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09 de mayo de 2024

Giuliano da Empoli

Giuliano da EmpoliFrancesca Mantovani / Editions Gallimard

Entrevista | Autor de El mago del Kremlin

Giuliano da Empoli: «Putin se siente cómodo imponiendo el caos»

La historia, en forma de novela, que explica el ascenso al poder de Vladimir Putin y hasta qué punto son importantes sus asesores y spin doctors: al despedir a Surkov, pasó de la sutil geopolítica de guerras de baja intensidad a la brutal invasión a gran escala de Ucrania

Giuliano da Empoli ha pasado por España para presentar su novela El mago del Kremlin (Seix Barral, 2023), en la que muestra la realidad política mediante la ficción para «penetrar en las mentes», tanto de los protagonistas como de los lectores. Quienes estén familiarizados con el modo como se gobierna Europa sabrán quién es Da Empoli –o algo le habrán leído–, nacido en Neuilly–sur–Seine (1973), de origen italiano y suizo. Habla o entiende perfectamente varios idiomas, aparte del francés y el inglés o el italiano. Escucha hablar en español y lo comprende todo; no le hace falta traductor. Además de haber sido asesor en el Ministerio de Cultura de Italia, y en el ayuntamiento de Florencia, al lado de Mateo Renzi, ha escrito una docena de ensayos sobre política y sociología. Algunos, con títulos como Obama: la politica nell’era di Facebook (2008), La rabbia e l'algoritmo (2017), o Los ingenieros del caos (2019; 2020 en edición española), el único suyo libro que hasta la fecha estaba traducido al español.
En esta ocasión, se estrena con la ficción. O, dicho de otro modo, emplea la forma ficcional para trasladar cómo es Rusia desde hace veinte años. Un libro que acabó de redactar antes de que comenzara la invasión de Ucrania que ya lleva catorce sanguinolentos meses incendiando el país del girasol y de los trigales inmensos. Como se asegura en la página de copyright del libro, «esta novela está inspirada en hechos y personajes reales, a quienes el autor ha prestado una vida privada y unas palabras imaginarias». En todo caso, «se trata de una auténtica historia rusa». Como el título parece sugerir, el protagonista –a quien el autor ha bautizado como Vadim Baranov– es el asesor presidencial –«consejero del Zar», leemos en el segundo párrafo–, y tras ese nombre se asoma uno que fue de los principales hombres de confianza de Putin: Vladislav Surkov.

El poder tiende a perder su capacidad de entender la realidad

En febrero de 2020, Surkov dejó de estar a la sombra de Putin y quedó fuera de los círculos de poder. Dos años después, Putin cambió su estrategia imperialista –que hasta la fecha había consistido en guerras localizadas, de baja intensidad, limitadas, sobre todo en el Cáucaso, pero también en Crimea (2014)–, y llevó a cabo una de las operaciones más desconcertantes que cabían imaginarse en Europa desde que Adolf Hitler resolviera invadir Polonia en septiembre de 1939 –repartiendo la mitad oriental de esta nación con Stalin. Tras Surkov –Vadim Baranov representa a Surkov, pero también a otros tantos asesores y consejeros fusionados en un único personaje–, Putin dejó las ambigüedades y sutilezas de su política exterior y se lanzó de lleno a la brutalidad.
El mago del Kremlin relata el ejercicio visceral, irracional y violento del poder, con un estilo logrado, inteligente, muy agradable de leer, de ritmo preciso y sugerente. Su protagonista es un hombre de enorme cultura e inteligencia, manipulador, forjador de mitos que constituirán el êthos político ruso. Da Empoli cuenta cómo Putin llega al poder «tras años de experimentación caótica de democracia y economía», en una sociedad cuyo referente no era otro que la Unión Soviética. Por eso, «la mayor parte de la población rusa se perdió». Putin ejerció un gobierno de mano dura, sofocando con contundencia las amenazas terroristas y procurando recuperar «valores tradicionales, como la patria». Frente a la «sensación de pérdida de control» de los años 90 y de confusión en torno a la identidad nacional, Putin aportó «elementos primarios» y seguridad.
En todo caso, Da Empoli asegura que quiere huir del «determinismo histórico», a pesar de que Rusia siempre ha adolecido de gobiernos «autoritarios, verticales, muy fuertes». Como contrapunto a la fascinación del poder omnímodo e implacable de Putin, el autor comenta que Mikhail Gorbachov era «muy popular en Europa y Estados Unidos, pero muy impopular en Rusia», porque no ofrecía esa imagen incólume e imperturbable. Incluso se le criticaba por lo que se entendía que era una excesiva influencia de su esposa. De ello también habla este libro.
La base de esta novela es «la dinámica del poder», para lo cual el autor se ha servido también de su experiencia personal. En su opinión, todo depende de los límites del poder; en Rusia se opta por escasos límites. Asimismo, se da una «paradoja», pues, «para alcanzar el poder se requiere comprender la situación, comprender a las personas, perspicacia; sin embargo, una vez logrado, el poder tiende a perder su capacidad de entender la realidad». Es algo que, según Da Empoli, incluso «afecta a la actividad cerebral» de los gobernantes, cada vez menos aptos para desarrollar empatía. Los aduladores acrecientan la falsa percepción que se tiene desde el Palacio de Invierno. En El mago del Kremlin, este aislamiento resulta patente en las rutinas diarias. Al final, el único consejero del que se fía Putin es su perro.

Mikhail Gorbachov era muy popular en Europa y Estados Unidos, pero muy impopular en Rusia

Este es uno de los aspectos esenciales. Da Empoli exhibe la diferencia mental y de personalidad entre el asesor –un hombre «postmoderno», familiarizado con las técnicas de manipulación de masas, la cultura, el arte, la propaganda, la comunicación pública, las redes sociales– y Putin, un «premoderno» definido por su etapa como espía del KGB. O, mejor dicho, no «espía, que es alguien que recopila información, sino un agente de contraespionaje, que es alguien con tendencia a la paranoia, a ver en todas partes complots y amenazas».
Combinación explosiva, pues el asesor ha de tener rasgos casi opuestos. Donde el líder se expone, el consejero se oculta. Cuando el líder actúa, el asesor reflexiona y toma distancia, es un observador. Citando a Maquiavelo, el autor señala que un asesor ha de contar con perspectiva y libertad para conocer la realidad tal como es. No es un arribista, no ha de aspirar a sustituir al príncipe al cual sirve. A la postre, esta diferente naturaleza ha de generar un conflicto que acaba con la defenestración del asesor. El líder se ofusca, se aísla, no ve la realidad y rechaza al asesor por decirle que no existe ya ningún traje nuevo del emperador.
El resultado apenas puede columbrarse en la novela, terminada de escribir antes de la invasión de Ucrania. Pero Giuliano da Empoli explica en Madrid las claves del desastre del ejército ruso y de los planes de Putin. Esa ofuscación –esa ceguera que ningún consejero podía curar ya– lo animó a una aventura descabellada, fiado excesivamente de su delirio. Pensaba que «en apenas una semana podría derrotar a un débil ejército ucraniano y establecer un nuevo orden». Putin creía que Zelenski no era más que un «payaso, una marioneta» y que Estados Unidos, que acaba de salir de Afganistán, no se inmiscuiría en la guerra. En todo caso, el cambio de escenario en Ucrania no incomoda a Putin tanto como podría pensarse: el mandatario ruso se decide por una guerra diferente, y por embarrar el escenario mundial. Advierte Giuliano da Empoli: «Putin se siente cómodo imponiendo el caos».
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