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08 de mayo de 2024

La Sábana Santa se alberga en la catedral de Turín, Italia

La Sábana Santa se alberga en la catedral de Turín, ItaliaChristian Koppchen

Alfonso Sánchez Hermosilla sobre la Sábana Santa: «No hay huellas de putrefacción del cadáver»

La Sábana de Turín y el Sudario de Oviedo. Dos objetos que han dado pie a una ciencia: la sindonología. Según un experto, «los resultados de la investigación en curso sugieren que el Hombre de la Síndone de Turín y el Hombre del Sudario de Oviedo son la misma persona». Y en ambos paños hay sangre humana que manó cuando aquel hombre estaba vivo

Terminó la carrera de Medicina hace casi cuarenta años. Trabaja como jefe de Sección de Histopatología Forense en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Murcia desde hace más de veinte años; cargo al que suma, desde 2017, el de jefe de Sección de Clínica Forense. Es experto en Antropología y Genética Forense por la Universidad de Granada, y profesor de Medicina y Antropología Forense de la Universidad Católica San Antonio (UCAM) de Murcia. Pertenece a la Sociedad Española de Patología Forense y a la Sociedad Española de Paleopatología, además de a la Comisión Nacional de Estudio de las Heridas de Armas Blancas y de Fuego. Se llama Alfonso Sánchez Hermosilla (Cartagena, 1962), y forma también parte del Centro Español de Sindonología: investiga, publica libros —como El ADN de un Dios (2006)— y artículos, participa en jornadas, conferencias y congresos sobre la Sabana Santa. la Sindonología. Conversando con él, entendemos que el cuerpo del hombre de la Sábana Santa no se limpió cuando fue amortajado, y por eso la Sábana da testimonio incluso de la sangre que derramó aquel hombre durante su agonía.
–¿Qué es la Síndone de Turín?
–La Síndone de Turín es un objeto arqueológico conservado en la Catedral de Turín, (Italia), con el que, según la tradición, se amortajó el cadáver de Jesús de Nazaret tras su muerte. Está confeccionado con lino tejido en sarga de espiga, y contiene manchas de sangre humana, junto con otros fluidos cadavéricos y material biológico añadido, y también contaminantes orgánicos e inorgánicos de todo tipo. Además, se observa lo que parece ser la imagen anterior y posterior del cadáver de un ser humano de sexo masculino con evidentes signos de tortura similares a las que describen los Evangelios para Jesús de Nazaret. La naturaleza de la imagen y el modo en que se produjo, a pesar de las investigaciones realizadas, continúa siendo desconocido para la ciencia, en estos momentos, no se dispone de tecnología suficiente para realizar una copia idéntica en todas sus características.
–¿Se dice Síndone o Sudario de Turín? ¿O Sábana santa?
–Cualquiera de las acepciones es válida; entre los investigadores, preferimos llamarla Síndone para evitar confusiones. Al fin y al cabo, Síndone significa sábana, y eso es lo que parece el tejido, dado su gran tamaño. Sudario también sería válido en lengua española, pues sudario, en español, significa mortaja, y ese lienzo se usó como mortaja. Sábana Santa es como la conocen los creyentes, pues, al considerar que cubrió el cadáver de Jesús de Nazaret, se santificó, no sólo por contacto con el cuerpo, sino también por contener sangre del cadáver.
–Hay otra pieza que se custodia en la Catedral de Oviedo y que también se llama sudario. ¿Cuáles son las diferencias?
R. El objeto arqueológico que se conserva en la Catedral de Oviedo ha sido llamado de muchas formas a lo largo de la historia, entre ellas, Sudarium Domini, es decir, el Sudario del Señor, Pañolón de Oviedo, y finalmente Sudario de Oviedo. Se trata de un Soudarion, es decir, un paño para secarse el sudor, y sus dimensiones, como puede suponerse, son más modestas que las de la Síndone, más o menos del tamaño de un pañuelo de señora; también está confeccionado con lino, pero esta vez, tejido en tafetán. Igualmente, contiene sangre y otros fluidos cadavéricos, junto con abundante contaminación orgánica e inorgánica, pero no tiene nada parecido a la imagen sindónica.

La Síndone de Turín contiene manchas de sangre humana, junto con otros fluidos cadavéricos

