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Los ministros de Sumar Yolanda Díaz y Ernest Urtasun

Los ministros de Sumar Yolanda Díaz y Ernest UrtasunJose Ignacio Viseras

La «cultura» de Urtasun y Sumar: 80 millones en perspectiva de género, memoria democrática o diversidad

El Plan de Derechos Culturales del ministro, núcleo ideológico de su cartera, es un compendio de revisionismo que es justo lo contrario de la cultura que la RAE define como «Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico»

Se puede ser el mejor ministro de Cultura de la democracia y se puede ser Urtasun, casi el apellido, un sinónimo de sectarismo o intolerancia: «Urtasurismo» o «urtalerancia». Podría ser Hurtasun (con «h») y entonces podría venir de «hurtar», de hurtarle a los españoles su derecho a disponer de la cultura sin totalitarismos disfrazados de pluralismos.

Esto es exactamente lo que intentan colar (es la palabra exacta) Urtasun sin «h», Sumar, Yolanda Díaz y por extensión el desgraciado Gobierno del que forman parte, a cuya cabeza se encuentra Pedro Sánchez, el autor de este Frankenstein que esta causando estragos de difícil reparación a los españoles.

Como no hay ningún control en el Gobierno por su antinatural forma, cada parte, cada pedazo, cada cacho del monstruo impone y lleva sus querencias a cabo, sin importarle a la mano lo que piensa la cabeza.

A esto, en vez de deformidad o anomalía, lo llaman diversidad, que precisamente es una de las muchas características, ninguna cultural, que definen el ministerio de Cultura que mejor podría llamarse el ministerio de Sumar, de su ideología confusa y por ello tantas veces aberrante, que nada tiene que ver con la cultura, ni ganas que tenían, ni tienen de que con ella tenga algo que ver.

La demostración de esto es precisamente el Plan de Derechos Culturales, que tenía ínfulas de Ley, pero no pudo serlo por la artificialidad del Ejecutivo de aterradora fantasía hecha realidad. Un Plan de adoctrinamiento en toda regla con el fin de cambiar los principios de la sociedad desde la «cultura», el principal enemigo para estos fines perversos.

Un Plan al que el Gobierno ha destinado 80 millones de euros. 80 millones para aplicar políticas de «género» públicas, subvenciones a sindicatos (los que Urtasun elija, cualquiera se puede hacer una idea de la querencia), subvenciones a «colectivos vulnerables» (los que Urtasun tenga en su sectario caletre como tales), el apoyo a la Memoria (falsamente) Democrática, el feminismo del estilo del «acceso a la cultura de mujeres en la cárcel» o «Igualdad», entre otras.

Urtasun llegó a presentar, sin ninguna muestra de sonrojo, este Plan como un plan contra «los movimientos que cuestionan los principios fundamentales de la ilustración y la democracia» sin, por supuesto, llegar a citar cuáles son esos movimientos, para abreviar los que habitualmente se meten en el enorme saco indefinido de la «extrema derecha», el comodín culpable y responsable de una supuesta desigualdad en pleno XXI.

La falla que han venido a saltar con 80 millones de los españoles, sin que los españoles se lo hayan pedido, desde el ministerio de Cultura, más bien el ministerio de ideología y revisionismo que es justo lo contrario de la cultura que la RAE define como «Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico». El mismo juicio crítico que pretenden eliminar con tan carísimo, en todos los sentidos, Plan.

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