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El escritor Alvajara, interpretado por Antonio Ferrandis, durante su conversación con el Rey

El escritor Alvajara, interpretado por Antonio Ferrandis, durante su conversación con el Rey

Historias de cine

El sentido tributo al Rey Juan Carlos en 'Volver a empezar'

La película de Garci, que cumple 40 años, incluye referencias elogiosas al monarca como «es usted el hombre que nuestro país necesita»

«Es que es el Rey, ¿sabe?», le dice Gervasio Losada, gerente del hotel Asturias, antes de pasar la llamada a Antonio Manuel Alvajara, español y premio Nobel de Literatura. Ocurre en la ficción creada por José Luis Garci en Volver a empezar, la primera película española que recibió un Oscar, feliz noticia que aconteció hace justo 40 años y cuya efeméride se ha celebrado esta semana.

La escena, todo un tributo a Don Juan Carlos I, se extiende durante más de seis minutos y cuenta con las acertadas interpretaciones de Agustín González (Losada) y Antonio Ferrandis (Alvajara), y suena también una voz, la del monarca, a la que no se llega a poner cara.

Así empieza la charla entre el Rey y el Premio Nobel:

—Hola, Alvajara. Soy Juan Carlos. Buenas noches.

—Buenas noches, Majestad. [Mientras se enciende un cigarro]

—Nada, que me han comunicado a priemra hora de esta tarde dónde estabas y ha sido una sorpresa muy agradable para mí tenerte en España. Me habían informado que desde Estocolmo regresarías directamente a Estados Unidos. Por lo menos eso dijo la prensa.

—Ha sido una decisión de última hora, Majestad.

—Mira, te llamo porque la Reina y yo estamos muy contentos y muy agradecidos por esas palabras tan elogiosas hacia la Corona que dijiste al recoger el premio. Y, bueno, claro, para felicitarte también por el Nobel.

—Majestad, no dije más que lo que hubiese dicho en esos momentos cualquier español orgulloso de serlo. En mi opinión, Señor, es usted el hombre que nuestro país necesita.

—Gracias, Alvajara.

La conversación continúa, y entra en escena la afición lectora de la Reina Sofía y la culinaria del Rey:

—En cuanto al premio, la verdad, para mí ha sido una sorpresa. Sé que había candidatos mucho mejores. Me ha tocado.

—¿Sabías que la Reina es una fan de tus libros? Se ha leído todos. Yo te confieso que solo algunos, pero Cine Robledo es uno de mis libros favoritos. Como supondrás, Alvajara, yo no tengo el tiempo suficiente para leer todo lo que quisiera.

—Naturalmente, Majestad.

—Oye, si piensas estar unos días en Madrid, avísame, que te voy a llevar a comer unas chuletas de cordero que sé que te gustan a Esteban, un sitio estupendo que conozco en el Madrid viejo.

—Esta vez no va a ser posible, Majestad. Ha sido una visita relámpago. Tengo que regresar inmediatamente. Pero le temo la palabra para una próxima ocasión. También quiero agradecerle sus telegramas a Berkeley y a Estocolmo.

Berkeley es la Universidad donde trabaja el protagonista como profesor y la referencia a Estocolmo es porque en esta ciudad sueca se entrega el premio Nobel. La conversación finaliza aludiendo al gran prestigio internacional de don Juan Carlos.

—Lo hice encantado y lleno de orgullo. Bueno, Alvajara, hasta que nos veamos ya sabes dónde tienes un amigo.

—Bueno, y casi un colega.

—¿Cómo un colega? ¿Por qué?

—En Estocolmo, Majestad, no había ninguna duda de que el próximo Premio Nobel de la Paz sería el Rey de España, y por razones bien justificadas.

—Nada hombre, eso son cosas que dicen los amigos. Un abrazo muy fuerte, Alvajara. Y hasta siempre.

Al fin, así finaliza la llamada:

—Muchas gracias, Majestad. Esta llamada suya es para mí una de las alegrías más grandes de mi vida. Sus palabras y el estar aquí en mi tierra con mis viejos amigos todo me hace saber que, efectivamente, estoy en mi casa.

—Y así es, Alvajara. Repito: un abrazo muy fuerte. Adiós y buenas noches

—Buenas noches, Majestad.

La referencia real hay que situarla en el contexto de la época. Garci, que ha confesado no ser monárquico, mostraba así su apoyo a la Corona unos meses después del golpe de Tejero que intentó interrumpir el período democrático. La voz del Rey no era, obviamente, la de don Juan Carlos, pero tampoco lo de un ciudanano anónimo: fue el humorista Pedro Ruiz, magnífico imitador, quien charló realmente con el Nobel Alvajara.

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