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17 de mayo de 2024

Friends es la serie favorita de los españoles para decorar su casa

David Schwimmer (Ross), Matthew Perry (Chandler) y Matt LeBlanc (Joey), tres de los protagonistas de FriendsGTRES

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Una guionista de Friends critica a los protagonistas de la serie: «Si no les gustaba un chiste, lo saboteaban»

Patty Lin revela en un libro su decepción con los creadores y actores de Friends

Lo difícil para los seguidores de la serie es elegir los mejores momentos de Friends (el episodio de la ronda relámpago en el que los protagonistas se juegan el apartamento de Monica seguramente no faltará en esa selección). A tenor de lo que cuenta en su libro de memorias End Credits: How I Broke Up with Hollywood ('Créditos finales: cómo rompí con Hollywood'), a una de sus guionistas, Patty Lin, también le debe de resultar difícil elegir sus mejores momentos en Friends, pero en un sentido diferente. «No aprendí mucho, salvo que no quería trabajar en una comedia nunca más», confiesa Patty Lin, que también trabajó como guionista en series como Mujeres desesperadas y Breaking Bad antes de dejar la profesión con solo 38 años.
Entre los motivos por los que Patty Lin no guarda buen recuerdo de Friends se encuentran las maratonianas jornadas de trabajo, la falta de reconocimiento profesional y la sensación de sentirse como «una intrusa» por llegar a un equipo que ya estaba formado desde hacía tiempo (Patty Lin trabajó en la séptima temporada de Friends). Más motivos: la falta de empatía de los creadores de la serie, David Crane –«un adicto al trabajo imposible de complacer que siempre quería un chiste mejor»– y Marta Kauffman –«evitaba estar a solas con ella y tener que hablar», reconoce Patty Lin–. Y, según relata en el libro, también la reacción de los protagonistas de Friends cuando un chiste que habían escrito los guionistas no les resultaba gracioso o no lo consideraban adecuado para su personaje... ni para ellos.
«Los actores parecían descontentos por estar encadenados a una serie veterana, y sentí que se preguntaban constantemente cómo cada guion les podría servir de forma específica. Todos sabían cómo hacer reír pero, si no les gustaba un chiste, parecían sabotearlo, sabiendo que lo reescribiríamos. Se descartaron docenas de buenos chistes solo porque uno de ellos hubiera murmurado la frase con la boca llena de bacon», asegura en su libro Patty Lin, que detalla el proceso previo a la grabación de los episodios.
«Todos se sentaban en el apartamento de Monica y Chandler y discutían el guion. Era la primera oportunidad que los actores tenían para expresar sus opiniones y lo hacían a gritos. Rara vez tenían algo positivo que decir y, cuando planteaban problemas, no sugerían soluciones. Al verse a sí mismos como guardianes de sus personajes, a menudo argumentaban que nunca harían ni dirían tal o cual cosa. Eso fue útil en ocasiones, pero en general estas sesiones eran agresivas y carecían de toda la ligereza que esperarías de la realización de una comedia de situación».
Los guiones de Friends eran objeto de continuas reescrituras. Las jornadas laborables se extendían en ocasiones hasta altas horas de la madrugada antes de grabar el episodio con público los viernes por la tarde y comprobar si las situaciones y frases que habían dibujado (y redibujado) sobre el papel funcionaban o no después. A los millones de seguidores de Friends en todo el mundo que aún hoy, casi 30 años después de su primer episodio en Estados Unidos y cerca de 20 años después del último, recordamos la serie con cariño, nos sigue pareciendo que sí funcionaban.
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