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Entrevista a Manuel Pimentel

Entrevista a Manuel Pimentel para El Debate

Manuel Pimentel: «Si España sigue unida no es por el conjunto de nuestros políticos»

El editor, escritor, ensayista y exministro de Trabajo Manuel Pimentel logró situar su editorial, Almuzara, entre las editoriales de referencia en materia de historia, arqueología, biografía y novela histórica

Entrar en la sede madrileña de la editorial Almuzara, situada en el corazón del Barrio de las Letras, es como acceder a uno de aquellos templos del saber de la antigüedad: el Ágora de Atenas, la biblioteca de Alejandría… Salvando las distancias, por supuesto.

Pero en ella hay algo de misticismo cultural. A unos metros de distancia está la Casa de Lope de Vega. Cerca también está el edificio que en su día ocupó la casa de Cervantes. De Cervantes también está su tumba, en el convento de las Trinitarias, en el mismo barrio. Y caminando un poco más, la imprenta de donde salió el primer ejemplar del Quijote.

Tras explicarnos brevemente cómo funciona la editorial, cómo se distribuyen sus diferentes sellos, y mostrarnos su local, con unos impresionantes bajos abovedados en ladrillo que nos remiten al Madrid medieval, nos sentamos rodeados de libros maravillosos y comenzamos la entrevista.

–Como editor, ¿cómo ve la industria editorial en España? ¿Se alejan los nubarrones que parecían amenazarla?

–Yo creo que la industria editorial está viviendo un buen momento. Es un mercado que crece de forma estable, va al alza… Es decir, crece muy poquito todos los años, pero crece. Es un mercado que no solamente hay que verlo en su dimensión española, que es lo más importante, sino también en la dimensión de lengua española.

Un momento de la entrevista

Un momento de la entrevistaPaula Argüelles

Con lo cual los países de América cuentan y en estos momentos en algunos países como México, o el mismo Estados Unidos –que es un caso muy interesante–, el mercado del libro en lengua española está creciendo. Por lo tanto, se trata de un momento donde estamos al alza y que es razonablemente bueno para el sector editorial.

–Almuzara ha editado hace poco el libro Historia de El Debate, de Adela de Cáceres Sevilla: ¿Por qué es importante recordar la experiencia de un periódico como fue El Debate?

–Fíjate en el caso de Historia de El Debate yo creo que se mezclan varios factores que lo hacen muy interesante. Primero, el puramente histórico. Es un periódico que nace en 1911, vive los avatares de la República, lo cierran...

Es muy interesante también como empresa. Una empresa con sus avatares desde su creación, con una complejidad…, y tiene una cosa muy bonita, y es que, décadas después de que fuera cerrado, vuelve a abrirse y la empresa actual se siente heredera del espíritu de su fundador, Ángel Herrera Oria, y quiere darle continuidad.

Cubierta de 'Historia de El Debate', de Adela de Cáceres

Cubierta de 'Historia de El Debate', de Adela de CáceresAlmuzara Universidad

Esos tres factores –el puramente histórico, el de empresa periodística y el de continuidad de empresa a lo largo del tiempo–, me parece que hacen un libro muy bonito.

Además, este libro otorga alma al actual El Debate, no cabe duda. Alma histórica, le otorga raíces. Para nosotros ha sido un libro muy grato de editar y del cual nos sentimos muy orgullosos.

–Para el actual periódico El Debate, en versión digital, ¿este libro funcionará como la necesaria ancla que sujeten al diario a sus raíces?

–¡Claro! Tú siente el contraste tan hermoso que hay, la hermosa paradoja. Por un lado, estamos hablando de El Debate, un periódico de vanguardia, estrictamente digital, con modernos medio audiovisual. Es decir, uno habla por todos lados del siglo XXI.

Manuel Pimentel explicó el valor de un libro como 'Historia de El Debate'

Manuel Pimentel explicó el valor de un libro como 'Historia de El Debate'Paula Argüelles

Sin embargo, reivindica esa raíz del primer tercio del del siglo XX. Es real, es su historia real. Por tanto, creo que hay algo de justicia, de reconocimiento de los padres, pero, al mismo tiempo, de ver cómo ha mantenido un espíritu a lo largo del tiempo, el espíritu de sus fundadores, de Herrera Oria y de otros, que se mantiene. Yo creo que es una de esas joyitas que los editores de vez en cuando nos encontramos y que nos encanta poner en nuestro catálogo.

