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El escritor Juan del Val junto a su amigo el matador (e ingeniero agrónomo) Juan Ortega

El escritor Juan del Val junto a su amigo el matador (e ingeniero agrónomo) Juan OrtegaMario de las Heras

Juan Ortega, el ingeniero templado que quiso ser (y es) figura del toreo

«La cosa está difícil, pero está imposible para el que no se arrima y no quiere ser torero», le dijo su apoderado al triunfador de este último septiembre taurino

El hotel Santo Mauro ha sido el lugar elegido para el coloquio con el torero sevillano Juan Ortega como centro, al que acompañaron Juan del Val, José Luis Garci o Miguel Abellán, entre otros amigos y admiradores

El escritor, aficionado a los toros, excronista taurino, presentó a su amigo el matador (e ingeniero agrónomo) Juan Ortega en Madrid, en el hotel Santo Mauro, el diestro que dijo que quiso ser torero para que su padre se sintiera orgulloso de él, y del que su mismo padre dijo que iba a ser «un tío templado» después de su comportamiento tras un accidente de coche.

Templado y obsesivo, según Del Val, por el más mínimo detalle. La perfección que Ortega observó de niño en las cosas de La Maestranza, donde todo permanece cuidado a través de los siglos. La «gente mayor» de la que siempre se ha rodeado Juan para aprender, también a librarse de las supersticiones por lo que ya no se considera supersticioso. O menos supersticioso para que no sea el «sinvivir» del que hablaba el torero de La Vaquilla al que se refirió Del Val.

El torero Juan Ortega durante la 65 edición de la corrida Goyesca de Ronda perteneciente a la Feria de Pedro Romero 2022 en Ronda

El torero Juan Ortega durante la 65 edición de la corrida Goyesca de Ronda perteneciente a la Feria de Pedro Romero 2022 en RondaJesus Briones

Dice sentirse Ortega, el triunfador de este último septiembre taurino, «con confianza» porque está consiguiendo que el toreo sea la prioridad absoluta en la vida, las «25 horas del día» por las que el maestro Pepe Luis Vargas decía que si había algo que te hace más feliz que el toreo «no te arrimas». «Somos egoístas los toreros» por necesidad. Lo dijo El Juli en su retirada, que ahora era el momento de devolverle a los suyos todo el tiempo dedicado.

«La cosa está difícil», cuenta Juan que le dijo al especial Pepe Luis cuando le conoció, y este le respondió que «la cosa está difícil, pero está imposible para el que no se arrima y no quiere ser torero». Al final fue su apoderado porque Juan se lo pidió después de «consultárselo» a «la vecina». Una vecina que no era otra que la Virgen de la Macarena, quien resultó que le dijo, a Pepe Luis Vargas, que «la cosa iba a salir bien».

Dice Juan que no escucha a la gente cuando las cosas no salen bien, y que lucha contra el miedo «poniéndole cariño a la tarde». Para el torero lo más difícil es lo «antinatural» y un objetivo, «la profundidad» que le ha emocionado de otros toreros. A la que busca con su cuerpo, el medio de expresión del torero: el pincel del torero con el que Juan Ortega espera pintar una gran obra el próximo sábado en Las Ventas.

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