El académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Juan Carlos Domínguez Nafría
Entrevista a Juan Carlos Domínguez Nafría, académico de Jurisprudencia y Legislación
«El político, si ve que no consigue sus objetivos, lo que debe hacer es retirarse»
Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España y Catedrático de la Universidad CEU San Pablo, Juan Carlos Domínguez Nafría tomó la palabra en el reciente curso de la UIMP 'La memoria académica de Antonio Maura'
Seguramente haya pocas personas más legitimadas que Juan Carlos Domínguez Nafría para realizar un juicio sobre la aportación y legado de Antonio Maura en el ámbito de la jurisprudencia y de la legislación.
Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España y Catedrático de la Universidad CEU San Pablo, Juan Carlos Domínguez Nafría participó como ponente en el reciente curso ‘La memoria académica de Antonio Maura’, celebrado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en el Palacio de la Magdalena de Santander.
–Antonio Maura, como director de la Real Academia Española, y de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, y miembro de otras dos Reales Academias…
–De las que no llegó a tomar posesión. La cuestión es por qué…
–Justamente. En cualquier caso, ¿el Maura político sería incomprensible sin tener en cuenta al Maura académico?
–En mi intervención, lo que intenté decir, es que Maura tiene tres dimensiones como método de trabajo, porque, evidentemente, siempre es el mismo Maura.
Es el Maura personal, el Maura familiar, y solo por su propio origen, su presencia en Madrid, cómo va desarrollando determinadas relaciones sociales, que se convierten en familiares, al casarse con la hija de Germán Gamazo.
Eso es muy importante. También su condición de hombre creyente, de hombre católico, de hombre practicante, sin que de ningún modo se le pueda identificar con los sectores más conservadores o integristas, que los había en política en otra época.
Otra de sus dimensiones era el Maura jurista. Maura era abogado, pero el Maura jurista era una dimensión diferente al resto de los letrados de Madrid, y eso se acredita, entre otras cosas, por el éxito de su despacho profesional.
En tercer lugar, tenemos el Maura académico, que es el Maura intelectual, que es miembro, y hasta director, de la Real Academia Española, presidente de la Academia de Jurisprudencia en cinco ocasiones, cosa que solo va a conseguir Canalejas, Cánovas… Pero Maura forma parte del grupo más destacado de intelectuales y juristas más destacado de la historia de la historia de la Restauración española.
–Maura fue, eminentemente, un hombre de leyes. ¿Cómo influyó su experiencia como abogado en su labor pública, en su ejercicio de la política y en su función como presidente del Consejo de Ministros de Alfonso XIII?
–Todos los autores que hablan de Maura, y todos ellos autores coetáneos, es decir, autores que lo conocieron y trataron, compañeros suyos en estas instituciones, destacan lo mismo: que no se puede distinguir al Maura jurista, más que abogado, del Maura político.
En la búsqueda de la inspiración de una serie de principios que debe reunir la ley, como la búsqueda de la justicia, no solamente el establecimiento de un orden determinado, sino la búsqueda de la justicia, y en cuanto a la moral, una moral cristiana, una moral católica que pretende aplicar a todas las dimensiones de su vida, y también, naturalmente, a las leyes.
Ahí quiero destacar su obra social, su obra legislativa social, desde la regulación del derecho de huelga hasta el establecimiento del descanso obligatorio semanal, es decir, la festividad del domingo, e infinidad de cuestiones que tienen que ver con ese catolicismo social muy fuerte con el que después va a entroncar el cardenal Herrera que sí conoció a Maura y lo consultó en alguna ocasión.
–La España de hoy parece que sufre una erosión de la administración, una degradación de la política. ¿Qué puede aprender la clase política de hoy de la experiencia reformista de Maura y de su modo de ejercer el servicio público?
–La búsqueda de la justicia por encima de las ideas y, más que de las ideas, de los intereses. El político debe ser alguien desinteresado en el sentido de que debe estar en lo público y en la política para servir. Si ve que no consigue sus objetivos, lo que debe hacer es retirarse. Y, en gran medida, esa es la visión de Maura de la política y de su propia existencia: yo busco esto. Si no cuentan conmigo, no voy a forzar por interés personal el mantenerme en el poder.
Aunque él, en realidad, lo que buscaba era una transformación de la sociedad española. Convertir la sociedad española en una sociedad responsable, y para eso necesitaba también una España culta. Por eso digo que su fracaso no fue tal, porque todos fracasamos ante la utopía, y en este caso parece que esa dimensión del fracaso de Maura de la que todos hablan, el mismo Ortega, es el fracaso de una utopía.
Pero dentro de eso enmarca el objetivo, enmarca la finalidad, y es difícil estar en desacuerdo con los proyectos de Maura.
–En su intervención mencionó la amenaza que sufrió por parte del líder del PSOE Pablo Iglesias Posse, y lo contextualizaba en un clima imperante de violencia política. Poco después sufrió un intento de asesinato…
–Poco después…, el atentado fue una semana después, aproximadamente. Menos de una semana después. ¿Hay una relación causa-efecto? No necesariamente. Pero lo que no se puede ocultar es que Maura estaba en política a sabiendas de que le podían matar mañana. Y que, como también se señaló aquí, Canalejas estaba mirando una librería cuando le apareció un individuo y le descerrajó dos tiros. A Dato le pasó tres cuartos de lo mismo, y a Cánovas.
Ahí está lo que dijo Francisco Bergamín en la Academia de Jurisprudencia: «Nunca imaginamos que Maura no moriría asesinado». Pero no quiero decir con eso que Pablo Iglesias fuera líder de un movimiento terrorista, pero que la política y la violencia estaban absolutamente mezcladas. En el caso de la Semana Trágica de Barcelona fue paradigmático. Ahí hubo muertos de todas partes. Había matones en un sitio y otro.