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29 de abril de 2024

Alvino-Mario Fantini, director de The European Conservative

Alvino-Mario Fantini, director de The European ConservativePaula Argüelles

El director de The European Conservative anima a los periodistas conservadores a «hacer algo nuevo fuera de los cauces convencionales»

Charla en el Colegio Mayor San Pablo acerca de «El conservatismo frente a la hegemonía progresista de los mass media», dentro de la primera jornada del congreso «El Conservatismo hoy: la defensa de las libertades, las tradiciones y la cultura», organizado por CEU-CEFAS y The European Conservative

Rodrigo Gómez, director de Centinela, ha sido el moderador de la mesa redonda que ha reunido a Alvino-Mario Fantini, director de The European Conservative; Miguel Ángel Quintana Paz, director académico de ISSEP Madrid; y Ferenc Almássy, director de Visegrád Post. Gómez ha señalado que cada vez más público desconfía de los medios de comunicación tradicionales; en datos aproximados, la mitad de los jóvenes. Dentro de este contexto y de la denominada «cultura de la cancelación», ha preguntado a los invitados acerca cómo se desenvuelven las ideas conservadoras a través de los medios.
Fantini ha comentado que prefiere, para un medio conservador, un tamaño medio o pequeño antes que uno de dilatadas dimensiones. En su opinión, los principales medios están dominados por la izquierda y por «grandes corporaciones multinacionales desconectadas de los valores y las tradiciones». De esta forma, los medios de referencia suelen contener un alto porcentaje de «contenido pernicioso para los jóvenes», en especial en lo relativo a la sexualidad.
Frente a esto, se requiere de una serie de estrategias alternativas, como trabajar en pequeña escala alrededor de los grandes entornos. «Hacer algo nuevo fuera de los cauces convencionales» —los jóvenes suelen leer textos breves—, y «salirse de los parámetros» de lo que se supone que está permitido. Opta por tejer redes, establecer organizaciones conservadoras conectadas entre sí y de un país a otro, para colaborar y compartir. También admite la necesidad de mejor financiación. Asimismo, cree que se debe transmitir mediante los contenidos confianza en la naturaleza humana.

Los principales medios están dominados por la izquierdaAlvino-Mario FantiniDirector de The European Conservative

Almássy, periodista francés y húngaro, ha descrito el contraste entre las dos naciones en que más tiempo ha vivido, pues, al llegar a Hungría desde Francia le llamó la atención notar cómo la izquierda no ejercía en el país magiar el dominio que sí se observa al norte de los Pirineos. Según comenta, sus compañeros franceses no daban crédito. Concuerda con Fantini en la utilidad que supone urdir redes de cooperación entre conservadores, para poder elaborar una «narrativa alternativa», la cual sería la de la «civilización cristiana». Dice: «El sentido común es la mejor arma que tenemos los conservadores para enfrentarnos al movimiento woke». Coincide con Rodrigo Gómez en quejarse de que los gobiernos de todo color favorecen el discurso progresista y no el conservador. Añade: «lo difícil no es encontrar el dinero para financiarse, sino encontrar al público».

«El sentido común es la mejor arma que tenemos los conservadores para enfrentarnos al movimiento woke»Ferenc AlmássyDirector de Visegrád Post

En su turno, Quintana Paz ha preferido criticar el modo como funcionan destacados medios españoles que suelen etiquetarse como conservadores, pero que, según su análisis, están «prostituidos a día de hoy», pues operan más en consonancia con los intereses del partido político y no de unos criterios fijos, sobre todo en lo tocante a temas como aborto, agenda LGTB o eutanasia.
Según Quintana Paz, la reacción de los contertulios con los que colabora en diferentes medios, ante la iniciativa de la Junta de Castilla y León de ofrecer escuchar el latido fetal a las mujeres que estaban pensando abortar, fue de rechazo, lo cual le deja «espantado». Quintana Paz sostiene que determinados medios se han burocratizado, de manera que son entidades orientadas a su persistencia y no tanto a difundir su misión, pues están «vendidos al pensamiento progresista».
Por otra parte, entiende que, dado que el Estado ya ha financiado mucho la narrativa progresista, lo propio sería que asumiera su «responsabilidad civil» y restañara los daños ocasionados, favoreciendo lo opuesto. Asimismo, advierte de que estamos entrando en una mecánica totalitaria y autoritaria de imposición progresista.
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