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Discusión intergeneracional

Discusión intergeneracionalImagen creada con IA

Ortega y Gasset y la clave para comprender los conflictos actuales

El filósofo madrileño propuso una interesante teoría para analizar la historia y los cambios sociales

a lo largo de los siglos hay acontecimientos que, con el paso de los años, son reconocidos como hechos que marcaron cambios notables en la historia. En el mundo académico estos sucesos sirven para delimitar las grandes épocas en las que se divide artificialmente la línea del tiempo de la humanidad. Sin embargo, es evidente que las transformaciones no suceden de un día para otro, por lo que es complicado comprender causas y consecuencias si no se cierra un poco más el foco.

La vida de los hombres transcurre en unas circunstancias concretas que son compartidas por otros. Bajo esa premisa, José Ortega y Gasset planteó su teoría para analizar la compleja estructura de la historia. El filósofo madrileño propuso el concepto de «generaciones» como base para el análisis de los tiempos pretéritos y una herramienta precisa para entender la realidad concreta en la que vivimos.

Explica Ortega que cada hombre convive con un nutrido grupo de «contemporáneos», pero solo con unos pocos «coetáneos». Con los primeros se comparte un tiempo histórico, pero con los segundos también hay en común toda una serie de creencias, convicciones, usos y costumbres de los que han bebido en los primeros años de vida puesto que comparten edad y, por lo tanto, lo que el pensador denomina una «sensibilidad vital».

Una rápida mirada a nuestra propia situación nos hace comprender mejor esta idea. No cabe duda de que, al dejar a nuestros hijos en el colegio, nuestra manera de entender el mundo se parece más a la de los otros padres que a la de los adolescentes que nos pasan a los lados con sus patines eléctricos o mirando el móvil, o a la de los esforzados abuelos que con gusto ejercen de canguros.

De un modo concreto, Ortega y Gasset establece en 15 años el tiempo que dura una generación. Un periodo «durante el cual una cierta forma de vida fue vigente». El límite no es solo temporal sino que puede determinarse por fechas centrales que marcan el epicentro de la generación y que se desplazan siete años antes y siete después.

Crisis intergeneracional

En nuestros días se habla mucho de esa crisis intergeneracional que está provocando problemas como el del difícil acceso a la vivienda por parte de los jóvenes, el aumento del gasto en pensiones o la caída en picado de la natalidad. El pensador español ya daba respuestas a estas circunstancias cuando identificaba la convivencia de tres generaciones en cada periodo histórico.

Encontramos una generación «caduca», en el entorno de los 60 años, que ve el «hoy» con esquemas de un tiempo que se marcha; otra en «apogeo», sobre los 45 años, que controla las instituciones y el ritmo cultural; y una tercera «emergente», con aquellos jóvenes que por un lado «reciben lo vivido por la antecedente, pero deja fluir su propia espontaneidad», como remarcaba el propio filósofo en su obra El tema de nuestro tiempo.

Todas las generaciones han pasado por esa doble tarea de acoger y pretender cambiar. Por su interés renovador distingue Ortega dos tipos de grupos: «generaciones decisivas» en las que las transformaciones son más intensas y que articulan las grandes épocas de la historia, y otras «cumulativas» que optan más por conservar buena parte de la herencia recibida.

Volviendo al texto orteguiano, reconoce épocas en las que «no se trata de conservar y acumular, sino de arrumbar y sustituir, los viejos quedan barridos por los mozos. Son tiempos de jóvenes, edades de iniciación y beligerancia constructiva». Con esta frase como brújula es posible entender mejor el mundo de hoy y los choques que en él se producen.

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