–En la era del reinado de Netflix y TikTok ¿diría que impulsar una editorial es una bendita locura o un necesario proyecto de alto riesgo?

–España es tierra de editores. Hay muy buenos editores en España. Yo creo que detrás de cada editor, en el fondo, hay un punto de enamoramiento loco. Es decir, es editor aquel que ama el libro sobre todas las cosas y se aventura en un negocio arriesgado, venturoso, complejo, pero bellísimo. Por lo tanto, hay ahí ese aspecto de enamoramiento.

Una vez dicho eso, el libro está aguantando sorprendentemente bien. Lo dieron por muerto con la televisión, lo dieron por muerto con el libro digital, lo dieron por muerto con las series. Ahora lo dan por muerto por la inteligencia artificial.

Estamos en un buen momento para el libro y no habrá Netflix que acabe con él

Y sin embargo el libro continúa y continúa, ya digo, estable, al alza. ¿Por qué? ¿Por qué un invento que tiene miles de años –desde las tablillas, desde los papiros–, por qué continúa con esa lozanía que nos asombra? ¿Por qué no termina de recluirse en esa tumba en la que mucha gente lo quiere meter?

Primero, porque nuestro propio cerebro es mejor guionista, mejor productor que el más avezado de los guionistas y productores de las series. Cuando tú lees, es tu cabeza la que está creando esa cara, esos rostros, esos paisajes. Tu cabeza vuela, de alguna forma.

Segundo, porque para entender, comprender, retener, el leer en papel te da mucha más solidez, te hace trabajar menos. Y fíjate, en estos momentos estamos fascinados por el retorno de la gente joven a la lectura.

Los jóvenes leen más que nunca, es decir, literatura juvenil y literatura infantil en su momento. Y es verdad que con la adolescencia hay un momento en que los jóvenes que han leído se retiran, pero por todo lo que han leído ya les queda el gusto y al final vuelven. Dentro de ese escenario de prudencia discreta, estamos en un buen momento para el libro y no habrá Netflix que acabe con él. Convivirán.

–Almuzara hace una apuesta fuerte por el ensayo de historia, la biografía y la novela histórica. ¿Por qué esta apuesta tan decidida?

–Primero, porque nos gusta. Un editor termina mostrando sus preferencias en su catálogo. Nos gusta la historia, nos gusta la arqueología. La historia nunca termina, la historia siempre muestra ángulos, miradas distintas. España, y en general el mundo hispano en su conjunto, tiene una historia riquísima y antiquísima que nos da mucho material. En los miles de años de historia, fíjate si hay historias que contar.

Es decir, hay gente a la que le divierte la historia, que le gusta la historia, que aprende con la historia y la consume

El género de novela histórica es un género muy consagrado, hay grandes autores y, en general, hay gusto por la novela histórica. Algunos creyeron que se trataba de una moda, pero permanece bastante constante y nos gusta.

Pero lo que está creciendo es el género puramente de ensayo de historia y de biografía histórica. Es decir, hay gente a la que le divierte la historia, que le gusta la historia, que aprende con la historia y la consume.

Nosotros, en el catálogo, tenemos libros desde la arqueología más remota, que nos gusta mucho, hasta la historia casi más reciente. Los últimos libros de historia ya casi son de la Transición que ya empieza a ser observada con la mirada de ensayo histórico.

–Mirando en concreto a la historia de España, ha surgido hoy un interés particular por nuestro pasado, por las gestas de la Hispanidad, la Reconquista, el esplendor de la España musulmana y el califato de Córdoba, la conquista de América…, en definitiva, reivindicar nuestro pasado como respuesta a la leyenda negra. ¿Cómo desmontar esa leyenda negra antiespañola?

–Yo creo que con la normalidad y naturalidad de acercarnos a nuestra propia historia, queriendo saber qué ocurrió de verdad. Igual de mala es una visión tremendamente negativa, que aquella que solamente vea nuestra historia desde un punto de vista laudatorio.

La historia de España es una historia compleja porque nuestra alma es compleja, nuestros orígenes son complejos

La historia de España es una historia compleja porque nuestra alma es compleja, nuestros orígenes son complejos, pero también bellísima y en última instancia nos tenemos que sentir profundamente orgullosa de ella.

¿Que estamos detectando como editores? Lo primero, ese interés por la historia de España. Segundo, la sorpresa, porque realmente mucha gente no conoce nuestra riqueza histórica y nuestra complejidad.

