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Javier Bardem como Anton Chigurh, en No es país para viejos

Cine

El actor que criticó a Javier Bardem en la película que le dio el Oscar: «No entendí nada de lo que dijo»

El actor estadounidense ha recordado con humor las dificultades lingüísticas de Javier Bardem durante el rodaje del thriller de los hermanos Coen

A veces las bromas dicen más que una rueda de prensa entera. Y eso es lo que ha ocurrido en una reciente entrevista de Woody Harrelson, quien ha recordado con una sonrisa —no exenta de retranca— su experiencia junto a Javier Bardem en el rodaje de No es país para viejos. «No entendí nada de lo que dijo en toda la película. Tiene un acento demasiado fuerte», confesó el actor estadounidense entre risas.

La frase, aparentemente lanzada como anécdota ligera, encierra una verdad que muchos en Hollywood ya conocían: tal y como recoge Fotogramas cuando el intérprete español asumió el rol que lo catapultó al estrellato global, su dominio del inglés era aún limitado. Según Harrelson, el madrileño acudía diariamente al set acompañado por un coach de pronunciación. No se trataba de un capricho, sino de una necesidad. El personaje de Anton Chigurh, un asesino metódico y escalofriante, requería un control absoluto del lenguaje… incluso cuando hablaba poco.

Dirigida por los hermanos Coen y basada en la novela homónima de Cormac McCarthy, la película es una meditación despiadada sobre la violencia, el azar y la decadencia moral en la América rural. Ambientada en los años 80, en la frontera entre Texas y México, la historia sigue a Llewelyn Moss (Josh Brolin), un veterano que tropieza con una maleta repleta de dinero tras una masacre. Su decisión de quedarse con ella desencadena una persecución silenciosa pero letal por parte de Chigurh, mientras el sheriff Bell (Tommy Lee Jones) intenta comprender un mundo que ya no reconoce.

En 2008, el flamante marido de Penélope Cruz hizo historia al convertirse en el primer español en ganar un Óscar como actor, gracias a una interpretación fría, magnética y desconcertante. Con mira-da vacía, tono plano y violencia impasible, su Chigurh se convirtió en uno de los villanos más memorables del cine reciente. El peinado —sí, era suyo, no una peluca— también ayudó a que la imagen quedara grabada a fuego en la retina colectiva.

Lo que pocos sabían es que ese éxito vino acompañado de una preparación intensa y una lucha diaria contra la barrera del idioma. Harrelson lo comenta ahora con simpatía, pero en su momento, no era un detalle menor. La cinta fue también un renacer para los Coen, que venían de varios tropiezos y encontraron en esta historia áspera su obra maestra contemporánea. El filme ganó cuatro premios Oscar: mejor película, mejor dirección, mejor guion adaptado y mejor actor de reparto para Bardem.

Woody Harrelson interpretaba a Carson Wells

Aunque hoy el protagonista de Mar adentro lleva más de dos décadas instalado en la industria estadounidense y se mueve con soltura en entrevistas y alfombras rojas, en 2007 aún arrastraba un inglés lleno de curvas. Que alguien con ese nivel de idioma interpretara a un asesino con frases sentenciosas y escalofriantes sin caer en la parodia no deja de ser un mérito… o una pirueta de dirección magistral. Y tal vez por eso Harrelson, con el desparpajo que le caracteriza, remata el recuerdo con una risa, pero no con admiración ciega. Porque al final, el talento se impone, sí, pero a veces el acento también deja huella. Y no siempre para bien.