Rafa Zabala, de esculpir lápidas a trabajar en 'El Hobbit' o junto a Lady Gaga y Paul McCartney
Tras ver la película Avatar, el artista valenciano se formó en modelado 3D y comenzaron a llegarle ofertas de trabajo en Hollywood
El escultor valenciano Rafa Zabala pasó de la escultura tradicional y el dibujo al mundo del modelado 3D, en el que entró gracias a la película Avatar y con el que inició un camino que le ha llevado al mundo de la música, de los videojuegos, del cine y hasta de los NFT y el metaverso.
De formación autodidacta y centrado en el dibujo, en los primeros años 90 comenzó a trabajar la escultura, tuvo su propio taller y dio clases en la universidad West Kent College, en Inglaterra, donde también montó un jardín escultórico con el trabajo de sus alumnos.
De regreso a España, en un trayecto en coche para «cambiar de aires» descubrió el pueblo valenciano de Serra, donde años más tarde montaría su taller, aunque eso fue después de «intentar ser 'normal' trabajando en una empresa de logística», sin éxito.
Encargos escultóricos
Tras ese intento fallido, Zabala trabajó montando escenografías para programas de televisión como Gran Hermano y carrozas para la cabalgata de los Reyes Magos, un empleo donde conoció a su mujer, también artista, con quien se estableció en Serra.
Durante un tiempo aceptó encargos escultóricos como un huevo gigante para un anuncio de Mini, un moai enorme para una feria de muestras, un lémur extinguido para un museo de Madagascar, estatuas de Ernest Hemingway para una franquicia de bares a los que el autor solía ir a Cuba o una estatua del capitán Scott, que lideró la expedición a la Antártida y que inauguró en Cardiff la princesa Ana de Inglaterra, hasta que vio Avatar, de James Cameron.
A pesar de no tener «absolutamente ninguna idea» de modelado 3D, comenzó a formarse en programas como ZBrush, gracias, entre otras cosas, a la aparición de su «ángel de la guarda», Mike Monaghan, artista conceptual irlandés que trabajaba en la industria del cine y que un día pasó por el taller de Zabala en Serra y le abrió los ojos con un programa de modelado digital.
La formación en modelado 3D del valenciano coincidió con la crisis de 2008, por lo que, mientras estudiaba, trabajó durante un tiempo en un taller «haciendo lápidas de mármol que incluso ponía en los cementerios», una ocupación nueva que «estuvo bien» para aprender a esculpir en este material.
En su primer trabajo en el campo tridimensional, en una empresa inglesa de efectos visuales, «se empezó a correr la voz de que allí había un escultor tradicional que había entrado en el mundo del 3D» y, aunque al principio aprendió sobre estas técnicas en «publicidad y cinemáticas de videojuegos», pronto pasó al cine.
De la escultura al cine
En varias empresas de Nueva Zelanda, Estados Unidos y Singapur, Zabala, que reconoce ser «culo de mal asiento» y necesitar de forma continuada «nuevos retos», trabajó durante los siguientes años en el modelado de personajes 3D y efectos visuales en películas como Iron man 3 o Man of steel.
También participó en El Hobbit, en su segunda y tercera entregas, donde desarrolló el personaje de Azog, el comandante de los orcos, o en El planeta de los simios, donde dio forma a Luca, el líder de los gorilas.
«En esa época me llamaron de la empresa Industrial Light and Magic, fundada por George Lucas, y me ofrecieron trabajar para ellos en Singapur», relata Zabala, que volvió a trasladar a su familia al otro lado del mundo para trabajar en películas como Aquaman, Ready Player One o Infinity war.
De vuelta en Serra, comenzó a trabajar con la empresa de Los Ángeles Possible Productions en el modelado 3D de material audiovisual para las giras y presentaciones de artistas como Britney Spears, para quien diseñó una gran serpiente; Ariana Grande, con el modelado de «una diosa humanizada para la canción God is a woman», o Lady Gaga, creando un escenario basado en los diseños de Giger para la película de Alien.
Pero recuerda con especial cariño las jirafas 3D de patas largas y con las caras de los cuatro miembros de los Beatles que hizo para la gira de Paul McCartney en 2018: «Yo mismo propuse diseñar animales hechos con instrumentos y le hizo gracia».
Ahora, la evolución tecnológica que ha hecho surgir los activos digitales no fungibles (NFT) ha llevado el arte de Zabala incluso al metaverso, aunque no es su formato preferido porque es «muy de venderte en redes, de estar continuamente expuesto» y a él se le «da mal ser popular».
No me gustan los llorones, me gusta la gente que reacciona ante la vida, que son altibajos continuos
Aun así, ha tenido ocasión de experimentar precisamente a partir de la idea de la exposición en internet, y ha desarrollado, junto a Ezequiel Grand, un NFT que representa a Jesucristo crucificado en un hashtag, que se expuso en un museo en Montreal y finalmente decidieron no vender.
«Si para vender mi arte lo que tengo que hacer es parecer simpático, no tengo tiempo para crear y producir arte», critica Rafa Zabala, que considera que «tu trabajo es el que habla por ti por más que te quieras vender».
El avance de la inteligencia artificial le ha abierto un nuevo campo de experimentación, ya que es partidario de «reinventarse»: «No me gustan los llorones, me gusta la gente que reacciona ante la vida, que son altibajos continuos; no existe un derecho a que te pongan un camino de rosas».
Guion y novela
Este campo abre para el valenciano nuevos proyectos, que esta vez ve algo alejados de la escultura y el 3D: «He estado trabajando en ello, escribiendo, porque a mí lo que me gusta es contar historias, y he descubierto que escribir se me da bien».
Un guion para televisión o una novela sobre «la combinación entre inteligencia artificial y vida orgánica" son algunas de las posibilidades que baraja, y tiene claro que sus nuevos proyectos “no van a dejar a nadie indiferente».