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28 de marzo de 2024

Los dos Herreros, junto a Dominguín

Los dos Herreros, junto a Dominguín

Enrique Herreros, fundador de 'La Codorniz', humorista y cineasta, recordado por su hijo

Los gemidos de pasión de Elizabeth Taylor en la habitación contigua le dejaron una noche sin dormir, su padre fue el descubridor y amante de Sara Montiel, Cela fue su «tío de provincias»... Enrique Herreros hijo recuerda a su padre, el cineasta e inventor de la promoción y la publicidad en España

Suena el teléfono. Una voz ronca y fatigada que recuerda a la de Vito Corleone en El Padrino me interpela: «Recuerde usted que el domingo es el aniversario de la muerte de mi buen padre». El que llama es Enrique Herreros hijo, primogénito del inimitable Enrique Herreros, que falleció el 18 de septiembre de 1977: humorista y dibujante español, también ejerció como cartelista, representante artístico y cineasta, y practicó el montañismo, la fotografía y el grabado, además de una desaforada afición por el Real Madrid.
En su casa, que ahora habita su hijo, en la madrileña calle Alburquerque, se amontonan libros, carteles, pósteres y, ante todo, cientos de fotografías en las que uno descubre figuras como las de Chaplin, Bette Davis, Charlton Heston, Huston, Ingrid Bergman... o Elizabeth Taylor. No podía dormir de los gemidos que daba mientras hacía el amor con su pareja de entonces, George Hamilton. Me llevaba maravillosamente con ella; hablábamos mucho de cine, porque ella amaba a los grandes. Estuvimos con el empresario saudí Kashoggi en la finca que tenía en Marbella. Me habló de Rock Hudson y llegó a confesarme que se había acostado con él durante el rodaje de Gigante.
Enrique Herreros hijo recibe a El Debate con gusto, encantado de hablar de su tema favorito, su «buen padre», y todas sus aventuras. Fue Herreros un hombre polifacético motivado por las innovaciones del comienzo del siglo XX, cuando el ámbito sociocultural estaba en pleno proceso de cambio: formó parte de una generación que se desarrolló en un tiempo de experimentación y modernidad en Europa, donde las artes comenzaban a soltarse la melena y las mujeres, a cortársela.
Una fotografía dedicada de Elizabeth Taylor dedicada a Enrique Herreros

Una fotografía de Elizabeth Taylor dedicada a Enrique Herreros

«Mi padre trabajaba en la redacción del periódico humorístico La Ametralladora, junto a Miguel Mihura. Eso son los primeros recuerdos que tengo. Se veían haciendo malabares con la censura, y muchas veces conseguían colársela. Pero el humor era necesario en aquellos tiempos, como lo sigue siendo ahora», recuerda mientras recorremos el pasillo que une su despacho con ¿otro despacho? atestado de más libros, más fotografías y todas las ediciones publicadas de La Codorniz, encuadernadas y ordenadas.

Una personalidad expansiva y jovial

La propuesta de los antecesores de Herreros, como Ortega y Gasset, Gómez de la Serna o Marañón, consistía en modernizar intelectualmente el país. Se puede decir que Herreros era un humanista en las nuevas artes de aquella vanguardia atreviéndose con el cine, los collages y la publicidad –según Berlanga, inventó la promoción y la publicidad; y según Garci, el trabajo de manager–. Un experto pintor, grabador, ilustrador, director de cine, actor, cartelista, fotógrafo, escritor y bibliófilo, todo consecuencia desprendida de su personalidad expansiva y jovial, inteligente y voluntariosa, pero también devota de sus pasiones.
Enrique Herreros es toda una institución en la exhibición y distribución cinematográfica en nuestro país. Antiguo responsable de comunicación de la United Artists en España y de la Paramount en Iberoamérica, también lo fue de las hoy legendarias superproducciones que rodó aquí Samuel Bronston, que rodó en nuestro país instituciones como El Capitán Jones, con Maureen O´Sullivan, la entonces joven y desconocida Mia Farrow y Bette Davis; El Cid Campeador, con Charlton Heston y Sofia Loren (aunque el director, Antohny Mann, quiso poner a su esposa, Sara Montiel), o 55 días en Pekín, con Charlton Heston y Ava Gardner.
Desde la izquierda, el periodista Jaime Arias, Enrique Herreros, Cary Grant y Sophia Loren, un domingo ante La Cibeles durante el rodaje de 'Orgullo y pasión"

