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Risto Mejide, presentador de Todo es mentira

Risto Mejide, presentador de Todo es mentiraCuatro

Televisión

Risto Mejide cambia de chaqueta: pide ahora la dimisión de Sánchez cuando antes blanqueaba el sanchismo

«No te hagas líos, Pedro. Si no dimites, no estás asumiendo nada», asegura el presentador de Todo es mentira en su cuenta en la red social X

Un día escribe columnas que rozan el panegírico disfrazado de crítica televisiva, y al siguiente exige dimisiones como si llevara toda la vida en la bancada de la oposición. Así es Risto Mejide, presentador en Cuatro de Todo es mentira, que ahora pide la dimisión de Pedro Sánchez tras descubrir—con una indignación casi mística— que el presidente del Gobierno también falla. También miente. También salpica.

El mismo presentador que durante años se negó a posicionarse abiertamente, que defendía su derecho a «no mojarse» –«¿meterme en política? ¡No me quieras tan mal!», dijo en su momento–, ahora se desata en redes sociales con un tono más propio de columnista furibundo que de presentador de televisión: «Postureo insultante», «numerito de contrición», «nos mean y dicen que llueve»… Un léxico inflamado que antes habría sido impensable en boca de quien tantas veces evitó señalar al inquilino de la Moncloa.

¿Y qué ha ocurrido para que el publicista más televisivo del país abrace el látigo político? El informe de la UCO que vincula a Santos Cerdán con el caso Koldo, la dimisión del número tres del partido, y la posterior comparecencia de Pedro Sánchez —maquillado hasta los pómulos— no han sido suficientes para convencerle. El presidente del Gobierno pidió perdón, anunció auditorías, sacó el argumentario... y el jurado de Operación Triunfo que lleva dentro Risto Mejide le suspendió sin contemplaciones. «Si no dimites, no estás asumiendo nada. Tenías que elegir bien. No lo hiciste. Tenías que supervisar. Tampoco. Así que o dimites o te estás riendo de los ciudadanos», sentenció en X (antes Twitter) Risto, que esta semana, debido a las grabaciones de Got Talent, ha sido sustituido por Marta Flich al frente de Todo es mentira.

Todo es mentira ha sido, durante mucho tiempo, una fábrica de excusas suaves y sarcasmos selectivos: cuando el escándalo afectaba al Gobierno, se matizaba; cuando venía del adversario, se amplificaba hasta el agotamiento. En noviembre de 2022, por ejemplo, el conductor del programa elogió la imagen de su ahora criticado dirigente en la cumbre del G20: «Es una de las mejores imágenes que ha distribuido Moncloa. Si a un extraterrestre le preguntas quién manda aquí, te diría: ‘Sánchez’».

En septiembre de 2024, tras la concesión de asilo al opositor venezolano Edmundo González, aplaudió la decisión del Ejecutivo y no dudó en atacar a la oposición por su reacción: «Mira que le hemos dado palos al Gobierno… pero esto fue un acto en defensa de la democracia».

El propio Mejide ha insistido en no definirse políticamente. «Estoy igual de decepcionado o arrepentido por ambas partes», ha dicho en varias ocasiones. Pero también se autodenomina «liberal de izquierdas», cree en la iniciativa privada y en el estado del bienestar, y dice confiar «en la política pero no en los políticos». Una fe líquida que le permite estar siempre dentro y fuera al mismo tiempo, criticar sin mancharse, flotar por encima del fango mientras reparte culpas con estética de anuncio de perfume.

Ahora se indigna. «A mí me sigue enfadando que me tomen el pelo», asegura. «La hipocresía, la mentira…». Pero no es solo esta semana. La opacidad, el descaro y el desgaste llevan años instalados en el poder, y no son precisamente descubrimientos recientes. Que se dé cuenta justo ahora, cuando ya no queda nadie por engañar, es tan valiente como pedir socorro cuando el barco ya está en el fondo.

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