Fundado en 1910
Pablo Picasso retratado en 1971

Pablo Picasso retratado en 1971GTRES

Picasso, sospechoso: ¿robó el maestro del cubismo 'La Gioconda' del Louvre?

En el año 1911, 'La Gioconda' de Leonardo da Vinci desapareció del Louvre sin dejar rastro, y se señaló a Pablo Picasso como sospechoso

Una de las desapariciones más famosos que se han dado en el Museo Louvre ocurrió el 22 de agosto de 1911. Las puertas del museo se abrieron como cualquier otro día, pero en su interior faltaba una de las piezas más importantes, La Gioconda, también conocida como la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci.

La desaparición del cuadro ocupó las portadas de los grandes periódicos internacionales, La Gioconda había desaparecido sin dejar ningún rastro. Desde el museo decidieron cerrar sus puertas durante una semana para facilitar las investigaciones policiales y que se pudiera averiguar el paradero de la obra.

Con la búsqueda iniciada, rápidamente de encontrar dos sospechosos por el robo, Pablo Picasso y su amigo Guillaume Apollinaire, como señala la revista Esquire.

La Mona Lisa de Leonardo da Vinci, en el Louvre

La Mona Lisa de Leonardo da Vinci, en el LouvreGTRES

La historia que unía al pintor malagueño con la desaparición del cuadro de Leonardo da Vinci inicia con lo fascinado que estaba Picasso con el arte antiguo y primitivo.

Ese atractivo que encontraba en el arte antiguo le llevó a comprar unas estatuillas ibéricas, propias del arte ibérico que se desarrollaba en la península desde la Edad del Bronce hasta el dominio de la civilización romana, al belga Honoré Joseph Géry, quien había sido el secretario de Apollinaire.

Resulta que esas estatuillas eran robadas, por lo tanto, Picasso tenía en su posesión obras robadas. El historiador del arte Noah Charney, licenciado en Historia de Arte por The Cortauld Institute y Cambridge University, cuenta que el belga Honoré decidió escribir a un periódico francés para chulearse de la hazaña que había hecho y, además, quería que se mostrase públicamente su intención de robar la Mona Lisa, lo que finalmente no pudo llevar a cabo porque otro ladrón se le adelantó.

Según contó Fernande Olivier, la pareja sentimental de Picasso por aquel entonces, el miedo que tenía el artista malagueño de ser deportado, le hizo pensar si debía deshacerse de las estatuillas ibéricas tirándolas al río Sena para que no les pudiesen relacionar con la desaparición de La Gioconda.

Finalmente, Picasso y Honoré se pusieron de acuerdo para vender las estatuillas y no tirarlas, una mala decisión porque en el intento de traspasarlas la policía pilló al belga, recuerda Esquire.

Tras días de interrogatorios, ambos fueron liberados y pudieron continuar con sus carreras artísticas.

La verdadera identidad del ladrón no se supo hasta 1923, hasta que el obrero italiano Vicenzo Peruggia, cansado de tener el cuadro en un armario sin poder hacer nada, se fue a Florencia para vender la obra a la Galleria Uffizi, cuyos responsables no dudaron en ponerse en contacto con la policía.

De esta forma La Gioconda ocupó de nuevo el lugar que le corresponde en el Museo del Louvre hasta hoy.

comentarios
tracking