–¿De qué época datan ambos tejidos? ¿Cómo están elaborados?
R. La datación con radiocarbono, con sus fortalezas y debilidades, dató la Síndone alrededor del siglo XIII después de Jesucristo, y el Sudario de Oviedo alrededor del siglo VII, aunque ambos objetos arqueológicos están documentados en periodos históricos anteriores, lo que, junto con otros muchos motivos, permite considerar que dicha datación por radiocarbono no debe tomarse como definitiva. Ambos objetos están tejidos con lino; la Síndone fue tejida en sarga de espiga, lo que la convierte en un objeto costoso al alcance de unos pocos. Por el contrario, el Sudario de Oviedo, también de lino, fue tejido en tafetán, y es similar al Soudarion que todo hebreo varón llevaba en el siglo I de nuestra era para secarse el sudor, entre otros posibles usos.
–¿Por qué motivo cree usted que esas dataciones de carbono-14 pueden ser erradas? Motivos meramente técnicos, no sólo de rastreo documental.
–La determinación de la edad de material biológico con el método de carbono-14, como todos los inventos humanos, tiene sus limitaciones y su margen de error. En este caso, cuanto más contaminado y manipulado esté ese material, mayor será el margen de error. Por supuesto, antes de su estudio, se aplica un método de limpieza estándar muy agresivo con la intención de eliminar esos contaminantes adicionales. Pero el método usado destruye parte del tejido original y no destruye en absoluto los microorganismos responsables del biodeterioro. Dicho de manera muy resumida, se reduce el carbono-14 original objeto del estudio, de forma muy significativa, y se añade carbono-14 de todos y cada uno de los siglos transcurridos desde que el lino fue cosechado hasta el momento presente.
–Usted es experto forense. ¿Qué información nos aportan la Síndone y el Sudario? ¿Hay restos de sangre? ¿Qué otros restos?
–La información que contiene Síndone y Sudario nos ha permitido hacer una reconstrucción criminalística y antropológica, no sólo del cadáver, sino que también nos ha permitido reconstruir que ocurrió, casi minuto a minuto, desde su muerte, hasta que fue enterrado, lo que incluye las maniobras de amortajamiento del cadáver y los productos utilizados para ello.
Hay restos de sangre humana vital y cadavérica, es decir, que se vertió, la primera, cuando la víctima aún estaba viva, y la segunda después de su fallecimiento. También hay restos de otros fluidos corporales, como líquido pleural y pericárdico, restos epiteliales humanos, cabellos humanos (aunque también pelo de felino, y pelo de roedor entre otros contaminantes biológicos), células musculares, es decir, miocitos.
Pueden encontrarse los productos que se usaron para amortajar el cadáver, y no sólo áloe y mirra —concretamente estoraque, un tipo de mirra—, sino también otros productos usados para amortajar los cadáveres de los reyes en Oriente Medio en el siglo I de nuestra era.
Y, además, puesto que ambas piezas arqueológicas han sido objeto de un complejo trasiego y manipulación con el paso de los siglos, tienen todo tipo de contaminantes orgánicos e inorgánicos.
–¿Cómo era el hombre de la Síndone? ¿Es el mismo que el del Sudario?
–El hombre de la Síndone era un varón de mediana edad, normalmente constituido, con barba y bigote que sufrió una tortura semejante a la que describen los Evangelios a propósito de Jesús de Nazaret. Los resultados de la investigación en curso sugieren que el Hombre de la Síndone y el Hombre del Sudario son la misma persona, pues los rasgos anatómicos y antropométricos son coincidentes, así como las lesiones que presentan, pero lo más interesante es que la distancia entre dichas lesiones es la misma en ambos lienzos. Algo difícil de justificar si se pretende atribuir al azar, o a una falsificación intencionada.

Desde que se produjo la muerte hasta que se colocó el cuerpo en la Síndone transcurrieron alrededor de ocho horas

–¿Cómo se formaron las imágenes y manchas de estos tejidos?
–La imagen sindónica es a fecha de hoy un reto para la ciencia; ninguna hipótesis explica su formación, y todos los experimentos realizados han sido insatisfactorios en sus resultados. Hoy en día no disponemos de tecnología suficiente para producir una imagen sindónica idéntica en todas y cada una de sus características.
El mecanismo de producción de las manchas ha sido por contacto y por difusión, pero cada mancha tiene su propia historia y su propia información, por lo que generalizar resulta inadecuado, y describir el mecanismo de formación de todas y cada una de las manchas, no sólo sería tremendamente prolijo, sino que, además, es una investigación criminalística que aún no ha concluido dada su complejidad.
–¿Algo similar ha conocido usted en su experiencia como forense? Tanto en lo relativo a los tejidos, como a los padecimientos que el hombre de la Síndone sufrió.
–Además de Médico Forense, participo activamente en una nueva disciplina del conocimiento humano, la Paleopatología, es decir, el estudio de la enfermedad y las lesiones en el pasado. Y respondiendo a su pregunta, no sólo no tengo noticia de ningún material textil moderno o contemporáneo similar a la Síndone de Turín, sino que tampoco tengo noticia de nada parecido en ningún yacimiento arqueológico procedente de cualquier lugar del planeta. Sin duda, se trata de un objeto único.
Tampoco tengo noticia de restos humanos esqueletizados o momificados que reúnan todas las características antropológicas y criminalísticas que muestra el Hombre de la Síndone; algunos de ellos sí, pero todos o casi todos no.
–¿Puede saberse cuánto tiempo transcurrió entre la muerte del hombre de la Síndone y el momento en que se colocó dentro de esta sábana, o el momento en que se estampó la imagen?
–Se trata de un tema que aún está siendo objeto de estudio, todo parece indicar que desde que se produjo la muerte hasta que se colocó el cuerpo en la Síndone transcurrieron alrededor de ocho horas. La imagen pudo producirse desde unos minutos después de cubrir el cuerpo con el lienzo, hasta un máximo de 72 horas después, momento en que comenzaría a producirse la putrefacción del cadáver, y esto, habría dejado huellas en el lienzo, algo que no ocurrió.
–¿Qué hallazgo le parece más sorprendente o atípico de estos tejidos?
–Sin duda, la imagen sindónica, pues aún no tenemos una explicación razonable de cómo se produjo. Hay todo tipo de hipótesis, pero la ciencia no se basa en formular hipótesis, sino en demostrarlas. Y hasta la fecha, ninguna ha dado resultados satisfactorios cuando se ha intentado reproducir la Síndone con todas sus características; e insisto en lo de todas, pues si sólo son algunas, aunque sean muchas, esa hipótesis debe ser desechada.
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