
El Papa
El Papa Francisco y la literatura
La Carta nos muestra cómo «muchos científicos sostienen que el hábito de lectura produce efectos muy positivos en la vida de la persona», hecho que fue comentado en el diálogo
El pasado 4 de agosto de 2024 se hizo pública la Carta del Santo Padre Francisco sobre el papel de la literatura en la formación. Con ella el papa quiso señalar la importancia que «tiene la lectura de novelas y poemas en el camino de maduración personal». La misiva fue el objeto de un homenaje a Francisco organizado por la Delegación para la cultura de la Diócesis de Getafe el pasado 9 de junio en la Biblioteca Central de Móstoles. En él participaron Pilar Adón, escritora, traductora, editora y Premio Nacional de Narrativa en 2023, y Ginés García Beltrán, obispo de Getafe. El diálogo literario fue moderado por Pablo Velasco, decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad CEU San Pablo.
Para Adón, el hecho de que Francisco escribiera que «para un creyente que quiera sinceramente entrar en diálogo con la cultura contemporánea de su tiempo, o simplemente con la vida de personas concretas, la literatura se hace indispensable», le pareció un acto de admiración y a la vez de contradicción. El papa ensalzaba la literatura como vehículo necesario para el encuentro con toda la humanidad y justo este recuerdo es en cierto modo un escándalo, pues la Iglesia −maestra en interpretar los libros sagrados por antonomasia− necesitaba en este momento histórico que se le recordara que sin la literatura no puede entender la realidad. En la misma línea se situó García Beltrán, quien manifestó que únicamente podrá ser interpelado por un texto –sea del tipo que sea− aquel que se acerque al mismo sin un juicio preconcebido, ya que «si lees un libro y te da igual quiere decir que no lo has leído bien o no lo has entendido» –afirmó−.
La novelista subrayó especialmente el hecho de que Francisco relacionara la literatura con «la carne de Jesucristo». Con el papa compartía la experiencia de que el escritor debe mover la carne de todo hombre hecha de «pasiones, emociones, sentimientos, relatos concretos (…), perdón, indignación, valor, arrojo», que se sintetiza «en una palabra, de amor». Y es que, desde la encarnación de la Palabra, el Misterio solamente se hace posible a partir de nuestra propia existencia. Por ello, el escritor ayuda con su trabajo literario a propiciar precisamente este encuentro entre la carne divinizada y la humana. Esta es una de las razones por la que todo autor debe tener en cuenta que se confronta en cada libro con su lector.
Asimismo, coincidía nuevamente con Francisco en que en la literatura actual «existe una vuelta a lo sagrado», puesto que en cierto sentido el escritor crea para saciar su sed de trascendencia. Para la editora, la literatura es un arte en sí que como tal «nos libera, nos hace pensar, nos lleva a otra parte…». Es por ello que el obispo añadió que la expresión verbal forma parte de la «vía de la belleza» que nos conduce directamente a Dios.
La Carta nos muestra cómo «muchos científicos sostienen que el hábito de lectura produce efectos muy positivos en la vida de la persona», hecho que fue comentado en el diálogo. García Beltrán sostuvo que, si leyéramos más, habría menos hostilidad en nuestra sociedad: el que lee cultiva la escucha y apertura al otro. Adón insistió en que los lectores asiduos aprenden a frenar la beligerancia, pues son capaces de confrontar su pensamiento con el del escritor a pesar de las diferencias que puedan existir.
Con el papa ambos concluyeron que la literatura educa el corazón y la mente en el reconocimiento de un «fecundo pluralismo de los lenguajes humanos» y lo encamina a abrirse espiritualmente a «escuchar la Voz a través de tantas voces».