Desde la izquierda, el periodista Jaime Arias, Enrique Herreros, Cary Grant y Sophia Loren, un domingo ante La Cibeles durante el rodaje de 'Orgullo y pasión"

Ese mismo empleo le llevó a Hollywood para promocionar las cintas del productor estadounidense Melvin Simon. Por no hablar de cuando era el responsable de prensa de actrices como Sara Montiel o Carmen Sevilla. Productor él mismo en alguna ocasión, Herreros, ya nonagenario es memoria viva del cine mundial. Sus recuerdos incluyen un desayuno con el mismísimo Charles Chaplin, en la suite que el cineasta tenía en el hotel Savoy de Londres en 1956. En efecto, como los distribuidores españoles de la cinta que eran, él y su padre asistieron invitados al estreno mundial de Un rey en Nueva York.
Además de cineasta, Enrique Herreros (padre) fue uno de los dibujantes más celebrados de su tiempo y uno de los fundadores de La Codorniz. Durante su permanencia en el equipo productor de esa revista de humor compuso 807 portadas, 45 contraportadas y 2.303 piezas. También fue autor de tres ediciones muy particulares de El Quijote. Sus dibujos ilustraban también los grandes palacios del cine, esos que copaban la Gran Vía, hoy desterrada y destinada al comercio barato. «Se lo han cargado todo. En esos cines yo vi La Diligencia, fui al estreno de Lo que el viento se llevó...». Dice Herreros que él ya no ve cine porque Spielberg y George Lucas se lo han cargado todo con sus efectos especiales; es posible que la última película que viera en el cine fuera la segunda parte de El Padrino.
Charlton Heston y Anthony Mann en Peñíscola

Charlton Heston y Anthony Mann en Peñíscola

Los dos Enrique Herreros trabajaron juntos desde 1957 a 1977. Juntos cosechan grandes anécdotas, aunque una cosa tiene clara el hijo: «Compartíamos el gusto por las mujeres, pero nunca por las mismas mujeres». Recogieron a Romy Schneider en Barajas para promocionar sus películas en España. Una foto de ambos con César González Ruano recuerda el premio que José Luis Garci ganó con un obituario escrito una docena de años después, pocos antes de que Herreros hijo vendiera Volver a empezar a la Fox y conquistaran el primer Oscar para el cine español.
Las mujeres de la vida de su padre fueron Nati Mistral y Sara Montiel; a esta última la descubrió y después se convirtieron en amantes. «No me haga usted hablar de ella, quiero ser un caballero. Sólo diré que nunca se portó bien con mi buen padre». Junto a fotos de los Herreros con Luis Miguel Dominguín hay un natural de Antonio Ordóñez, y las anécdotas se amontonan como lo hacen las fotos, las portadas y el humo: hubo una noche en que Herreros hijo orinó entre Jack Lemmon y Paul Newman en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Angeles, y en 1992 repitió la hazaña promocionando Belle Époque, la película de Fernando Trueba.
Portada de 'La Codorniz', por Enrique Herreros padre

Portada de 'La Codorniz', por Enrique Herreros padre

En los últimos catorce años de su vida, Herreros alternó su estancia en Madrid con largas temporadas en Potes. Fue esta su época más fructífera: se siente feliz pintando y dibujando para él mismo, y a los 70 años todavía practicaba el montañismo. El 30 de agosto de 1977, un montañero le pidió que le subiera hasta las cumbres de los Picos, camino del Naranjo. Al traspasar el refugio de Áliva, en pleno Macizo Oriental, su querido Range Rover se despeñó rodando Herreros con el todoterreno. Le evacuaron al hospital de Valdecilla, en Santander, donde tras luchar durante 18 días, falleció.
Enrique Herreros reposa en el tranquilo cementerio de Potes, en sus queridos Picos de Europa. Sobre su tumba Camilo José Cela, sin que nadie se lo pidiera, esculpió este epitafio: «Aquí yacen los restos mortales de Enrique Herreros o sea Don Enrique García-Herreros Codesio. Dibujante, grabador, pintor, montañero que murió en la Montaña y hombre de bien. Sit tibi terra levis».
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