Miquel Iceta entre los Príncipes de Gales y Felipe VI en Wimbledon
Iceta en Wimbledon
El que ha sido el último, y quizá el más prestigioso, evento internacional del ministro de Cultura y Deporte representa la culminación del error de su nombramiento
El último gran evento internacional, y puede que el más prestigioso, como ministro de Cultura y Deporte de Miquel Iceta ha sido su presencia en la final del torneo de Wimbledon, sentado en el palco de honor al lado de Felipe VI, donde el tenista español Carlos Alcaraz obtuvo un triunfo histórico ante el campeón de las últimas cuatro ediciones (siete títulos en total), el serbio Novak Djokovic.
Carlos Alcaraz posa con el título de Wimbledon
La imagen, no la imagen física, sino la imagen de la talla intelectual de Iceta en uno de los templos de la cultura del deporte mundial y de la cultura europea como representante de España, es también quizá uno de las últimas imágenes tristemente icónicas del gobierno de Pedro Sánchez, quien situó en el insigne All England Club, al lado del Jefe de Estado, de la realeza y la nobleza británicas, de grandes deportistas o de artistas y personalidades de renombre, en ocasión eminente, una de las mayores representaciones puntuales de la mediocridad, el oportunismo y el sectarismo.
Un «fontanero» en el All England Club
Un ministro sin estudios (fue expulsado de la carrera de Economía en primer curso tras agotar todas las convocatorias) y sin experiencia laboral conocida por inexistente, que ha vivido de la política desde la más temprana juventud sin mayor mérito que la afiliación al PSOE y, sobre todo, al PSC, del que fue y es símbolo (y presidente) de los últimos y capitales años de su definitivo y fatal viraje separatista: también la imagen del separatismo frente al mundo (del que fue Wimbledon capital el domingo) al lado del monarca.
La princesa de Gales conversa con Felipe VI, con Iceta en el medio
La cultura en todos sus ámbitos, incluido el deporte con el que forma un ministerio, requiere de una propiedad que se perdió para los españoles con la presencia de Iceta entre las maderas y el verde wimbledonianos a la vera del Rey. El antaño «fontanero» socialista de Cataluña que terminó alcanzando en la Catedral del tenis un relumbrón inimaginable en otros tiempos y el ridículo si alguien se molestase en buscar la letra pequeña, pequeñísima, de la entidad de ese hombre que asistió al enorme triunfo de Alcaraz en representación del gobierno de España.
