Charlie Kirk en una imagen de archivo
Las victorias de Charlie Kirk frente a la izquierda en la batalla cultural lo pusieron en el foco del odio
El comunicador asesinato a tiros en Estados Unidos supo doblegar a la izquierda radical en el ámbito de las ideas, el pensamiento y la cultura en los feudos izquierdistas universitarios
A Charlie Kirk se le ha tildado de trumpista y MAGA (acrónimo por el que se conoce a los partidarios republicanos en Estados Unidos por las siglas del lema Make America Great Again), y realmente lo era.
Kirk (de 31 años, casado y padre de dos niños pequeños) era un influencer y comunicador que hizo campaña sin esconderse por los republicanos, por Trump y por los valores conservadores y tradicionalistas en Estados Unidos. ¿Es eso delito? Evidentemente, no.
Y, sin embargo, por defender sus opiniones con vehemencia, con argumentos y con una personalidad que le llevaba a dar la cara por sus ideas con firmeza, la izquierda woke lo ha tildado de fascista, ultraderechista, homófobo, racista y tantas otras cosas.
Charlie Kirk murió asesinado de un disparo mientras daba un discurso ante una multitud de seguidores en Universidad del Valle de Utah.
En medio de un mundo polarizado, fenómeno que se ha incrementado en los últimos años y que ha arraigado con fuerza en Estados Unidos, Kirk fue objeto de odio enconado de radicales de izquierda, de los simpatizantes del Partido Demócrata más inclinados a la izquierda, de los fanáticos woke y de los partidarios de las tesis globalistas.
Odiaban a Kirk –y ese odio se hizo evidente tras su muerte con los numerosos vídeos de jóvenes de izquierdas bailando y celebrando su asesinato en redes sociales– por su éxito, por su capacidad para hacer llegar su mensaje a través de su plataforma Turning Point USA y su podcast The Charlie Kirk Show, con millones de seguidores.
Desde sus plataformas, Kirk difundió un mensaje contra el globalismo liberticida, contra la agenda 2030, contra la injerencia extranjera en Estados Unidos, con un mensaje a favor de la patria, de la familia, de los valores cristianos y contra el socialismo.
Ese fue su delito: dar la batalla cultural con ideas y argumentos y, además, tener éxito y ganar a la izquierda en un feudo que el progresismo globalista creía suyo.
Lo más sangrante, lo que generó más odio de la izquierda contra Charlie Kirk, fue que sus ideas arraigaron con fuerza en el ámbito universitario.
Tanto en sus plataformas como en sus encuentros en las universidades hablaba abiertamente de su fe cristiana, de Cristo y de la defensa de la vida. Y su mensaje arraigaba en los campus con fuerza entre los estudiantes de la generación Z: es decir, en un feudo izquierdista entre la franja de población donde la izquierda albergaba sus esperanzas de volver a ser hegemónica en el futuro. Algo intolerable.
¿Están las ideas y el activismo de Charlie Kirk detrás de su asesinato? Eso es algo que deberá concluir la policía, pero lo cierto es que a Charlie Kirk lo pusieron en la diana del odio por sus ideas y, sobre todo, por su éxito al transmitirlas y al convencer. Algo que para los autoritarios y liberticidas es intolerable.