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Carles Puigdemont y José Luis Rodríguez Zapatero se reúnen en Suiza para negociar el apoyo de Junts a los presupuesto

Carles Puigdemont y José Luis Rodríguez Zapatero se reunieron en Suiza hace algunos díasAngel Ruiz

Filosofía para todos

El antídoto contra los pactos injustos a espaldas de los ciudadanos

El filósofo Immanuel Kant abordó los problemas que pueden acarrear los acuerdos secretos

La actualidad internacional gira desde hace meses en torno al conflicto en Gaza. En los últimos días, Donald Trump ha conseguido que el foco se sitúe en su plan de paz presentado ante el mundo como un documento de veinte puntos. Aunque muchas medidas son concretas y con poco margen para la interpretación, hay otros aspectos, como la viabilidad del Estado palestino, que han despertado ciertas dudas por su escasa claridad.

En España, la presente legislatura está marcada por la continua necesidad del presidente Sánchez de alcanzar acuerdos con múltiples partidos para mantenerse en el poder. Al igual que ocurre en el caso anterior, no todas las negociaciones están igual de claras y poco se sabe, por ejemplo, de las conversaciones mantenidas entre Salvador Illa, José Luis Rodríguez Zapatero y el prófugo y dirigente de Junts, Carles Puigdemont.

Se puede llegar a la conclusión de que aquellas cuestiones opacas para la ciudadanía, cuando no ocultas, generan un cierto recelo. A este asunto le dedicó Immanuel Kant algunas de sus reflexiones en el ensayo Sobre la paz perpetua. Como su nombre indica, este breve texto, del que ya hemos hablado en otra ocasión, busca la manera de alcanzar un estado ideal en el que la razón se imponga a los conflictos.

En la obra, el filósofo trata diversos temas relacionados con la política, la justicia y el derecho. Es en el último apéndice donde ofrece una solución, a modo de piedra de toque, a los problemas derivados del secretismo. Frente a este postulado, el de Königsberg apuesta por la publicidad. Es decir, para el autor de la Crítica de la razón pura, toda norma que afecte a las «diversas relaciones de los seres humanos en el Estado o también de los Estados entre sí» debe poder ser publicable.

Kant llegará a proponer una fórmula concreta que asevera que «todas las acciones referidas al derecho de otros seres humanos que no sean compatibles con la publicidad son injustas». Estamos ante una dura vara de medir que se justifica de la siguiente manera: «Una máxima que haya de permanecer secreta para tener éxito y no provocar la oposición de todos, es una máxima cuya iniquidad se reconoce a priori»

Eso sí, a la relación que plantea el filósofo entre secretismo e injusticia no se sigue la de publicidad y justicia. Como desarrolla Roberto R. Aramayo en su introducción a Sobre la paz perpetua: «No cabe concluir a la inversa que toda máxima susceptible de publicidad es justa sin más, con tal de superar esa prueba, por la sencilla razón de que quien detenta un poder absoluto a veces no necesita mantener en secreto sus máximas».

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