La conmemoración de los
cien años de la muerte de Sorolla (Valencia, 1863 - Madrid, 1923) está llevando a que la
actividad museística española se centre en la figura del artista. Como novedad, el Museo Sorolla expone una
muestra centrada en la muerte del pintor. Así, en
'¡Sorolla ha muerto! ¡Viva Sorolla!' se presentan sus últimos años y el impacto de su muerte a través de fotos, documentos y una pequeña selección de obras, además de su último cuadro, que nunca llegó a terminar. Su inauguración será el 24 de enero y durará hasta el 25 de junio.
«Gran golpe para el mundo artístico»
«Sorolla era una personalidad muy importante y muy popular. Su enfermedad primero y su muerte después supusieron un
gran golpe para todo el mundo artístico de su época, pero también para la sociedad», ha señalado a EFE Blanca de la Válgoma, conservadora del
Museo Sorolla de Madrid.
El artista murió en Cercedilla en 1923, dos años después de sufrir su primer ataque de apoplejía mientras pintaba un cuadro en su amado jardín. Desde entonces quedó incapacitado para pintar. No obstante, Sorolla siguió intentándolo hasta el final de su vida. «Al principio los médicos y la familia eran optimistas; podía caminar, andar, y se fue recuperando, pero a lo largo del siguiente invierno tuvo pequeños derrames y más, y eso le dejó invalidado», ha recordado la conservadora.
El artista de la luz, a la sombra de la muerte
La pequeña
exposición descubre una serie de fotos en las que se muestra la vida cotidiana y familiar durante los últimos años de su vida, por lo que en ellas se ve a un Sorolla ya enfermo, junto a su bastón y
rodeado de sus discípulos, familia o mujer, siempre muy querida por Sorolla.
Por otra parte hay varias imágenes de los
sucesos que siguieron a su muerte: su velatorio y los cortejos fúnebres que se organizaron en
Valencia y Madrid. A estos acudieron las
máximas autoridades políticas y militares de la época. «La muerte del pintor –resalta la comisaria de la muestra– ocupó las portadas de todos los periódicos nacionales durante días».
Asimismo, muchas de las personas congregadas eran
trabajadores de la huerta y pescadores de Valencia, que le conocían porque el pintor «se había dedicado a recorrer el campo y la playa retratándoles», explica la experta. «En Valencia
se sentían muy orgullosos de que un
pintor valenciano hubiera llegado tan lejos».
En la muestra se ha incluido una máscara mortuoria realizada por Mariano Benlliure en el lecho de muerte del pintor, que se muestra al público por primera vez; y también su último cuadro, un retrato de Mabel Rick, esposa de Ramón Pérez de Ayala, que se encuentra a medio acabar.
La muestra, que se ubica en varias vitrinas en la exposición permanente del museo,
se completa con la exposición temporal que el museo inauguró en diciembre y que reúne obras del
Sorolla más joven, antes de ser el
gran pintor que despedirían décadas después miles de personas.