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14 de mayo de 2024

Mensaje Hamás

Frase en uno de los edificios de la Universidad de Cornell, un cántico de Hamás que pide la exterminación de los judíos

El activismo pro Hamás que lleva el terror a los campus de EE.UU. y amenaza de muerte a Occidente

La Universidad de Cornell, que forma parte de la elitista Ivy League, está viviendo episodios de locura impensables en el pasado más reciente

Los Estados Unidos ya no son los Estados Unidos de los Levi's, las Nike de Marty McFly, ni mucho menos Los Estados Unidos de las películas de John Ford. Ahora se parece cada vez más, de forma alarmante, a un Estado fallido: Estados Unidos un Estado fallido, ver para creer. Un caso sobresaliente es que el activismo más alejado de los valores de libertad que han caracterizado los 250 años de esta nación se haya introducido en el centro neurálgico de la educación antaño más elevada.
Ya se sabe que las grandes universidades estadounidenses navegan contaminadas por el virus «woke», el totalitarismo de la historia y de la conciencia. Una doctrina global de la ideología que se muestra de forma terrorífica en estos días con las reacciones populares, políticas y académicas del mundo occidental.

Profesores «eufóricos» por Hamás

En España se han sucedido manifestaciones pro palestinas (después del atroz ataque de Hamás a Israel) donde oradores musulmanes prometían cortar las cabezas de los «infieles», mientras esos mismos «infieles» enarbolaban banderas palestinas, tan contentos y tan ignorantes, sumidos en el totalitarismo inverso que asola todo Occidente y que se ha manifestado en la enésima (quizá la más salvaje) reanudación del conflicto de Israel y Hamás.
En Italia se ha visto en redes recientemente lo que parecía una especie de performance gay-propalestina, en el colmo del paroxismo y la decadencia de un modo de vida y de una cultura por lo que cabe pensar que Stefan Zweig, horrorizado como ante los nazis, también se hubiera suicidado. La Universidad de Cornell ahora tiene profesores que publican en sus perfiles sentirse «eufóricos» tras los ataques de Hamás a Israel.
El nombre de uno de ellos es Russell Pickford, profesor de Historia, al que la institución ha apartado de la docencia mucho se teme que solo temporalmente, después de las primeras y asombrosas reticencias de la administración a suspenderle en aras de la «libertad de expresión». Una administración, la de las universidades estadounidenses, completamente ideologizada y que ha tomado el control de las mismas frente a los académicos. La misma administración que elige a profesores como Pickford y a los alumnos en función de su raza y no de sus méritos.
Este cóctel es una bomba que ha estallado en Cornell, antigua alma máter de figuras como el escritor Thomas Pynchon o el director de cine Howard Hawks, cuyo campus se ha convertido ahora en un espacio de terror para los estudiantes judíos, amenazados de muerte por un individuo que formaba parte de la institución.
El pasado martes se anunció la detención de Patrick Dai, de 21 años, estudiante de tercer año, por publicar amenazas de «apuñalar y degollar a varones judíos, violar a mujeres judías y arrojarlas por un acantilado y decapitar a los bebés judíos». Al parecer el detenido firmaba sus publicaciones como «luchador de Hamás», «judío malvado« y «glorioso Hamás». Algunos estudiantes judíos han afirmado que una propaganda antijudía ha surgido de la universidad a raíz de este arresto, razón por la que se sienten desprotegidos y aterrorizados.
El enemigo y potencial asesino pro Hamás pertenece al alumnado de una de las instituciones educativas más prestigiosas de Estados Unidos. Muchos se preguntan cómo es posible que esto haya sucedido en la nación garante de la libertad por antonomasia en los dos últimos siglos, pero todos conocen la respuesta.
Algunos estudiantes judíos han denunciado «la propagación de falsedades, la negación de atrocidades, la tolerancia del discurso de odio bajo el pretexto de la libertad de expresión, la repetición de propaganda por parte de algunos profesores y la falsedad que el antisionismo como algo más que una forma de odio contra la comunidad judía», mientras otros prefieren ocultar sus orígenes por miedo a represalias no en un país musulmán de Oriente Medio, no, sino en el mismísimo campus de la Universidad de Cornell, en el Estado de Nueva York.
Cánticos propios de Hamás, reuniones pro Hamás a plena luz del día, pintadas en las paredes de «Fuck Israel», «Zionisme genocide» o directamente el canto que pide la exterminación de los judíos: «Free Palestine from the river to the sea» han sumido en el horror al pequeño Occidente de Cornell en una «pequeña» manifestación de lo que está por venir. Los vídeos de las matanzas recientes de Hamás circulan por las redes de la universidad acompañadas de mensajes de aprobación y de burla. Los estudiantes afectados y señalados admiten que no pueden estudiar, ni trabajar por el clima generado. Hamás y el terrorismo y la barbarie radicados no ya en Occidente, sino en las cunas del «saber» de Occidente.
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