Has hablado del califato, de la Reconquista, de los diversos reinos cristianos que con su unión configuraron la actual España... Pero antes tienes toda la parte prerromana, que es interesantísima también, elementos mediterráneos, africanos…

Manuel Pimentel destacó el buen momento que vive el libro

Manuel Pimentel destacó el buen momento que vive el libroPaula Argüelles

En fin, es una mezcla que no cabe duda de que nos ha dado complejidad y, al mismo tiempo, aroma, creatividad, distinción. Y todo eso confluyó en España, de lo cual nos debemos sentir bastante orgullosos.

Pero lo más llamativo, y empieza a ser muy importante y va a ser muy importante, es el concepto de lo hispano, la hispanidad. En estos días, Trump, por ejemplo, acaba de retirar de la página web de la Casa Blanca la versión en español. Algún director de cine famoso ha dicho que el español es una lengua de países pobres…

De alguna forma, se sigue atacando cuando yo, en verdad, lo que estoy viendo es que el español para un editor y para cualquier persona, tiene una uniformidad, tiene una homogeneidad, una riqueza tremenda para 500 millones de hispanohablantes.

Estamos empezando a sacar ensayos de si hay una mirada hispana de las cosas, si realmente los hispanos, nuestra mentalidad o nuestra tradición cultural o nuestro mundo intelectual, necesariamente es, como nos dicen, inferior a la anglosajona…

Nuestra historia, nuestro legado hispano no es una rémora, sino un trampolín

En fin, vamos a tener que revisar profundamente esas cuestiones y, efectivamente, no somos más buenos que nadie, pero tampoco peores. De hecho, tenemos mucho que aportar en esta sociedad y en este mundo.

El concepto de lo hispano está claramente subiendo, porque creo que sí tenemos valores que aportar, y sobre todo frente a un mundo anglosajón que es mucho más de razón, de interés.

Podemos aportar ese concepto de humanidad, lo que nosotros aplicamos a nuestras leyes de Indias, esa mirada más social, si se quiere, de la realidad, ese equilibrio entre capitalismo, humanismo.

Sin entrar en alabanza fatua, porque errores hay en cualquier lugar, episodios negros y de luz, podemos sentirnos orgullosos de nuestra historia. Es bueno que la conozcamos y, desde luego, que veamos las enormes posibilidades que atesora. Nuestra historia, nuestro legado hispano no es una rémora, sino un trampolín.

–Y del pasado al futuro. Desde hace años vivimos en España en una constante preocupación por la política, la disputa ideológica, la polarización…, hemos sufrido el trauma del referéndum independentista catalán, la España de hoy parece ser objeto de mercadeo con los socios independentistas del gobierno. ¿Cómo ve el futuro de España como proyecto político?

–Yo creo que España tiene futuro. Siempre hemos sido un país de altísimos debates internos por nuestra propia complejidad. Si España sigue unida no es por el conjunto de políticos que hemos tenido, es porque existe algo atávico, telúrico, internamente, que nos fuerza, que comprime eternamente dinámicas centrípetas y centrífugas y al final, la voluntad de seguir unidos, porque tenemos todo mucho que ganar, va a continuar.

Una vez dicho eso son momentos especialmente complejos. Cuando los partidos tienen pocas cosas nuevas que ofrecer, cuando tienen pocos elementos para diferenciarse del otro, lo que hacen es satanizar al contrario por todos lados, cebar con discursos muy simples, muy maniqueos, buscando una diferenciación, un voto, que no encuentran en las propuestas propias.

–Viendo los galardonados en los premios nacionales (Premio Nacional de Poesía Chus Pato; Premio Nacional de las Letras Manuel Rivas; Premio Nacional de Teatro el Teatro del Barrio), ¿hay un dominio cultural de la izquierda que monopoliza los premios?

–Te digo la verdad, no sabría decirte si existe o no, pero, si existiera, sería una auténtica pena. Una sociedad se enriquece con miradas de distinto signo. Por supuesto, hay mucha gente de cultura del mundo de la izquierda que merecen los premios de cultura. Hay mucha gente del espacio político de la derecha que también los merecen.

Mucho más importante que fijarse en lo que cada cual piensa, lo importante es su obra, su creatividad, la calidad de sus contenidos, de sus propuestas. Si se está produciendo un sesgo y una mirada ideológica, pues sería un empobrecimiento colectivo.

–¿A quién le gustaría traer a Almuzara? ¿A quién le gustaría publicar?

–A Mario Vargas Llosa.

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