Miguel Ríos durante una reciente manifestación pro Palestina
La cacareada retirada de Miguel Ríos se transforma en un nuevo disco y en una declaración de amor al PSOE
Lejos de retirarse, Miguel Ríos presenta su nuevo álbum y se embarca en una nueva gira
Cuando se habla de «izquierda caviar», «élite socialista» o «artista de la Zeja» a uno le vienen muchos nombres a la cabeza: Pedro Almodóvar, el primero. Ana Belén, el segundo. Y, en tercera posición, peleándose a codazos por el puesto con Víctor Manuel, sin lugar a dudas se situaría Miguel Ríos.
Miguel Ríos es como esos mosquitos atrapados en ámbar que, tras pasarse millones de años atrapados entre rocas desde el Cretácico, reaparecen milagrosamente con el aspecto de haber pasado por ahí antes de ayer.
Eso le ocurre a Miguel Ríos, un personaje de otra época, desfasado, con un cierto tufillo a naftalina y que deja un reguero de caspa izquierdista allá por donde pasa, pero que, cuando reaparece, es como si nunca se hubiera ido.
¿Pero cuántas veces anunció Miguel Ríos que se retiraba? Muchas, no hay duda. Tantas que ya nadie se lo cree. Ni siquiera él. O al menos esa es la impresión que se saca tras leer su reciente entrevista en El País.
Tras la lectura apasionada de dicha entrevista, uno solo puede llegar a la conclusión de que Miguel Ríos quiere morir con las botas puestas (nadie se lo puede reprochar), y que la cantinela de la retirada es una simple declaración de intenciones, o una estrategia para dar más dramatismo a su reaparición periódica como mosquito atrapado en ámbar.
Miguel Ríos habló de su trayectoria musical, de su nuevo disco y de sus preferencias políticas. Dice el cantautor que va a seguir votando al PSOE «siempre» y, añade: «Creo que lo está haciendo bien». Y es que el sectarismo ideológico es una grave enfermedad que provoca ceguera, en unos casos, y, en otros, ata las voluntades.
Del nuevo disco, se podría decir que es un verdadero milagro. El álbum, El último vals (¿mera casualidad el hecho de que se llame igual que la canción de Sabina?) es la constatación de que la retirada de Miguel Ríos es una pantomima. Al no ser que, cuando hablaba de retirarse, quisiera decir grabar, presentar y lanzar un nuevo álbum y embarcarse en una nueva gira. En ese caso, ha cumplido fielmente con su palabra.
Hace unas semanas actuó en Toledo y en Barcelona (pañuelo palestino a los hombros, por supuesto) para presentarlo, donde volvió a sus clásicos. También alguien debería decirle que su versión del Himno de la alegría suena hoy más a soniquete del NODO que a rock de vanguardia.
Miguel Ríos se «retiró en 2010 con la gira Bye, bye Ríos. En 2017 regresó con un concierto en la Alhambra. En 2021 sacó su «último» disco: Un largo tiempo, y anunció una nueva gira de despedida.
Obviamente, regresaría. Lo hizo en 2022 con un concierto solidario por los afectados por la erupción del volcán de La Palma. Se supone que El último vals será de verdad su álbum de despedida. ¿Alguien se lo cree?