que, según sus estimaciones, van a perder en ese tiempo para quedarse en unos 219 millones de suscriptores en todo el mundo.

Caída en bolsa

La pérdida de suscriptores repercute también en las acciones de Netflix, que han llegado a caer casi un 40 % en alguna jornada reciente en Wall Street. Los principales directivos de la compañía se esfuerzan por transmitir una tranquilidad que no llega hasta los inversores.

Cada vez más (y mejor) competencia

Disney+, HBO Max, Prime Video, Apple TV+… La competencia a la que se enfrenta Netflix es cada vez mayor en número y en fortaleza. El número de plataformas, series, películas y documentales crece de forma exponencial, pero no el tiempo que tenemos para verlas. Mantener varias suscripciones para no utilizar alguna de ellas, aunque a veces no queramos darnos cuenta, es un gasto superfluo que deriva en la pérdida de suscriptores. Y no solo de Netflix…

La mala calidad de las películas de Netflix

Netflix había apostado en los últimos años por directores de prestigio como Martin Scorsese (El irlandés), David Fincher (Mank), Alfonso Cuarón (Roma), Paolo Sorrentino (Fue la mano de Dios), Aaron Sorkin (El juicio a los 7 de Chicago) y los hermanos Coen (La balada de Buster Scruggs). En la mayoría de los casos, esos nombres han estado por encima del resultado de las películas que han filmado para Netflix. Ahora la tendencia de la plataforma –que con El poder del perro, de Jane Campion, tampoco ha logrado el Oscar a la mejor película (sí el de mejor dirección) que tanto busca–, es poner el foco en películas de escasa calidad, con malos guiones y, eso sí, con la presencia de varias estrellas. Ryan Reynolds está presente en dos títulos que sirven de ejemplo: Alerta roja y El proyecto Adam.

Menos series que sirven de reclamo

House of cards, a pesar de la decepcionante última temporada, funcionaba como reclamo para darse de alta en Netflix. También Narcos. O Stranger Things. Las dos primeras acabaron hace tiempo y la tercera ha tardado demasiado en producir la cuarta temporada, que se estrenará el 27 de mayo. Netflix tiene series como The Crown, pero no cuenta con un reclamo para atraer suscriptores como The Mandalorian para Disney+ o Juego de tronos para HBO. En el fondo, Netflix ha ido siempre más a la cantidad que a la calidad de las series. Y ahora lo paga más que antes.

Subida de tarifas

Hablando de pagar más que antes, Netflix tomó una decisión especialmente impopular: subir sus tarifas. También lo es su idea de introducir publicidad en la plataforma, como presumiblemente hará a finales de este año. Y más aún la iniciativa para limitar el uso de las cuentas compartidas, penalizando a los miembros adicionales, como ya ha probado en países como Chile, Costa Rica y Perú.

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