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19 de abril de 2024

Estatua de Julio César en el Foro de Roma

Estatua de Julio César en el Foro de Roma

¿Por qué febrero es el mes más corto del año?

Julio César estableció el calendario egipcio de 365 días, aunque fue el Papa Gregorio XIII quien dispuso los cambios definitivos que conforman el calendario actual

Todos los meses tienen 30 o 31 días menos febrero, que tiene 28. Esto sin contar cuando el año es bisiesto (en vez de 365 días tiene 366), debido a que en realidad el año normal no tiene 365 días, sino 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45, 10 segundos, así de exacto, por lo que cada cuatro años se regulariza para contabilizar el cuarto de día por año, aproximadamente, que suman un día más en ese período.
Podría decirse que febrero le debe sus 28 días a Julio César, (igual que el año le debe sus 365 días) cuando el emperador romano más famoso decidió utilizar el calendario egipcio (quién sabe si se lo sugirió Cleopatra) de 12 meses. Hasta entonces se usaba el calendario de Rómulo, que solo contaba con 10 meses (de marzo a diciembre) y 304 días.
La razón era que los romanos simplemente consideraban que en el tiempo de enero y febrero no estaban en ningún mes porque el ivierno no permitía buenas cosechas, así que, con una mezcla de superstición y calendario práctico, no tenían en cuenta este período.

Gregorio XIII le quitó 10 días a 1582

En el nuevo calendario tomado de los egipcios los meses impares tenían 31 días y los pares 30, y el año 365 días y seis horas como contabilizaban los egipcios, aunque en el proceso aún hubo un paso intermedio, que fue pasar de los 10 meses y 304 días, a los 12 meses y 355 días, donde los meses tenían 29 y 30 días.
Julio César le añadió un día a cada mes (para ajustarse al calendario solar), menos a febrero que, por ser el último, siguió siendo el mes más corto con 29 días. La explicación definitiva por la que febrero acabó teniendo 28 días fue porque, tras el asesinato de César, Marco Antonio cambió en su honor el nombre del quinto mes, de «quintilis» (por quinto mes) a julio, de 31 días. Luego en honor a Augusto se cambió «sextilis» (el sexto), que de 30 días pasó a 31 para no ser menos que el mes de Julio César, por lo que se decidió restarle un día a febrero, dejándolo en 28.
El último paso hasta el lunario actual lo dio el Papa Gregorio XIII en 1582. Un pequeñísimo error de cálculo del nuevo calendario de Julio César y su acumulación durante los siglos, provocaron un desfase (que produjo el alejamiento de las fechas respecto de las estaciones) que el Papa solucionó de un plumazo quitándole 10 días a 1582. Ese mismo año también estableció el inicio de año en enero y no en marzo como había sido hasta entonces, y dispuso la existencia de los años bisiestos.
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