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19 de abril de 2024

Todos los genios tienen en común la entrega a su oficio y la cultura del esfuerzo

Todos los genios tienen en común la entrega a su oficio y la cultura del esfuerzo

De Isaac Newton a Bill Gates: la cultura del esfuerzo en los grandes genios de la historia

Científicos, músicos, pintores, directores de cine o escritores tienen el mismo rasgo en común. La persistencia de una pasión, traducida en trabajo incesante

Según el flautista Jorge Pardo, «nadie llega a nada tumbado en el sillón de su casa», y esta frase junto a tantas otras manifestadas por grandes hombres, deberían grabarse en los frontispicios de los sacros lugares de la educación, la cultura y hasta en las bocas del metro. La cultura del esfuerzo, el esfuerzo mismo, su génesis y su dinamismo obedecen siempre en estos hombres a una pasión descubierta y a una tenacidad para conocer hasta el fondo aquello que les ha cautivado. El trabajo y el esfuerzo inherente son inevitables, si se quiere llegar a algún sitio.

Isaac Newton

Isaac Newton

Isaac Newton

Isaac Newton es uno de los padres de la ciencia. Por tanto, los conocimientos de Física, Matemáticas, o Mecánica se le presuponen. Pero, además, estudió Teología y Filosofía; y no contento con eso, vivía apasionado por la Alquimia. Y, ciertamente, tanto conocimiento no se da en los casos del contacto infuso, sino a través de una tenacidad encendida por el deseo de desentrañar los misterios de la naturaleza y del cielo; aunque, al principio, sus padres se temían lo peor, ya que el niño era algo atolondrado y se quedaba absorto mirando la corriente del río, en vez de ayudar en las tareas de la granja. Ese esfuerzo se lo dejaba a otros.
A Newton le debemos su ley gravitacional, las leyes del movimiento, su ley de cálculo, sentando las bases del futuro conocimiento científico, entre muchas otras cosas, para un niño que parecía abstraído por los elementos de la naturaleza y que haría poca carrera en las relaciones sociales.

J. M. William Turner

'El Harbour en una tormenta de nieve'

'El Harbour en una tormenta de nieve'

La característica ulterior y común a estos grandes hombres entregados a la fatiga del conocimiento, es una imaginación desbordada y vertida hacia la realidad en forma de curiosidad insaciable, como la de un niño que no mira las horas de pasión y entrega, y que se manifiesta en una ética del trabajo, con una cierta obsesión. Otro caso de estos es el artista de virtuosismo precoz Joseph Mallord William Turner; que no era pirata, aunque su pasión por intentar describir las atmósferas marítimas le llevaba a pedir a los marinos que le ataran al mástil del barco para no poder escapar de las tormentas, y así poder pintar esas marinas extrañas, que a los críticos del arte les parecen un claro antecedente de la abstracción. Prácticamente, desde los 15 años, cuando entra en la Real Academia de Arte británica y empieza a hacer dibujos por encargo, Turner vivirá el resto de sus días entregado a la pintura que es, sobre todo, observación de la realidad.

Pablo Picasso

Pablo Picasso

Pablo Picasso

Puede haber una predisposición natural, un don recibido de genialidad que facilita aprender una disciplina, o una rama de la realidad, o un aspecto capilar y concreto que produce una atracción irrefrenable. Pero el mismo conocimiento que se desea, impone una técnica, un modo de afrontar, un aprendizaje para seguir profundizando en aquello que se quiere desvelar. Y para eso hace falta un esfuerzo sostenido en el tiempo, que también podemos llamar sacrificio para un bien. Así podemos entenderlo en las famosas y mil veces parafraseadas palabras Pablo Picasso: «Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando».

Paco de Lucía

Paco de Lucía

Paco de Lucía

Otro español que no hubiera sido nada sin esa tenacidad y sin esa pasión es el guitarrista Paco de Lucía, que quizá haya sido uno de los artistas más expresivos a la hora de ilustrar su relación de amor y odio con la guitarra, desde que su padre le dijo que no había dinero para el colegio y le puso una guitarra entre las manos, obligándole a tocar todos los días durante horas; porque no hay inspiración sin técnica, ni creatividad sin el método y el lenguaje que el objeto a conocer impone. El niño, que se encerró en una habitación con el instrumento, partió con solo 14 años a tocar en Estados Unidos en el ballet de José Greco. Después, todos sabemos que cambió el panorama de la música flamenca para siempre. Pero no sabemos que nadie le quitaba sus seis u ocho horas de toque al día.

Steven Spielberg

Steven Spielberg

Steven Spielberg

El director de cine Steven Spielberg es otro ejemplo singular de esfuerzo y sacrificio sostenido por una pasión, en este caso la cinematográfica. Pero no fue fácil el camino, ya que no era aparentemente buen estudiante; de hecho, siempre iba retrasado con respecto a sus compañeros. Tardó más de lo normal en aprender a leer y le costaba mucho hacer los deberes. El director de Tiburón, Múnich, Salvar al soldado Ryan o La lista de Schindler, no fue consciente de ser disléxico hasta 2007. Pero esta circunstancia no parece haberle frenado en su brillante carrera en el cine.

Bill Gates

Bill Gates

Bill Gates

El magnate de la informática no necesita presentación, aunque gracias a su pasión, le debemos muchas cosas. El invento del software Microsoft junto a Paul Allen, tampoco necesita muchos detalles. Bill Gates es uno de los hombres más nombrados en las escuelas de marketing, en las facultades de empresariales y en las escuelas de negocios, junto a Steve Jobs o Marck Zuckerberg, como los nuevos genios de la revolución tecnológica. Unos ponderan su actual dedicación filantrópica, otros miran con miedo su deseo de hacernos comer piensos. Pero, al igual que Spielberg, Gates es un hombre que tiene síndrome de Asperger, que puede dificultar absolutamente las relaciones con la realidad. Sin embargo, no parece haberle parado para construir uno de los negocios más relevantes del siglo.
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